El gran auge que tiene la llegada de la Jornada Mundial de la Juventud JMJ en Panamá en 2019 hace que salga a flor de piel una gran cantidad de historias llenas de fe y amor por el prójimo.
Uno de estos relatos es el de dos jóvenes sacerdotes, hermanos y gemelos, que decidieron entregarle su vida a Dios, con el objetivo de evangelizar y brindarle amor a la comunidad.
Los protagonistas de esta narración son los sacerdotes Jhassir y Jamed Pacheco, quienes han compartido los momentos más importantes de su vida, incluso su gran pasión por el fútbol.
«Hay varios elementos, porque el deporte y las artes se compaginaron muy bien con la fe. Cuando uno conoce a Jesucristo, tiene la oportunidad de tener un Dios que no solamente estuvo en la sinagoga con los enfermos o predicando el evangelio, sino que compartió la vida», dijo el padre Jhassir, quien explicó que todo esto lo aprendía en su caminar en la parroquia Santa Rita de Casia.
«Ahí potenciábamos todas esas cosas, la vida de sacramentos, la música y el deporte. Estuve en ligas, en la parroquia y en el seminario teníamos ligas de softbol, fútbol, básquet, y ping pong. Esto me gusta porque es una razón para fraternizar y compartir», agregó.
En este mismo sentido, el padre Jamed recordó los títulos y las ligas en las que participaron desde muy corta edad.
«Tuve la gracia de iniciar a jugar en la Liga Rotario, ahí nos entrenaron para ser defensas. Vivía en el edificio Chucunaque, ahí comenzamos. Al tiempo, nos mudamos a Bello Horizonte, Don Bosco. Allí había una Liga Rotario, nos llevó un chico que estaba en la Iglesia. El fútbol siempre estuvo ahí, en el seminario armamos un equipo, Real Shalom, y fuimos campeones», manifestó el padre Jamed, quien aseguró no tener un equipo favorito, pero es un seguidor de la Roja.
«Amo el fútbol, pero no tengo equipo. Me encanta la selección, hasta lo último. Hay que apoyar, hemos tenido un gran crecimiento», añadió.
Un ejemplo de ese fanatismo es el padre Jhassir, quien no se perdió ningún minuto del partido de Panamá frente a Trinidad y Tobago, el pasado día 5, en la eliminatoria para el Mundial de Rusia 2018.
«Fue una buena experiencia, tenía mucha expectativa, fue muy emocionante. Estaba en la casa cural con los padres viendo cada gol. Este fue un gran ejemplo de que no se necesita dinero para tener bonitos momentos, porque muchas familias compartieron este juego por más dura que sea la vida», dijo Jhassir, quien resaltó que los sacerdotes son personas normales.
«Me gusta ir al cine, comer un helado, compartir con mis padres, hermanos y amigos», finalizó.
la experiencia de tener la JMJ es la misericordia de Dios, porque para que Panamá tuviera esa oportunidad era más un sueño que una realidad. Panamá es un país pequeño, sin embargo, el Papa como buen padre mira al más chico. Esta es una oportunidad para los más pobres en tener la oportunidad de venir a Panamá, esto será inolvidable para todos nosotros.
Los padres Jamed y Jhassir nacieron el 22 de junio de 1988. Tienen 29 años.
A ambos sacerdotes les gusta cantar, ir a Karaokes y tocar guitarra con sus primos, hermanos y amigos.
Estos hermanos de sangre y fe fueron ordenados el 27 de diciembre de 2014.