Lectio Divina Dominical XXV del Tiempo Ordinario Ciclo A

«Los que son últimos serán primeros, y los primeros, últimos»

Hno. Ricardo Grzona, frp

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PRIMERA LECTURA: Isaías 55, 6-9
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 145, 2-3.8-9.17-18
SEGUNDA LECTURA: Filipenses 1, 20c-24.27a

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

-Amén-

TEXTO BÍBLICO: Mateo 20, 1-16a

1 “De la misma manera, el Reino de los Cielos es como el dueño de una plantación que se fue temprano en la mañana para contratar trabajadores para su viñedo. 2 Habiéndose puesto de acuerdo con ellos en el salario habitual de una moneda de plata por día, les ordenó ir a trabajar a su plantación. 3 A las nueve en punto de la mañana, volvió a salir y vio en la plaza a unos que estaban desocupados. 4 Les dijo a aquellos: ‘Vayan también ustedes a trabajar en mi campo de uvas, y les pagaré lo que sea justo’. 5 Ellos fueron. Al mediodía y a las tres de la tarde, el dueño de la plantación salió e hizo lo mismo con otros trabajadores. 6 Eran casi las cinco de la tarde cuando volvió a salir y encontró a otros que estaban desocupados y les preguntó: ‘¿Por qué han estado aquí todo el día sin hacer nada?’ 7 Ellos le respondieron: ‘¡Es porque nadie nos ha contratado!’ Luego les dijo: ‘Vayan también ustedes a trabajar en mi plantación’. 8 Al final del día, el dueño del viñedo ordenó a su administrador: ‘Llama a los trabajadores y págales su salario diario, comenzando por los últimos contratados hasta terminar con los primeros’.

9 Los obreros que comenzaron a trabajar a las cinco de la tarde recibieron una moneda de plata cada uno. 10 Por este motivo, los primeros que habían sido contratados pensaron que iban a obtener más; pero también recibieron una moneda de plata cada uno. 11 Al recibir la paga, comenzaron a murmurar contra el propietario, 12 diciendo: ‘Estos últimos que fueron contratados trabajaron solo una hora, y los has tratado como a nosotros que hemos trabajado todo el día bajo el sol abrasador’.

13 Entonces el propietario le dijo a uno de ellos: ‘¡Amigo! No soy injusto contigo. ¿No aceptaste trabajar todo el día por una moneda de plata? 14 Toma tu paga y vete, pero quiero darle a este último lo mismo que te di a ti. 15 ¿No tengo derecho a hacer lo que quiero con lo que es mío? ¿O tienes envidia solo porque fui bueno con el otro?’ 16 Así, los que son últimos serán primeros, y los primeros, últimos”

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

San Mateo pone en labios de Jesús esta parábola del dueño de una viña que invita a obreros a trabajar en ella. Este evangelista es el único que pone este texto, no hay paralelos en otros evangelios.

San Mateo escribe su Evangelio o Buena Noticia, para los judíos que se habían convertido al cristianismo, pero luego de la destrucción de Jerusalén por parte del ejército romano en el año 70, esta comunidad judeo-cristiana, debe irse a refugiar a otros lugares, donde también se convierten algunos gentiles, es decir, la comunidad a la que escribe Mateo está compuesta por judíos convertidos al cristianismo y por otras personas de otras culturas, principalmente griegos, que no conocieron ni vivieron el judaísmo. Es importante hacer notar esto, pues los destinatarios de un escrito van a poner también el rumbo de lo que se dice.

Así situado, San Mateo, expone esta parábola narrando que el dueño de un viñedo, que necesitaba que fueran a trabajar en su campo, salió a la plaza a contratar a los trabajadores. Jesús dice que el dueño salió varias veces a buscar en la plaza y siempre, hasta en la última hora encontró personas que necesitaban trabajo y estaban allí para ser contratados. El propietario de la viña contrató hasta los últimos, de la última hora. Finalmente pone a su capataz dándole la orden de pagar a todos el mismo salario, comenzando por los que llegaron últimos.

Esta parábola se sitúa inmediatamente después que Pedro le pregunta a Jesús qué recibirá aquél que ha dejado todo por seguir a Jesús. Y se conecta con la idea de recibir el ciento por uno más la vida eterna. Pero la condición es el seguimiento de Jesús.

Lo que da el Señor nunca debe ser considerado como un derecho adquirido por nuestras prestaciones al Reino. Si no siempre como un don gratuito de la bondad divina. Para poder entrar al Reino hace falta un cambio de mentalidad, una conversión de entender y aceptar que Dios quiere que todos se salven y esa es la paga única e igual para todos.

Los primeros, pensaron que les pagarían más, pero recibieron la misma paga. Se quejaron con el dueño y éste les dice que él ha sido justo y les ha pagado lo convenido, por lo que les dice tomen su dinero y váyanse. Inclusive se enoja con ellos porque lo toman a mal por ser generoso.

El propietario de la viña da pruebas de una bondad que sobrepasa la justicia, sin romper su promesa de lo que había prometido a los que contrató primero. La parábola nos explica que así es Dios que admite en su Reino a los que han llegado después. Es decir, primero llamó al pueblo de Israel, y demoró muchos siglos en enviar al Salvador. El pueblo debía anunciar la misericordia de Dios, pero el encierro de pensar que por haber sido llamados primeros les correspondería más. Pero el Señor admite en su Reino ahora a pecadores públicos, publicanos, extranjeros. Esto posiblemente irritaba a los judíos que se sentían los únicos hijos de Abraham y por los tanto los únicos herederos de la “paga” de Dios.

Más adelante, (Mateo 22,14) el evangelista pondrá en labios de Jesús una frase también muy fuerte. “porque muchos son llamados, pero pocos son los elegidos”.

La comunidad eclesial entonces debe estar abierta para recibir, acoger a todos sin distinciones, a “los últimos” para poder ser dispensadora de la gracia y la salvación. Es como una síntesis de este texto de San Mateo. Hay que entender esta fuerte idea de: “los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros”.

Reconstruimos el texto:

  1. ¿De qué trata la parábola que narra Jesús?
  2. ¿Quién es el personaje central que sale a contratar a los obreros?
  3. ¿Cuántas veces salió a la plaza para ir contratando los obreros?
  4. ¿Cuánto era el salario que arregló con los primeros?
  5. Cuando llegó el momento de pagar ¿Qué le dijo al capataz que hiciera?
  6. ¿A quiénes comenzó a pagar primero?
  7. ¿Qué pensaron los que había contratado en la mañana temprano?
  8. ¿Qué dijeron cuando vieron que su salario era el mismo?
  9. ¿Cuáles fueron las palabras del propietario de la viña?
  10. ¿Cómo termina el relato? ¿Quiénes serán los primeros y quiénes los últimos?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. En la Iglesia, nos encontramos con situaciones muy parecidas a estas. Por ejemplo los grupos de una parroquia que llevan mucho tiempo, tal vez con algún estilo y luego vienen otros grupos, otras personas que hacen cosas muy buenas y positivas por el Evangelio. ¿No nos sentimos como estos obreros que dicen haber llegado primero? ¿Te ha pasado algo similar?
  2. ¿Te sientes disponible para que el Señor venga a encontrarte para trabajar en su viña?
  3. ¿Cuánto tiempo llevas tú trabajando para la viña del Señor?
  4. ¿Te alegras cuando llega alguien nuevo a la Iglesia? ¿Aún cuando tenga estilos diferentes?
  5. ¿Qué significaría en nuestra actitud de discípulos misioneros ir a buscar a los últimos hoy en día?
  6. ¿Quiénes serían los últimos? ¿Los de la periferia existencial?
  7. ¿Cómo podemos integrarlos en nuestras comunidades, en nuestros ambientes?
  8. ¿Cómo podemos hacer para tener una actitud misionera de ir a buscar a todos sin distinciones?
  9. ¿Cómo reflexiono sobre la frase los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros?
  10. ¿Qué actitud creo que debo cambiar en mi vida en estos momentos?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:

Te propongo que tomemos la Segunda Lectura a manera de oración. Léela despacio, toma nota de todo lo que dice el apóstol y procura que también sean tus propias palabras las que asumes como oración.

Filipenses 1, 20-27

1,20: Espero y aguardo no desanimarme por nada; al contrario, estoy completamente seguro que ahora como siempre, viva o muera, Cristo será engrandecido en mi persona.1,21: Porque para mí la vida es Cristo y morir una ganancia. 1,22: Pero si mi vida corporal va a producir fruto, no sé qué escoger. 1,23: Las dos cosas tiran de mí: mi deseo es morir para estar con Cristo, y eso es mucho mejor; 1,24: pero para ustedes es más necesario que siga viviendo. 1,25: Ahora bien, estoy convencido de que me quedaré y seguiré con ustedes para que progresen y se alegren en la fe; 1,26: y así, mi vuelta y mi presencia entre ustedes les será un nuevo motivo de satisfacción en Cristo Jesús.
  1,27: Una cosa importa, que su conducta sea digna de la Buena Noticia de Cristo; de modo que, sea que vaya a verlos o que siga ausente, sepa que se mantienen unidos en espíritu y corazón, luchando juntos por la fe en la Buena Noticia.

Hacemos un momento de silencio para responder al Señor y demos gracias porque nos llena de alegría.

Añadimos nuestras intenciones de oración.

-Amén-

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

«los que son últimos serán primeros, y los primeros, últimos»
(Versículo 16)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y agradeciendo a Jesús que venga.

5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Necesito afianzarme a lo que el Señor me propone. Como acción, voy a tomar una actitud misionera, voy a ir a buscar a los que necesitan del Señor. En mi grupo de amigos, compañeros de estudio o trabajo, voy a realizar un esfuerzo por presentar a Jesús, y presentar la Iglesia como continuadora de Jesús. Mi trabajo misionero será tomar a alguien, con la misma paciencia que Dios me trata a mí, y con mi ejemplo y humildad de servicio presentar a Jesús. Es bueno que tengas en mente una persona concreta al menos.

En el grupo, hacer un programa misionero para ir a “buscar a los últimos”, definir quiénes son esos últimos y llevar un servicio de misión. A este grupo humano, presentarse con la mayor humildad, ejercer con ellos actos concretos que sean útiles, y que ellos vean que nuestro interés principal son ellos mismos. Luego dar testimonio de Jesús. Como grupo tener un relatorio de las cosas que hacemos bien para repetirlas y las que no salen tan bien, para evitarlas.

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