Lectio Divina Dominical XXII del Tiempo Ordinario Ciclo B

«Abandonando el mandamiento de Dios, ustedes obedecen las enseñanzas humanas»

Hno Ricardo Grzona, frp
Cristian Buiani, frp

PRIMERA LECTURA: Deuteronomio 4, 1-2.6-8
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 15(14), 2-3a.3cd-4ab.4cd-5
SEGUNDA LECTURA: Santiago 1, 17-18.21b-22.27

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,

Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICOMarcos 7, 1-8.14-15.21-23

1 Algunos fariseos y algunos maestros de la Ley que habían venido de Jerusalén se reunieron alrededor de Jesús. 2 Vieron que algunos de sus discípulos estaban comiendo con las manos inmundas, es decir, no se habían lavado las manos. 3 Los judíos, y especialmente los fariseos, siguen las enseñanzas que recibieron de los antiguos: comen solo después de lavarse las manos con
mucho cuidado. 4 Y al regresar del mercado, no comen sino se han lavado primero; y hay muchas otras cosas tradicionales que practican, como la forma correcta de lavar vasos, jarras, la vajilla de cobre y la cama. 5 Los fariseos y los maestros de la Ley le preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no obedecen las enseñanzas de los antiguos y comen sin lavarse las manos?”
6 Jesús les respondió: “Hipócritas. ¡Muy bien profetizó Isaías de ustedes! Como ha sido escrito: Este pueblo con la boca me respeta, pero su corazón está muy lejos de mí. 7 La adoración de este pueblo es inútil, porque enseñan leyes humanas como si fueran los mandamientos de Dios”. 8 Y continuó: “Abandonando el mandamiento de Dios, ustedes obedecen las enseñanzas humanas”. 14 Jesús volvió a llamar a la multitud y les decía: “¡Escuchen todo lo que voy a decir y entiendan!” 15 “Todo lo que viene de afuera y entra a una persona no la hace impura, pero lo que sale de adentro, es decir, del corazón de la persona, la hace impura. 21 Porque del corazón salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los crímenes de muerte, 22 el adulterio, la codicia, el mal, las mentiras, las inmoralidades, la envidia, la calumnia, el orgullo insolente y la insensatez. 23 Todo esto viene de adentro y hace que la gente sea inmunda”. 

 

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

Este domingo se nos presenta el Evangelio de San Marcos en su capítulo séptimo, para que reflexionemos, y profundicemos en este tiempo litúrgico del año. El relato leído transcurre durante la actividad pública de Jesús en Galilea. La primer parte referida a la discusión acerca de las tradiciones,  en donde los protagonistas vuelven a ser los fariseos y letrados. Y una segunda parte en la que Jesús como Maestro responde enseñando sobre lo puro y lo impuro. 

Dice la Palabra que los fariseos y letrados venían de Jerusalén, en aquel momento esta era la ciudad judía por excelencia y cabeza de la provincia de Judea. Para llegar a Galilea debían  recorrer alrededor de 150 km, lo que distaba entre ambas ciudades.

Los fariseos y letrados eran judíos, ambos caracterizados por ser muy estrictos en observar la ley de Moisés, y en hacerla cumplir al pueblo. Eran conocidos como los doctores de la Ley, pero su interpretación era muy literal, sin llegar al verdadero significado. Es por eso que varias veces en el Evangelio encontramos que Jesús expone las incoherencias de ellos entre la práctica de la Ley, y su contenido.

Cuando hablamos de pureza, o puro se hace referencia a lo contrario de sucio o manchado. Para quitar la suciedad del cuerpo, es necesario lavarlo. En la tradición del Antiguo Testamento se atribuía una gran importancia a los rituales, por ejemplo, a lavarse las manos antes de comer, de lo que habla el texto antes citado. Numerosas y detalladas prescripciones se referían a lavarse el cuerpo en relación con la impureza. Estas eran impuestas en nombre de Dios y, la observancia de ellas adquiría, indirectamente, un significado religioso.

Es por eso que los judíos se le acercan a Jesús, y le presentan en un tono de “queja” el obrar de sus discípulos, exponiéndolos como transgresores de la tradición. Jesús los escucha, y les responde citando al Profeta Isaías; “este pueblo me honra con los labios, pero su corazón esta lejos de mí” (Is. 29. 13).

Jesús los tilda de hipócritas. La hipocresía es la actitud de fingir creencias, sentimientos o virtudes que no se tienen o no se siguen.

Jesús señala que se está mezclando y confundiendo los preceptos meramente humanos, con los mandamientos de Dios. Los preceptos del hombre no son malos en sí mismos, pero en este momento de la historia del pueblo de Israel, se agregaban a la vida cotidiana prácticas, y ritos extraños a los mandamientos o al verdadero espíritu de la Palabra de Dios, que con tanto énfasis buscaban “observar” y cumplir.

El ser humano debe siempre orientarse a los mandamientos de Dios, de esto se trata la vida cristiana. Los mandamientos deben ser su hoja de ruta, no límites como algunos preceptos humanos, sino más bien ordenadores de la vida, para lograr la felicidad no sólo en el cielo sino tambien aquí mismo en la tierra. Feliz es el que escucha la Palabra de Dios, y la practica (Lc. 11, 28).

Jesús advierte a quienes se enfocan más en los preceptos del hombre, y que se desentienden de los mandamientos de Dios. No se puede proclamar con los labios ni con gestos aquello que no se siente, ni se vive en el corazón. Jesús les explica la verdadera intención de la Ley, ya que los fariseos y letrados habían recibido un sentido material a las palabras espirituales de los Profetas, que se referían a la corrección del espíritu y del cuerpo. Con estas prácticas los judíos se lavaban más para purificarse exteriormente, descuidando de lavar las verdaderas manchas de sus cuerpos.

Podemos ver en la reacción de los fariseos una tentación permanente del ser humano: la de identificar el origen del mal en una causa exterior. Jesús les señala una larga lista de actos humanos que verdaderamente hacen impuro al hombre, mostrándoles que tal preocupación por los alimentos ingeridos sin previo lavado de manos, es inútil. Más bien debían preocuparse por lo que nace y sale del interior del hombre; el pecado.

Dios ve en el corazón, en lo íntimo de cada uno, la fuente de la pureza, que lo hace noble y bueno, pero así también ve la impureza moral que lo hiere y corrompe. Dios conoce el corazón humano, esto más que una enseñanza es un acto de conciencia, saber que conoce nuestro interior, nos hace querer ser agradable a sus ojos. Es la vida interior, lo que se tiene dentro, y que se vive en el corazón, lo que determina nuestra vida exterior.

Reconstruimos el texto:

  1. ¿Quiénes llegaron de Jerusalén para ver a Jesús?
  2. ¿Cuál de las tradiciones no cumplían algunos de los discípulos?
  3. ¿Cuáles son algunas de las tradiciones que practican los judíos según el relato?
  4. ¿Cómo reaccionaron los fariseos y escribas al ver el comportamiento de los discípulos?, ¿que le preguntan a Jesús?
  5. ¿Con qué palabra los califica Jesús a los fariseos y letrados?
  6. ¿A cuál profeta cita Jesús? ¿Qué dice esta cita?
  7. Según las palabras de Jesús ¿con qué remplazan los mandamientos de Dios?
  8. ¿Qué es lo que hace impuro al hombre?
  9. ¿Y las malas intenciones de donde provienen? ¿Cuáles son algunas de las nombradas por Jesús en el relato?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios  en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. A menudo me mueven las pasiones o las malas obras, ¿intento hacer pasar mi actuar por obra buena? ¿Corrijo las pequeñas faltas de los demás, pero me permito caer en faltas mucho mas graves?
  2. ¿Estoy pronto a juzgar y a condenar los errores ajenos, pero a la hora de juzgarme a mí mismo me justifico con facilidad? ¿Entiendo que si me juzgara con rectitud, no tendría el coraje de juzgar severamente a los demás?
  3. ¿De que forma me interpela la cita del Profeta Isaías? ¿En algún momento se genera en mí vida la incoherencia entre la fe que proclamo con los labios, y la que vivo o practico? ¿Al reconocer estas incoherencias, que hago? ¿Entiendo que un cristiano que vive con coherencia su fe, se convierte en un fuerte motor evangelizador? ¿Determino el testimonio entre palabras y obras?
  4. ¿Considero que llevo una vida interior sana? ¿Entiendo que quien ama a Dios, no se fija en lo que esta por debajo, porque sólo Dios, eterno e inmenso, lo colma todo?
  5. ¿Entiendo que la alegría verdadera nace del obrar bien? ¿Y que por lo tanto, difícilmente esté contento y sosegado, si tengo la conciencia sucia?
  6. ¿Qué significa para mí, que Dios ve mi corazón? ¿Comprendo que no importa cuanto me estimen las personas o mis apariencias, porque ante Dios soy lo que verdaderamente soy? ¿Saber que Dios me conoce la profundidad de mí ser, me nace querer presentarle un corazón limpio y puro?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

Mi Dios, cercano y amigo,
que habitas en mi corazón,
cada día sigo en tu búsqueda.

Sé que cualquier rincón del camino es bueno para el encuentro,
que en cualquier ser humano me sales al paso,
que en cualquier instante te dejas ver y me das la gran sorpresa
Todo tiene tu rostro, tu voz, tu nombre.
Eres el tesoro de la vida, el tesoro de mi vida.

A veces te busco en las nubes o en la letra de los libros,
y no encuentro más que palabras que se lleva el tiempo.
A veces te busco en las estrellas y más allá,
pero tú estas siempre más acá, tan cerca de mí que no te distingo.

Estás allí donde hay un corazón que sufre,
un amigo que se halla en problemas,
una historia humana que necesita ser reconstruida,
un niño que llora cuando debía sonreír,
un anciano que mendiga compañía

Ayúdame a buscarte donde tú vives,
a reconocer que mi mundo es tu mundo,
que tu cielo está aquí entre nosotros,
que nuestra esperanza es para el más allá
pero se realiza en el tiempo presente.

Mi Dios, cercano y amigo,
con quien voy construyendo un mundo de esperanza
Que acepte tu voz de Padre en mis hermanos,
que sienta tu mano de amigo en mis proyectos,
que viva tu realidad de Dios en la cercanía de los que amo.
Porque tú eres familia, eres comunidad, eres parroquia.

Gracias, mi Dios, cercano y amigo,
tan divino que, en Jesús, te has hecho hombre como nosotros.
Gracias, mi Dios, cercano y amigo para siempre.

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor.

Añadimos nuestras intenciones de oración y decimos:

Amén.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:

«Abandonando el mandamiento de Dios, ustedes obedecen las enseñanzas humanas»
(Versículo 8)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Hoy el Señor me invita a vivir mí fe a pleno, y a ofrecer un corazón puro. Hoy me comprometo a renunciar a actitudes y comportamientos que no me ayudan a hacer de mí corazón semejante al de Jesús. También me propongo renunciar a algo propio para ofrecérselo a Dios, puede ser tiempo de descanso para ir al encuentro de mis hermanos, o algo bonito que esté dispuesto a regalar. Escribiré este propósito para que sea claro y medible en mi vida.

En el grupo, nos comprometemos a ser una comunidad que da testimonio del gran amor de Dios. Como grupo nos comprometemos a examinar nuestras vidas, nuestros corazones y actitudes. Para que vivamos y practiquemos lo que decimos creer. Que nuestra formación en la fe, vaya unido a acciones concretas de caridad. Si queremos ser verdaderos testimonios de fe, debemos entonces ser coherentes. Vamos a escribir propósitos del grupo para ser testimonios y tomarse un tiempo para evaluarnos a ver si realmente los estamos cumpliendo.

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