«¡El que tiene oídos que oiga!»
Hno. Ricardo Grzona, frp
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PRIMERA LECTURA: Isaías 55, 10-11
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 65, 10-14
SEGUNDA LECTURA: Romanos 8, 18-23
Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
-Amén-
TEXTO BÍBLICO: Mateo 13, 1-23
1 Aquel día, Jesús salió de la casa, se sentó junto a la orilla del lago, 2 y se le acercó a su alrededor, una gran multitud, de manera que se metió en una barca para sentarse; y la multitud estaba de pie en la playa. 3 Jesús les hablaba muchas cosas en parábolas, diciéndoles:
“He aquí que un sembrador salió a sembrar. 4 Cuando estaba esparciendo las semillas, algunas cayeron al costado del camino y las aves vinieron y se comieron todo. 5 Otra parte de las semillas cayó en un lugar donde había muchas piedras y poca tierra. Las semillas brotaron rápidamente porque el suelo no era profundo, 6 pero cuando salió el sol, quemó las plantas y se secaron porque no tenían raíces. 7 Otras semillas cayeron entre las espinas, que crecieron y ahogaron las plantas. 8 Pero una parte de las semillas cayó en buena tierra y produjo fruto, sobre la base de ciento, sesenta y treinta granos por semilla. 9 El que tiene oídos que oiga”.
10 Entonces los discípulos vinieron a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué usas parábolas para hablar con ellos?”. 11 Él respondiendo, les dijo:
“A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del Reino de los Cielos, pero a ellos no. 12 Porque al que tiene, le será dado para que tenga más; pero al que no lo tienen, incluso lo poco que tienen le será quitado. 13 Por eso les hablo en parábolas, porque viendo, no ven; y oyendo, no oyen, ni tampoco entienden. 14 De esta manera se cumple en ellos la profecía de Isaías que dice”:
“Oirán de oído, pero no entenderán; mirarán mirando, pero no verán nada. 15 Porque los corazones de este pueblo se han vuelto insensibles: se han tapado sus oídos y se les han cerrado los ojos. Si no hubieran hecho eso, verían con los ojos, oirían con los oídos, entenderían con la mente y volverían a mí y los curaría”.
16 “Pero felices los ojos de ustedes, porque ven, y sus oídos porque oyen. 17 Ciertamente les digo que muchos profetas y personas justas desearon ver lo que están viendo, pero no pudieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron”.
18 “Por tanto, ustedes escuchen y aprendan lo que significa la parábola del sembrador: 19 cualquiera que escucha el mensaje del Reino, pero no lo entiende, es como la semilla que se sembró al costado del camino; el Maligno viene y arrebata lo que se sembró en el corazón. 20 La semilla que se sembró donde había muchas piedras es como la persona que escucha el mensaje e inmediatamente lo acepta con alegría, 21 pero es efímera porque no tiene raíz en sí, y cuando el sufrimiento y la persecución llegan debido al mensaje, pronto abandona su fe. 22 La semilla que fue sembrada en medio de las espinas es como una persona que escucha el mensaje, pero las preocupaciones de este mundo y la ilusión de las riquezas sofocan el mensaje, y se hace infructuosa. 23 Pero la semilla que fue sembrada en buena tierra es como una persona que escucha y entiende el mensaje, y produce fruto: cien, sesenta y treinta veces más de lo que se sembró”.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR
1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
En el Evangelio de este próximo Domingo nos encontramos que Jesús en un escenario muy especial, mucha gente lo seguía y para poder hablarles y que lo escucharan desde la orilla del lago, Jesús subió a un barco, como si fuera en un pequeño teatro natural donde su voz podía ser escuchada. Este lago tiene gran importancia en el ministerio de Jesús. Dice Mateo que Jesús explicó muchas cosas con parábolas, pero aquí sólo pone la que conocemos parábola del Sembrador.
El sembrador de la parábola dice Jesús, que alguna de sus semillas cayó en terrenos diferentes y buenos recordarlos:
- Unas cayeron en el camino (vinieron las aves y se las comieron).
- Otras cayeron en terreno pedregoso (brotaron en seguida, pero como no tenían raíces se secaron).
- Otras cayeron entre espinos (y los espinos las ahogaron).
- Otras cayeron en tierra fértil (y dieron fruto unas 100, otras 60 y otras 30)
Y Jesús añadió, el que tenga oídos que escuche.
Esta primera parte es muy importante, porque Jesús culmina su parábola diciendo el que tenga oídos que “escuche”. (Lamentablemente muchas traducciones dicen “oiga” y ya hemos explicado que no es lo mismo oír que escuchar). Escuchar en el idioma de Jesús es obedecer, es el mismo verbo que está en el Deuteronomio 6, 4 “Shemá, Israel”, escucha Israel. Es que Jesús, tiene la autoridad divina para hablar así: ¡Escucha!
Escuchar todo lo que significa la Parábola, significa también obedecer todo lo que dice Jesús, con la autoridad divina.
Jesús dirige sus Parábolas a una gran multitud, pero entre ellos hay gente obstinada de corazón, que no quiere entender ni aceptar a Jesús. Por eso, les habla en parábolas que ellos no entenderderán. Los discípulos piden una explicación y Jesús sereno les dice que son ellos los depositarios de la gran enseñanza y que están viendo lo que todos quisieron ver y no lo lograron. Por eso deben sentir una gran alegría, ya que los profetas y padres de Israel que los precedieron
La explicación de Jesús es tan clara, que no necesita otra explicación posterior. Pero hagamos énfasis en lo primero que dijo: “si uno escucha la Palabra de Dios….” Los cuatro ejemplos de qué pasó con la semilla tienen que ver con la “escucha” de la Palabra.
Si la escucha:
- Y no la atiende ni le presta atención, es como la que cae en el camino, el maligno le arrebata lo sembrado en su mente. Esos son como la que cayó en el camino.
- Y en su corazón hay gozo, pero su entusiasmo es pasajero, porque no tiene raiz, en el momento de la prueba, abandonan la Palabra. Esos son como la que cayó entre las piedras.
- Aún con entusiasmo crece, pero las preocupaciones mundanas y a ambición al dinero ahogan ese desarrollo y muere sin dar fruto. Esos son como la que cayó entre piedras.
- Y la atiende y entiende, hace que crezcan sus raíces, se preocupa de alimentarla. Entonces da fruto dependiendo de la semilla treinta, sesenta o cien por semilla. Esos son como los que cayó en Buena tierra.
Reconstruimos el texto:
- ¿Dónde estaba Jesús?
- ¿Quiénes lo seguían?
- ¿Dónde se colocó Jesús para que lo escucharan?
- ¿Qué actitud tomó Jesús para explicarles?
- ¿Quiénes estaban entre la multitud?
- ¿Cuál fue la parábola que les dijo?
- ¿Por qué Jesús hablaba en parábolas?
- ¿A qué profeta cita Jesús para explicar el porqué hablaba en parábolas?
- ¿Cuál es la relación entre la parábola y la “escucha” a la Palabra de Dios?
- ¿Cuál sería la conclusión de la explicación de la Parábola?
2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
- ¿Soy un seguidor fiel de Jesús? ¿Quiero escuchar su Palabra, su enseñanza? ¿También escucho a otros maestros espirituales que pongo al mismo nivel de Jesús?
- ¿En el seguimiento a Jesús cuánto hago caso de su Palabra? ¿Es mi vida completa un fiel reflejo de la Palabra del Señor?
- ¿En qué momentos soy yo como el ejemplo de la semilla que cayó en el camino? ¿Atiendo y entiendo la Palabra del Señor? ¿Sigo con perseverancia lo que Jesús me pide? ¿Soy un seguidor serio? ¿O dejo que el maligno enemigo de Dios entre en mi mente y me arrebate esto que el Señor puso en mi vida?
- Hasta qué punto soy como el segundo ejemplo: participo en retiros de conversión, me siento contento de escuchar la Palabra del Señor, pero llegan las pruebas y la persecución… ¿qué hago en esos momentos? ¿Soy de abandonar la fe? ¿Soy de dejar las prácticas de oración y vida de sacramentos, la vida comunitaria? Debo estar atento a esta advertencia del Señor.
- ¿Hasta qué punto, las preocupaciones mundanas y la seducción de la riqueza del tener y ambicionar ahogan la Palabra de Dios en mi vida y no la dejan crecer? ¿Soy uno de esos? ¿Qué podría hacer para no dejar crecer a los espinos en mi vida?
- ¿Siento acaso que soy atento a la siembra de la buena semilla de la Palabra? ¿Cuánto es el fruto que estoy dando? ¿Podría dar más?
3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias por que siempre me estás alentando a vivir una vida mejor.
Tu Palabra Señor es para que la escuche, la atienda, la obedezca y cambie.
En todos estos ejemplos de vida sobre la “escucha” de tu Palabra, yo me estoy sintiendo muy identificado.
Te pido perdón por todas las veces que no soy coherente, que me digo cristiano, pero no sigo de verdad tus enseñanzas, que las cosas de la vida, me van “sacando” de tu Palabra. Perdón por dejarme engañar.
Te pido que me des el valor de identificar todos esos obstáculos que en mi vida se interponen a una buena escucha.
Que sepa dar fruto y que no me crea mejor por eso, sino que sea humilde para tu gloria.
Hacemos un momento de silencio para responder al Señor y demos gracias porque nos llena de alegría.
Añadimos nuestras intenciones de oración.
-Amén-
4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
«¡El que tiene oídos que oiga!»
(Versículos 9)
Y de esta forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y agradeciendo a Jesús que venga.
5.- ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo. Volver a leer el texto, haciendo un esfuerzo por identificarme con cada una de las cuatro escenas donde se siembra la Palabra, y revisar dónde se establece la ruptura. Hacer un propósito de cambio para poder dar fruto. Y de la misma manera, buscar a alguna persona que por algún motivo estuviera en este proceso perdiendo la fe para ir a animarla. Recuerda el acto de caridad de acompañar al hermano que necesita de una palabra de consuelo y aliento para mantenerse firme en la fe.
En el grupo. Te sugerimos que dialogues con todos sobre estos cuatro escenarios donde se entrega la semilla de la Palabra de Dios en nuestra vida y nuestras comunidades. ¿A quiénes se refiere en cada caso? Y proponer una solución a cada una, para poder aumentar en nuestra “escucha”. Como siempre, las obras son importantes para demostrar que sí estamos creyendo en la Palabra, la escuchamos y la llevamos a la práctica. Visitar enfermos, niños huérfanos, asilos de ancianos, o bien en nuestras propias comunidades ir como grupo a ver a aquellas personas que necesitan más de nuestra cercanía. Piensen como grupo quiénes son y vayan a hacerse presentes.
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