Lectio Divina Dominical VI de Pascua Ciclo A

«Volveré para estar con ustedes»

Hno. Ricardo Grzona, frp

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PRIMERA LECTURA: Hechos 8, 5-8. 14-17
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 65, 1-3ª. 4-7a. 16-21
SEGUNDA LECTURA: 1 Pedro 3, 15-18

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

-Amén-

TEXTO BÍBLICO: Juan 14, 15-21

15 “Si me aman, obedezcan mis mandamientos. 16 Yo le pediré al Padre, y Él les dará otro Defensor para que los acompañe siempre. 17 Es el Espíritu de verdad que el mundo no puede recibir porque no lo ve ni lo conoce. Sin embargo ustedes lo conocen, porque permanece con ustedes y está en ustedes. 18 No los dejaré abandonados como huérfanos, sino que volveré para estar con ustedes. 19 Dentro de poco, el mundo ya no me verá, pero ustedes me verán, porque Yo vivo y ustedes también vivirán. 20 Cuando llegue ese día, ustedes sabrán que Yo estoy en mi Padre y que ustedes están en mí, como Yo estoy en ustedes”.

21 “La persona que acepta mis mandamientos y los obedece, esa persona prueba que me ama; y la persona que me ama, será amada por mi Padre, y Yo también la amaré y le mostraré quién soy”.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

El evangelista Juan pone en este texto unas ideas muy centrales: El amor lleva al cumplimiento de los mandamientos, y ese cumplimiento tiene una recompensa. Hay que leer con esta clave el texto para comprenderlo:

Si me aman, obedecen mis mandamientos y yo pediré al Padre que les envíe el Espíritu Santo.

Este discurso, llamado “de despedida”, Jesús asegura a los discípulos, que va con el Padre, pero los consuela diciendo que no los dejará huérfanos, que estará con ellos, que les enviará el defensor, el Espíritu Santo. Pero deben cumplir, obedecer, mantenerse, cuidar, guardar los mandamientos (todos esos verbos aparecen en las traducciones al español).  Al mantenerse en los mandamientos los discípulos se adhieren a la voluntad de Dios. Es como un nuevo éxodo, una salida de sí mismo para llegar a una tierra prometida que exige el paso por el desierto. Es un éxodo espiritual que se concentra en la actitud de obediencia a los mandamientos de Jesús.

Pero ¿cuáles mandamientos? La Ley preveía primero los 10 grandes mandamientos de Moisés y luego muchísimas normas más que están en los primeros libros llamados los libros de la Ley. Jesús, propone la simpleza de “amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a sí mismo”. Y establece unas ideas centrales que encontramos en las Bienaventuranzas y también en el llamado Juicio Final de cómo se comportaron.

Jesús insiste: Si me aman, cumplirán mis mandamientos. El amor a Jesús no un sentimiento solamente, sino un acción de vida fiel a su Palabra. El amor de Dios, tampoco es un sentimentalismo, es una Palabra hecha hombre, Jesús, el Cristo. El amor es una persona, que vino a este mundo a cambiar nuestra mentalidad egoísta en amor real, verdadero y en una vida nueva en Cristo.

Pero para esto, necesitarán los discípulos una ayuda, y entonces es que Jesús les aclara que enviará al Espíritu Santo, para que esté siempre con los seguidores de Jesús.

De muchas maneras se ha traducido al Español al Espíritu Santo: Paráclito, Defensor, Abogado, Consolador… etc.  Es que la acción del Espíritu Santo es recordarnos a Jesús, traerlo a nuestra vida y animarnos. Su presencia no nos deja huérfanos.  Él nos ama, se entrega por sus discípulos. Sus discípulos lo aman, cumplen sus mandamientos, cambian de vida, el Padre los ama y el Espíritu Santo se derrama sobre todos los creyentes.

De esta manera que parece un juego de amor entre Dios y sus discípulos, Él se manifiesta, y vive en medio de los seguidores, o sea de la Iglesia.

Reconstruimos el texto:

  1. ¿Qué es lo primero que Jesús pide a los que verdaderamente lo aman?
  2. Cuando Jesús se haya ido ¿Qué pedirá al Padre para los que lo aman y cumplan sus mandamientos?
  3. ¿Dónde quedará el Espíritu Santo? ¿Sobre quiénes?
  4. Jesús aclara que se va, pero que no quedaremos huérfanos ¿Porqué?
  5. ¿Cuál es la relación entre el Padre y Jesús?
  6. ¿Qué pasará con el que recibe y cumple los mandamientos?
  7. ¿Cómo podemos resumir el amor a Jesús?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. Jesús habla claro de sus mandamientos y del amor. ¿Cómo vivo yo el amor a Jesús? ¿Cómo lo manifiesto?
  2. ¿Qué significa en mi vida cumplir los mandamientos? ¿Es fácil, hay obstáculos? ¿Qué piensas?
  3. ¿Cuáles son los obstáculos en tu propia vida para poder llegar a amar a Jesús de verdad, no con palabras sino con acciones concretas?
  4. ¿Soy consciente que amar es vivir de una manera nueva? ¿Qué al vivir así podré recibir al Espíritu Santo? Porque el texto es muy claro: el mundo no lo recibe al Espíritu Santo, sino solamente los que cumplen los mandamientos del amor de Dios.
  5. ¿Te has sentido huérfano de Dios alguna vez? ¿Has pensado que Dios te ha abandonado? ¿Qué significaría esto. Acaso ¿no será que tu incumplimiento de los mandamientos te alejó del Señor?
  6. ¿Cómo es mi relación personal con Jesús? ¿Medito su Palabra? ¿Dialogo con Él con frecuencia?
  7. ¿Recibo con alegría al Espíritu Santo que me defiende, me cuida, y me recuerda a Jesús y su amor?
  8. ¿Entiendo que si yo amo a Jesús y cumplo sus mandamientos, también el Padre me amará?
  9. ¿Estoy atento a todos los frutos y bendiciones del Espíritu Santo en mi vida?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:

Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias porque no nos dejas solos.
Queremos permanecer en tu amor.
Señor, sabemos que el amor debe manifestarse claramente en obras.
Muchas veces no cumplimos tus mandamientos de amor, y te pedimos perdón.
Queremos ver con claridad cuál es el camino más correcto para ser tus discípulos.
Queremos sentir tu presencia, y entendemos que esto está directamente relacionado al amor y el cumplimiento.
Señor queremos ser tus discípulos, a pesar de nuestras faltas.
Mándanos tu Espíritu Santo, que nos consuele y nos haga sentir que no estamos huérfanos.
¡Ven Señor a nuestra vida!

-Amén-

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias porque nos llena de alegría. Añadimos nuestras intenciones de oración.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

«Volveré para estar con ustedes»
(Versículos 18)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y agradeciendo a Jesús que venga.

5.- ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo, vuelvo a leer el texto, tratando de hacer énfasis en el contexto en que Jesús dijo estas palabras. Y como Jesús habla del amor con expresiones, voy a buscar en mi entorno alguna persona que esté necesitando una palabra de aliento, un gesto de cercanía. Voy a tomar un tiempo en esta semana para estar con esta persona. Puede ser un enfermo, un anciano, alguien que realmente esté necesitado de amor. Procuraré con mucha discreción, compartir el texto bíblico y orar con esta persona, pidiendo el Espíritu Santo.

En el grupo. Es importante destacar la importancia de la relación del discípulo con las obras de amor que manifiestan a Jesús presente en nuestra comunidad. ¿Qué haremos para mostrar al mundo que Jesús está presente y somos de verdad sus seguidores? Será importante como siempre organizar como grupo una visita a un lugar donde haya gente que necesite amor, puede ser un asilo de ancianos, o enfermos de nuestra comunidad. También hay lugares especiales como orfanatos, u hospitales para llevar la presencia de Cristo que ama a todos a través de nuestras acciones eclesiales.

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