Lectio Divina Dominical V del Tiempo Ordinario Ciclo A

«La luz de ustedes brille»

Hno. Ricardo Grzona, frp
Cristian Buiani, frp

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PRIMERA LECTURA: Isaías 58, 7-10
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 112(111), 4-5.6-7.8-9
SEGUNDA LECTURA: 1 Corintios 2, 1-5

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICO: Mateo 5, 13-16

13 Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se salará?, ya no sirve para nada más, sino para ser arrojada fuera y ser pisada por personas que pasan.

14 Ustedes son la luz del mundo. No se puede esconder una ciudad construida en una colina. 15 Tampoco nadie enciende una lámpara para ponerla debajo de una canasta; sino por el contrario, se coloca en su lugar adecuado para iluminar a todos los que están en la casa. 16 De modo que la luz de ustedes brille para que otros puedan ver las buenas obras que hacen y alaben a su Padre en los cielos.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

En evangelio del día de hoy es del evangelista San Mateo y es una continuidad del relato a las bienaventuranzas que leímos en la liturgia del pasado domingo. Jesús propone a sus discípulos un nuevo estilo de vida, que se funda en el amor llevado hasta sus últimas consecuencias y convierte a sus discípulos en “sal de la tierra” y “luz del mundo”.

Jesús es un gran pedagogo, y para enseñar a sus discípulos en este caso utiliza dos elementos de uso común. La sal, y la luz.

La sal, aparte de dar sabor a los alimentos, en la época de Jesús su uso principal es preservar de la corrupción, se suele hablar simbólicamente de una “alianza de sal”, es decir, de una alianza indestructible.

Es propio de la naturaleza de la luz el alumbrar por cualquier parte que se la lleve y que introducida en las casas mate las tinieblas, quedando sola la luz. Por lo tanto, el mundo, sin el conocimiento de Dios, estaba oscurecido con las tinieblas de la ignorancia. Mas por medio de los Apóstoles se le comunicó la luz de la verdadera ciencia, y así brilla el conocimiento de Dios y por cualquier parte que caminen, de su pobre humanidad brota la luz que disipa las tinieblas. Los discípulos de Jesús son llamados así “sal de la tierra”, porque a ellos de una manera especial les corresponde sazonar y conservar al mundo, haciéndolo entrar en alianza con Dios.

No puede, pues, esconderse una ciudad colocada sobre un monte. Aun cuando ella quiera, el monte que la tiene sobre sí, la hace visible a todos. Así los discípulos, que han sido establecidos en Cristo no pueden esconderse, aun cuando quieran, porque Jesús los manifiesta.

Jesús demuestra con otra comparación por qué manifiesta a sus discípulos y no permite que se escondan, cuando dice: No se enciende una lámpara para meterla en un cajón, sino que se pone en el candelero”.

La lámpara es la palabra divina, de la cual se dice en el salmo (118,5): “Tu palabra es la lámpara que guía mis pasos”. Los que encienden la lámpara son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Preguntas para recordar el texto bíblico:

  1. ¿Con que identifica Jesús a sus discípulos primero?
  2. ¿Qué ocurre cuando la sal pierde su sabor?
  3. ¿Cuál es la segunda identificación que Jesús hace sobre sus discípulos?
  4. ¿Qué dice Jesús que no se puede hacer con una ciudad situada en un monte?
  5. ¿Y con respecto al fin por el cual se enciende una lámpara?
  6. ¿Ante quienes debe resplandecer nuestra luz, y con qué fin?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. SAL, es decir dar sabor, comunicar, transmitir, contagiar a otros aquello que uno vive. En este sentido, ¿de qué manera busco vivir el estilo de Jesús y trato de identificarme con su proyecto de AMOR?
  2. Mi identidad cristiana es ser sal y luz del mundo, por lo tanto es necesario conocerse bien para poder vivir plenamente. ¿Por qué?
  3. ¿Entiendo que una vida sin Jesús se vuelve sosa, es decir carente de sentido? ¿De qué modo estoy dispuesto a dar “sabor” a los demás?
  4. LUZ, Estamos llamados a ser una pequeña luz en medio de este mundo desorientado, pero buscador de la verdad, que necesita encontrar a Dios para dar sentido a su vida. ¿Comprendo que desde mi bautismo soy hijo de la Luz? ¿Y soy consciente de lo que eso significa?
  5. ¿Cómo iluminaremos a los demás si no es con nuestras buenas obras, es decir, con obras que reflejen lo que somos y anunciamos? ¿Y cuáles son estas obras que estoy decidido a realizar, cambiar o mejorar a partir de ahora?
  6. ¿De qué sirve que hablemos con mucha elocuencia si nuestras palabras no van precedidas y acompañadas por el «sabor» y fuerza que da a las palabras el testimonio de una vida cristiana coherente, nutrida de caridad?
  7. ¿Crees que estás siendo «luz del mundo»? ¿Por qué?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

A pesar de las incomprensiones de los demás.
A pasar de mis momentos débiles.
A pesar de las horas de cansancio.
Quiero ser dichoso con los que te siguen con corazón sencillo:
Con los pobres que sienten necesidad de ti.
Con los que sufren en su caminar por la vida.
Con los que trabajan por implantar la justicia.
Con los de corazón puro.
Con los que llevan consigo la paz, y la transmiten.
Opto por desterrar de mí la hipocresía, la ostentación, el lujo…
Opto por tener un corazón abierto para dar y recibir perdón.
Opto por atesorar en el Cielo, gastando mi vida por los demás en la tierra.
YO TE SIGO
He querido poner la mano en el arado y emprender el camino que tú seguiste.
Haz de mí un hombre recio.
Haz de mí un hombre decidido a no dejar rincones de mi vida sin abrirlos al juicio de tu Palabra.
>He decidido no volver la mirada atrás.
Porque es la tentación de quien cree que ya hizo bastante.
Porque es el pecado del que pudo hacer y no hizo.
AYÚDAME, Señor ser sal y luz del mundo…

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias por su resurrección y porque nos llena de alegría. Añadimos nuestras intenciones de oración.

-Amén-

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

«la luz de ustedes brille»
(Versículos 16)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

En lo personal, vuelvo a leer el texto, buscando lo que el Señor me está diciendo. Él quiere entrar en contacto más personal conmigo. Profundizo en mi oración y cercanía con Él. Pero como signo exterior, voy a realizar alguna acción humilde. Por ejemplo ayudar en la limpieza a alguna persona anciana o pobre que necesite ayuda, visitar a algún enfermo y llevarle consuelo y cariño, o alguna obra de caridad, que manifieste mi actitud de espera en el Señor.

Con tu grupo, proponerse una actividad que nos ayude a demostrar que estamos a la espera del Señor. Si bien, un cambio personal es necesario, es bueno revisar la vida del grupo y proponerse actividades de servicio del Evangelio. Es tiempo propicio para una actividad externa que manifieste nuestra identidad de cristianos que dan sabor y aportan luz al mundo. Puede ser organizar una misión, una oración comunitaria, tal vez si puedes apoyar en la parroquia alguna actividad que apoye el sacramento de la reconciliación y un acto penitencial, sería muy oportuno.

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