Lectio Divina Dominical Jesucristo Rey del Universo Ciclo A

«Aún por el más pequeño, también a mí me lo hicieron»

Hno. Ricardo Grzona, frp

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PRIMERA LECTURA: Ezequiel 34, 11-12.15-17
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 23(22), 1-2a.2b-3.5.6
SEGUNDA LECTURA: 1 Corintios 15, 20.26.28

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

-Amén-

TEXTO BÍBLICO: Mateo 25, 31-46

31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria con todos los ángeles, se sentará en el trono de su gloria. 32 Todos los pueblos de la tierra se reunirán delante de Él, y Él separará a las personas unas de otras, así como el pastor separa las ovejas de los cabritos. 33 Pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a la izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los que están a su derecha: ‘¡Vengan, ustedes que son bendecidos por mi Padre! Reciban el Reino que mi Padre ha preparado para ustedes desde la creación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed y me dieron agua; fui extranjero y me recibieron; 36 desnudo y me vistieron; estuve enfermo y me cuidaron; estuve en la cárcel y vinieron a visitarme’.

37 Entonces los justos le responderán, diciendo: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer o sediento y te dimos de beber? 38 O ¿Cuándo te vimos como extranjero y te recibimos, o desnudo y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?

40 Entonces respondiendo el Rey, les dirá: ‘Ciertamente les digo que cuando hicieron esto por uno de mis hermanos y hermanas, aún por el más pequeño, también a mí me lo hicieron’.

41 Luego le dirá a los que están a su izquierda: ‘¡Apártense de mí, malditos! ¡Vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles! 42 porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed y no me dieron de beber; 43 fui extranjero y no me recibieron; desnudo y no me vistieron; estuve enfermo y en la cárcel, y no me visitaron’.

44 Entonces ellos también le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, extranjero o desnudo, enfermo o en la cárcel y no te ayudamos?’

45 Él les responderá: ‘Ciertamente les digo que todo lo que no hicieron para ayudar al más pequeño de mis hermanos y hermanas, tampoco lo hicieron por mí’.

46 Por tanto, aquellos irán al castigo eterno, pero los justos irán a la vida eterna”.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

Este Domingo, la Iglesia nos propone la reflexión sobre el Evangelio de San Mateo. Tal vez uno de los textos más conocidos de todo el Nuevo Testamento. Lo que normalmente llamamos el Juicio Final, que ha dado origen a las más grandes obras de arte en el mundo cristiano (Basta pensar en la Capilla Sixtina y el Juicio Final de Miguel Ángel).

Nos detendremos en un momento en el análisis de este texto. En todo este capítulo 25, Jesús habla de la importancia de estar atentos y vigilantes para cumplir la voluntad del Señor. Comienza con el pasaje de las diez jóvenes vírgenes que debían acompañar al novio con la lámpara encendida, y cinco de ellas eran “necias” y no tenían suficiente aceite para mantener su lámpara encendida, otras cinco fueron “prudentes” y tuvieron más aceite para estar preparadas para alguna “emergencia” y cuando llegó el novio a la fiesta, sólo entraron las prudentes. Luego sigue el pasaje sobre los talentos que leímos y oramos el domingo pasado, donde Jesús aclaró que hay que usar los dones para hacerlos fructificar  y ahora Él mismo nos aclara que al fin de los tiempos habrá un juicio personal, como también lo habrá para las naciones.

Este relato, no es una mera parábola, sino la enseñanza central y el tema por el que “el Hijo de Dios Padre” volverá, para juzgar a todos, como Rey y Señor dueño de todo lo que existe. El juicio es totalmente bíblico (ver Isaías 58,7: compartir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo y no despreocuparte de tu hermano.) (Ver también Job 22,6: Exigías sin razón bienes en garantía a tu hermano, arrancabas el vestido al desnudo, 22,7: no dabas agua al sediento y negabas el pan al hambriento.) (También en Eclesiástico  7,32: Extiende la mano también al pobre, para que sea completa tu bendición.)

Es decir, que Jesús recuerda el Primer Testamento dado por Dios (que nosotros llamamos el Antiguo Testamento), y recurre a estos textos para unificarlos en una descripción de cómo será el juicio.

El Rey que viene a Juzgar dirá:

Vengan benditos de mi Padre…:

25,35: Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era emigrante y me recibieron,25,36: estaba desnudo y me vistieron, estaba enfermo y me visitaron, estaba encarcelado y me vinieron a ver.

Y también por lo mismo dirá: “apártense de mí, malditos”

Será el mismo juicio tuve hambre, tuve sed, era emigrante, estaba desnudo, enfermo y encarcelado.

Y no me atendieron.

Y así como se sorprenderán los primeros que dicen “Señor, ¿cuándo te vimos a Ti en estas condiciones?” la misma respuesta dirán los excluidos del Reino. Y la respuesta será la igual: Lo que haya hecho a estos mis hermanos menores, o los más pequeños, “A mí me lo hicieron…. O a mí me lo dejaron de hacer.”

La síntesis de reflexión sobre el texto es:

  1. Jesús volverá triunfante. Como Rey y Señor de toda la creación.
  2. Habrá un juicio a todas las naciones y también un juicio particular.
  3. Jesús, el Hijo de Dios, el Juez por excelencia dictará sentencia. Todos serán tratados por igual y con las mismas oportunidades.
  4. Él se identifica con los más pobres y necesitados. Los llama mis hermanos, los más pequeños.
  5. Y “de la misma manera” que trataron a ellos, así lo hemos tratado a Él.

Reconstruimos el texto:

  1. Jesús está diciendo que Él volverá ¿Qué pasará cuando regrese?
  2. ¿Con quién se compara Jesús?
  3. ¿Qué dirá a los de la derecha?
  4. ¿Qué le responderán estos?
  5. ¿Cuál es la afirmación de Jesús a éstos?
  6. ¿Qué dirá a los de la izquierda?
  7. ¿Qué le responderán entonces éstos?
  8. ¿Qué dirá a los que no lo atendieron?
  9. ¿Cuál será el final para unos y para otros?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación

  1. Jesús me tomará el examen final de mi vida. Será un juicio ¿Estoy consciente de esto? ¿O creo que es una fábula para que nos portemos bien?
  2. Cuántas veces he ido a un examen sin saber lo que me irán a preguntar y obvio, hay nerviosismo por saber si entiendo la pregunta y dar bien la respuesta. ¿Me doy cuenta que Jesús me dice cómo será el juicio y yo ya sé todas las preguntas?
  3. ¿Cómo poder ser agradecido con Dios que desde ya me da la oportunidad para poder escuchar las palabras “ven bendito de mi Padre”?
  4. Son seis cosas muy puntuales que dice el Señor: Tuve hambre, tuve sed, era emigrante, estuve desnudo, estuve enfermo y estuve en prisión. ¿Cuáles son las cosas que debería hacer como una actitud permanente para poder atender al Señor en estos hermanos más pequeños?
  5. Si el Señor se identifica con estos hermanos, los más pequeños, y dice “a mí me lo hicieron” o “a mí dejaron de hacérmelo”. ¿Cómo debe ser mi actitud para con estas personas?
  6. Sólo hay dos posibilidades para escuchar al fin de nuestra vida: “Ven bendito de mi Padre, pasa a recibir el Reino preparado para ti desde el inicio de la creación”, o bien “Apártate de mí, maldito y vete al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. ¿Cuál de las dos quisiera escuchar? ¿Entonces… qué debería hacer?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:

Te propongo que tomemos como oración todo el texto de la Segunda Lectura completo Es de la I Carta a los Corintios. Hagámoslo nuestra oración, como si nosotros lo dijéramos por primera vez:

15,20: Ahora bien, Cristo ha resucitado de entre los muertos, y resucitó como primer fruto ofrecido a Dios, el primero de los que han muerto. 15,21: Porque, si por un hombre vino la muerte, por un hombre viene la resurrección de los muertos. 15,22: Como todos mueren por Adán, todos recobrarán la vida por Cristo.
  15,23: Cada uno en su turno: el primero es Cristo, después, cuando él vuelva, los cristianos; 15,24: luego vendrá el fin, cuando entregue el reino a Dios Padre y termine con todo principiado, autoridad y poder. 15,25: Porque él tiene que reinar hasta poner a todos sus enemigos bajo sus pies; 15,26: el último enemigo que será destruido es la muerte,
  15,27: según dice la Escritura: Todo lo ha sometido bajo sus pies. Pero al decir que todo le está sometido, es evidente que se excluye a aquel que le somete todas las cosas.15,28: Cuando el universo le quede sometido, también el Hijo se someterá al que le sometió todo, y así Dios será todo para todos…

Hacemos un momento de silencio para responder al Señor y demos gracias porque nos llena de alegría.

Añadimos nuestras intenciones de oración.

-Amén-

Que tu oración sea un frecuente dar gracias porque el  Señor te anticipa cómo será el juicio y vamos a pedirle que puedas vivir de tal manera, que te acepte en su Reino. Pídele la gracia de que el seguimiento te lleve a anunciarlo.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

«Aún por el más pequeño, también a mí me lo hicieron»

(Versículo 40)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y agradeciendo a Jesús que venga.

5.- ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas Iré a realizar las obra de caridad, dispondré lo necesario para demostrar que sí creo que Jesús es el Juez y el Rey y me voy transformando en su discípulo, seguidor y misionero.

En el grupo, nos reunimos para revisar estas palabras de Jesús. Nos proponemos hacer visible el Reino de los cielos, cumpliendo estas obras de caridad y ejercitándonos como grupo para hacerlas constantemente. No son obras aisladas, son una actitud permanente.

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