Lectio Divina Dominical I de Cuaresma Ordinario Ciclo B

«Arrepiéntanse de sus pecados y crean en el Evangelio»

Hno. Ricardo Grzona, frp

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PRIMERA LECTURA: Génesis 9, 8-15
SALMO RESPONSORIAL:25(24), 4-5ab.6-7bc.8-9
SEGUNDA LECTURA: 1 Pedro 3, 18-22

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICO: Marcos 1, 12-15

12 Inmediatamente después, el Espíritu Santo lo llevó al desierto 13 y estuvo allí durante cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Jesús estaba entre los animales salvajes, y los ángeles lo servían.

14 Después de arrestar a Juan, Jesús fue a la región de Galilea a anunciar la buena noticia del Reino de Dios. 15 Él decía: “Ha llegado el momento, y el Reino de Dios está cerca. Arrepiéntanse de sus pecados y crean en el Evangelio”.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

El Evangelista Marcos narra las tentaciones de Jesús en el desierto, a su estilo, siempre de manera muy escueta y sencilla. Ya hemos iniciado la Cuaresma, nuestro tiempo litúrgico para reflexionar más sobre la profundidad del misterio completo de la Salvación. Y empezamos reflexionando las tentaciones en el desierto.

Los otros evangelistas sinópticos también lo narran. Es un momento muy importante. Jesús se dedica a orar, es decir a quitar todos los sentidos externos para ponerse en atención directa a su Padre. Por eso, es tan importante que nos dediquemos a la oración antes de iniciar alguna nueva etapa en la vida.

Toda la vida y la historia tienen etapas. Está concluyendo ya la etapa final del Antiguo Testamento (aunque oficialmente ya culminó con la encarnación del Verbo de Dios en el seno de María), pero ahora comienza la etapa más pública del Señor. Que dedicará sólo tres años a la predicación del Reino de los cielos. En el desierto aparece la figura de Satanás, que literalmente significa el que se opone a algo, el que es un obstáculo en el camino. (recordemos que Jesús le dijo esta misma palabra a Pedro diciéndole, apártate de mí, Satanás. Eso quiere decir quítate de mi camino, no me obstaculices). El maligno enemigo se propone ser quien obstaculiza el camino del Señor. Él está orando, está haciendo su discernimiento para encontrar la voluntad del Padre y el maligno detrás, buscando obstaculizar todo proceso. Es bueno tener en cuenta que hasta el mismo Jesús experimentó que cuando va a dedicarse a las cosas directamente de su Padre, es que encuentra los obstáculos en su camino.

Vuelve Marcos con la exposición de decirnos que Jesús sale a anunciar la Buena Noticia. Uno puede preguntarse, ¿Cuán buena es la noticia? ¿Para qué se necesitaba? Y es que los cielos se habían cerrado para toda la humanidad y ahora se han abierto en el Bautismo y con la predicación de Jesús, esta noticia tan buena que Él ha venido a restaurar la humanidad caída.

Nada más simple que “arrepiéntanse y crean en la buena noticia”. Arrepentirse significa cambio, transformación, metanoia. Es decir un total giro en el camino, para ir al lugar diferente a donde íbamos, pues el letrero de nuestro caminar nos indica que estamos equivocados. Debemos volver al cruce del camino y empezar por una nueva senda, que es la que nos invita el Señor.

El tiempo está cerca, en verdad ya ha llegado. Se ha cumplido. Esto significa que ya no debemos esperar más. El tiempo es lo que todos los profetas anunciaron que se cambiaría. Y con la presencia de Jesús. El tiempo de Dios ha llegado a su cumplimiento. Por eso hay que cambiar, arrepentirse y comenzar una nueva vida, para recibir este Nuevo Tiempo.

Reconstruimos el texto:

  1. ¿Cómo comienza este relato?
  2. ¿Quién condujo a Jesús al Desierto?
  3. ¿Qué hace Jesús en el desierto? ¿Cuánto tiempo pasó allí?
  4. ¿Quiénes le servían?
  5. ¿En qué momento salió Jesús a Proclamar la buena Noticia de Dios?
  6. ¿Qué significaba que se había cumplido el tiempo?
  7. ¿Qué condición es necesaria para poder creer en la Buena Noticia?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. Muchas veces las personas que pasan por un fin de semana y recién convertidos quieren atropellar al mundo entero. ¿Tú, cuánto tiempo dedicas en tu vida diaria a la oración, al recogimiento para que Dios te hable?
  2. Jesús fue tentado por el demonio, en los momentos que hacía oración ¿Acaso nosotros seremos menos? ¿Nuestra oración es un momento breve donde todo se da de manera rápida como para cumplir?
  3. ¿Tomo mi tiempo para hacer mis ejercicios espirituales anuales también? ¿Me dejo sorprender por el Señor?
  4. Cada momento importante en la vida de Jesús es iniciado con un nuevo tiempo dedicado a la oración. ¿Hago lo mismo yo?
  5. ¿En mi vida personal qué significa convertirme y creer en la Buena Noticia?
  6. ¿Cuáles son los obstáculos que normalmente pongo para arrepentirme?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

Vamos a tomar la Segunda Lectura de este Domingo y vamos a hacerla propia, tomada de la primera Carta de Pedro:

3,18: Porque Cristo murió una vez por nuestros pecados, el justo por los injustos para llevarlos a ustedes a Dios: sufrió muerte en el cuerpo, resucitó por el Espíritu 3,19: y así fue a proclamar también a las almas encarceladas: 3,20: a los que en un tiempo no creían, cuando la paciencia de Dios esperaba y Noé fabricaba el arca, en la cual unos pocos, ocho personas, se salvaron atravesando el agua.
  3,21: Para ustedes, todo esto es símbolo del bautismo que ahora los salva, que no consiste en lavar la suciedad del cuerpo, sino en el compromiso con Dios de una conciencia limpia; por la resurrección de Jesucristo, 3,22: que subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios después de poner bajo su dominio a los ángeles, a las potestades y a las dominaciones.

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor.

Añadimos nuestras intenciones de oración.

Amén.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

«Arrepiéntanse de sus pecados y crean en el Evangelio»
(Versículos 15)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

En lo personal, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Quiero demostrar que sí estoy arrepintiéndome. Voy a buscar a personas que necesitan de mi servicio. Atenderé a alguna familia pobre, o a ancianos desvalidos. Debo mostrar que mi fe es activa y está al servicio de los demás.

Con tu grupo, haremos un diálogo cada vez más serio sobre los obstáculos que ponemos a la oración y al compromiso. Después ver de imitar a Jesús, ir a visitar a los enfermos, a los ancianos, acompañarlos compartir nuestro tiempo y llevarles la Buena Noticia.

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