Lectio Divina Dominical de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María Ciclo B

«Feliz tú porque has creído»

Hno Ricardo Grzona, frp
Cristian Buiani, frp

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PRIMERA LECTURA: Apocalipsis 11, 19; 12, 1-6.10
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 45(44),10.11.12ab.16
SEGUNDA LECTURA: 1 Corintios 15, 20-27

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICO: Lucas 1, 39-56

39 Durante esos días, María se preparó y levantándose rápidamente fue a una ciudad en la región montañosa de Judá. 40 Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Tan pronto como Isabel escuchó el saludo de María, el niño saltó en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, 42 dijo en voz alta: “¡Bendita eres tú entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! 43 ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor me visite? 44 Porque en el momento que llegó a mis oídos la voz de tu saludo, el niño saltó de alegría dentro de mi vientre. 45 Feliz tú porque has creído que se realizarán las cosas que se te han anunciado de parte del Señor”. 46 Entonces María dijo: “Mi alma anuncia la grandeza del Señor, 47 y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador. 48 Porque ha mirado la humildad de su sierva. Desde ahora en adelante todas las generaciones me llamarán Bienaventurada, 49 porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí. Su nombre es santo 50 y muestra su misericordia de generación en generación a todos los que lo temen. 51 Hizo portento con su brazo, dispersó a los soberbios con los planes de sus corazones. 52 Quitó a los poderosos de sus tronos y levantó a los humildes. 53 Llenó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. 54 Ayudó a Israel, su siervo para recordarles de su misericordia, 55 así como se lo dijo a nuestros padres, a Abraham y todos sus descendientes para siempre”. 56 María se quedó con Isabel durante unos tres meses y luego regresó a su casa.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

Casi nunca la historia nos narra los acontecimientos simples y sencillos de los pobres. Pues aquí encontramos una excepción. A pesar de ser Lucas un historiador, no se ha dejado arrastrar por la tendencia a resaltar las obras de los grandes y poderosos de la tierra, él ha querido mostrar los detalles simples de una realidad que aparentemente no tiene ningún puesto en el desarrollo histórico de una sociedad que sólo considera importante lo que hacen los grandes, los de renombre, los que se creen a sí mismos los únicos protagonistas de la historia. Aquí el protagonismo, si se puede hablar así, es de un par de mujeres, personajes ya de por sí devaluados en una sociedad machista patriarcal, dos niños que aún sin nacer ya están llamando la atención del autor, y el Espíritu Santo, que llena de gozo a Isabel para bendecir a su parienta María y al fruto de su vientre (42) y para cantar las grandezas del Señor.

María e Isabel, personajes que no cuentan mucho en la sociedad, solamente como medio de multiplicación y prolongación del nombre del varón, se encuentran, y este encuentro, más que una simple visita de una parienta a otra, es la ocasión para que Lucas establezca mediante el recurso de la teología narrativa, una enseñanza sobre la manera cómo Dios actúa en la historia humana y a través de qué tipo de personas actúa; eso es, en el fondo lo que proclama Isabel en las palabras que dirige a María y es también lo que refrenda María y lo explicita mejor en su canto que la tradición consagró como el «Magnificat». En él, Lucas constata cómo mientras los grandes y poderosos se esfuerzan por conducir la historia bajo los criterios del poder, del tener y del dominio, dejando de lado una estela de empobrecidos, de marginados y excluidos, Dios va realizando su acción en el mundo, justamente a través de estas «sobras» que deja la sociedad estructuralmente injusta; por esto precisamente, el cántico de María es revolucionario, porque al reflejar las convicciones de un alma libre y liberada invita también a una auténtica liberación, liberación de unas estructuras injustas que por y en nombre de Dios mantienen al pueblo sumido en la discriminación, el hambre y el abandono.

Lucas pone en labios de María lo que todo creyente de corazón sencillo no solamente debe proclamar con sus labios, sino realizar también a través de su esfuerzo y su lucha de cada día; es una invitación a no continuar «tragándose» el cuento de que una sociedad tan injusta como la de María – y como la de nosotros – sea el reflejo de algún designio o querer de Dios; y lo que es más revolucionario todavía, el Magnificat revela una imagen de Dios completa y absolutamente diferente a la imagen de Dios que manejan los opresores.

Lástima que el Magnificat haya perdido, no se sabe desde cuándo, esa fuerza liberadora inicial convirtiéndose en un cántico a la resignación y a la espera pasiva de unos cambios y de unas intervenciones divinas a favor de los pobres, de los hambrientos y humillados que no se sabe cuándo se van a dar, pero que «hay que esperar»; mas ése no fue el sentido original. Es cierto que Dios intervendrá a favor de los humildes y marginados, pero sólo cuando nosotros con nuestro esfuerzo, con nuestra lucha, comencemos a «preparar» esa intervención.

La Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María fue fijada en el 15 de agosto ya en el siglo V, con el sentido de «Nacimiento al Cielo» o, en la tradición bizantina, «Dormición» de Nuestra Señora. En Roma, la fiesta se celebra desde mediados del siglo VII, pero hubo que esperar hasta el 1 de noviembre de 1950, con Pío XII, para que se proclamara el dogma dedicado a María asunta al cielo en cuerpo y alma. En el Credo Apostólico profesamos nuestra fe en la «Resurrección de la carne» y en la «vida eterna», fin y sentido último del camino de la vida. Esta promesa de fe se cumple ya en María, como «signo de consuelo y esperanza segura» (Prefacio). Este privilegio de María está estrechamente ligado al hecho de ser la Madre de Jesús: dado que la muerte y la corrupción del cuerpo humano son una consecuencia del pecado, no era conveniente que la Virgen María -libre de pecado- se viera afectada por ellos. De ahí el misterio de la «Dormición» o «Asunción al Cielo». El hecho de que María esté ya en el cielo en cuerpo y alma es para nosotros un motivo de alegría, de felicidad, de esperanza. Una criatura de Dios -María- ya está en el cielo: con ella y como ella estaremos también nosotros, criaturas de Dios, un día. El destino de María, unida al cuerpo transfigurado y glorioso de Jesús, será el destino de todos los que están unidos al Señor Jesús en la fe y en el amor. Es interesante constatar que la liturgia -a través de los textos bíblicos tomados del libro del Apocalipsis y de Lucas, con el canto del Magnificat – nos lleva a orar más que a reflexionar. El Evangelio, en efecto, nos sugiere que leamos el misterio de María a la luz del Magnificat: el amor gratuito que se extiende de generación en generación y la predilección por los últimos y los pobres encuentran en María su mejor fruto, su obra maestra, un espejo en el que todo el pueblo de Dios puede mirar sus propios rasgos. La solemnidad de la Asunción al Cielo de la Santísima Virgen María en cuerpo y alma es el signo elocuente de que no sólo el alma sino también el cuerpo son «cosa muy hermosa» (Gn 1,31), hasta el punto de que, como en la Virgen María, nuestra carne será asumida en el cielo. Esto no nos exime de comprometernos con la historia; al contrario, es precisamente la mirada hacia la meta, hacia el cielo, nuestra patria, la que nos impulsa a comprometernos en nuestra vida presente siguiendo la línea del Magnificat: alegres por la misericordia de Dios y atentos a todos los hermanos que encontramos en el camino, empezando por los más débiles y frágiles.

El dogma definido por Pío XII

«Después de elevar a Dios repetidas súplicas y de haber invocado la luz del Espíritu de Verdad, para la gloria de Dios Todopoderoso que otorgó a la Virgen María Su especial benevolencia en honor de Su Hijo, Rey Inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte, para mayor gloria de su augusta madre y para alegría y regocijo de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los santos apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos como dogma revelado por Dios que: la inmaculada Madre de Dios, la siempre virgen María, habiendo completado el curso de la vida terrena, fue asumida en cuerpo y alma a la gloria celestial” (Pío XII, Munificentissimus Deus, 1 de noviembre de 1950).

Reconstruimos el texto:

  1. ¿Quiénes son los personajes que destacan en este texto?
  2. Al inicio de este texto ¿Qué nos dice que hizo María?
  3. ¿A casa de quién entro María?
  4. ¿Qué le paso a Isabel y que dijo?
  5. Cuándo Isabel escucho la voz de María, ¿Qué aconteció?
  6. ¿Con que expresión Isabel identifica a María?
  7. ¿Porque Isabel felicita a María?
  8. ¿Qué es lo que anuncia el alma de María?
  9. ¿Qué ha mirado el Señor en María?
  10. ¿Cómo la llamarán todas las generaciones?
  11. ¿Qué muestra el Señor de generación en generación?
  12. ¿Qué le dijo el Señor a nuestros padres, a Abraham y todos sus descendientes para siempre?
  13. ¿Cuánto tiempo estuvo María con Isabel?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios  en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. María nos muestra actitudes de aceptación, disponibilidad y acompañamiento, ¿Soy como María que aceptó la voluntad de Dios?, ¿La disponibilidad para acompañar a mi familia, a mis cercanos, a mi comunidad, a quien sea en el momento que sea?
  2. Todos mostramos nuestro afecto y agradecimiento a nuestra familia y principalmente a nuestros padres, ¿Cómo se expresará o que diría Jesucristo de la Virgen María, su madre?, ¿Jesucristo estará orgulloso de ella, le agradecerá todo cuanto hizo por él?
  3. La Virgen María creyó en Dios y gracias a ello, porque aceptó con mucho amor y fe la Palabra de Dios. Seguramente Dios Padre encontró en ella el amor puro, la bondad, la humildad, la fe y vio que ella sería el instrumento perfecto para cuidar de “Jesucristo”, ¿Jesucristo se molestará o se incomodará porque amamos a la Virgen María, porque le oramos, porque le agradecemos el haber aceptado ser instrumento de Dios para nuestra Salvación?
  4. La Virgen María es un modelo en el Cristianismo, porque es la primera que cree, la primer seguidora, la primera que acompaña, anima, camina y muchas otras actitudes para hacer cumplir la Palabra de Dios en oración y acción en la vida real. ¿Qué me deja ella como enseñanza? ¿Me dispongo como ella en oración acción no solo con los de mi comunidad sino con todas las personas?
  5. María, todos los Santos, inclusive nuestros seres queridos en el cielo son nuestros intercesores ante Dios, ante el Señor ¿Estamos conscientes que Jesucristo es el único camino y la verdad para llegar al Reino de los Cielos?
  6. En mis momentos de oración, de encuentro con Dios ¿Le manifiesto además de mis necesidades, mi alegría, mi agradecimiento por se fija en mí al igual que María?
  7. En nuestra tradición Cristiana Católica solo se hace referencia a María como la virgen y madre de Jesús ¿Entendemos que solo hay una Virgen María y todas las demás Vírgenes de nuestras tradiciones son la representación de la misma Virgen María pero en diferentes advocaciones?
  8. Hoy en la Solemnidad de Asunción de la Virgen María, ¿Cuál es el mensaje que me deja?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor, oremos con el Canto de María «Magnificat»

“Mi alma anuncia la grandeza del Señor, 47 y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador. 48 Porque ha mirado la humildad de su sierva. Desde ahora en adelante todas las generaciones me llamarán Bienaventurada, 49 porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí. Su nombre es santo 50 y muestra su misericordia de generación en generación a todos los que lo temen. 51 Hizo portento con su brazo, dispersó a los soberbios con los planes de sus corazones. 52 Quitó a los poderosos de sus tronos y levantó a los humildes. 53 Llenó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. 54 Ayudó a Israel, su siervo para recordarles de su misericordia, 55 así como se lo dijo a nuestros padres, a Abraham y todos sus descendientes para siempre”

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor.

Añadimos nuestras intenciones de oración y decimos:

Amén.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:

«Feliz tú porque has creído»
(Versículo 45)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo,revisar cuál ha sido mi disponibilidad y acompañamiento con mi familia y con las demás personas, también mirar a la Virgen María y agradecerle por que fue un instrumento para que hoy en día pueda vivir y disfrutar mi cristianismo, pero también ver ese modelo de persona con la actitud ante la vida y pensar como yo puedo mostrarle al Señor con mis acciones que soy un verdadero Cristiano

En el grupo,Compartir este ejercicio de reflexión, así como nuestras experiencias en la disponibilidad y el acompañamiento en nuestras vidas, dando y recibiendo, ver el modelo de la Virgen María en nuestro cristianismo, mencionar cuáles son las actitudes que me gustan y algunas que quizás tenga y aquellas que, además planear una pequeña misión donde hablemos de la Virgen María no solo como la devoción sino también como la persona modelo a seguir y finalmente cantar el magnificat

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