«Mis ojos han visto tu salvación»
Hno. Ricardo Grzona, frp
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PRIMERA LECTURA: Eclesiástico 3, 3-7.14-17a
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 127, 1-2.3.4-5
SEGUNDA LECTURA: Colosenses 3, 12-21
Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
-Amén-
TEXTO BÍBLICO: Lucas 2, 22-40
22 Cuando se cumplieron los días en que ellos debían purificarse conforme a la Ley de Moisés, María y José llevaron el niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. 23 Porque está escrito en la Ley del Señor: “Todo hijo varón que abre el vientre será consagrado al Señor” (Ex 13:2.12.15), 24 también fueron allí para dar la ofrenda de dos palomas o dos tórtolas, como lo ordena la Ley del Señor (Lev 12:8).
25 Un hombre llamado Simeón vivía en Jerusalén. Era un hombre bueno y piadoso y esperaba la salvación del pueblo de Israel. El Espíritu Santo estaba con él, 26 y a él le había sido revelado por el Espíritu Santo que, antes de morir, vería al Mesías enviado por el Señor. 27 Guiado por el Espíritu, Simeón fue al Templo, y cuando los padres llevaron al niño Jesús al Templo para hacer lo que dice la Ley, 28 Simeón tomó al niño en sus brazos y bendijo a Dios, diciendo:
“Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz conforme a tu palabra;
30 porque mis ojos han visto tu salvación
31 que has preparado en presencia de todos los pueblos:
32 Luz para revelación de las naciones y gloria de tu pueblo Israel”.
33 Su padre y su madre estaban asombrados de las cosas que se decían sobre él. 34 Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:
“He aquí que este niño es puesto para la destrucción y la salvación de muchas personas en Israel, y para ser una señal que muchos rechazarán, 35 y una espada traspasará tu misma alma para que los pensamientos de muchos corazones sean revelados”.
36 También había una profetisa llamada Ana, la hija de Fanuel, de la tribu de Aser, quien era muy anciana y había vivido con su marido siete años desde su matrimonio; 37 pero había quedado viuda y tenía ochenta y cuatro años. Nunca dejaba el Templo, sirviendo con ayunos y oraciones día y noche. 38 A esa hora ella llegó al Templo y comenzó a alabar a Dios y a hablar sobre el niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.
39 Cuando terminaron de hacer todo lo que la Ley del Señor ordena, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40 El niño crecía y se fortalecía, mientras se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba sobre Él.
TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR
1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Estudio Bíblico.
Para celebrar la Sagrada Familia, la Iglesia nos propone este texto, en donde encontramos a José y María llevando a Jesús al templo. Esta bella escena sólo la pone Lucas explicando los procesos del rito de purificación de la mujer que dio a luz y la presentación y rescate por el niño. Todo este ritual lo podemos encontrar en el libro del Levítico 12, 8.
José y María son auténticos judíos piadosos que siguen con la ley de Moisés. Ella debe presentarse porque al haber dado a luz necesita ser limpiada, especialmente por el contacto con la sangre. Y para eso se presenta ante el sacerdote con la víctima expiatoria, es decir el animal que se sacrificará para limpiar el supuesto pecado. Y al consagrar al varón primogénito al Señor, para poder recuperarlo, se debía presentar un animal de acuerdo al status económico de las personas. Ya sabemos que ellos al presentar unas palomitas, eran personas de escasos recursos (caso contrario habrían presentado un oveja o ganado mayor).
Aparece en escena un hombre mayor, piadoso, que esperaba la liberación de Israel. Su nombre es Simeón, que en idioma hebreo significa “Dios me ha escuchado”. En verdad su nombre indica lo sucedido. Es posible que él está representando a todo el pueblo de Israel, que ha estado en oración por siglos, esperando al mesías. Y movido por el Espíritu Santo, va a al templo y encuentra a Jesús. Es decir, que toda su vida ha tenido sentido hasta ese momento. Toda la historia del Antiguo Israel se resume en este hombre, Simeón, que entona un cántico tan precioso, porque entiende que Dios ha cumplido su palabra. El cántico es para la oración de mucha reflexión.
Simeón termina diciendo que Jesús será signo de contradicción y que por Él, muchos se levantarán y otros caerán. Unos por reconocerlo como el Salvador y otros porque obviamente se está refiriendo a los que no lo aceptan, porque se ven expuestos sus pensamientos. Lo curioso, es la profecía que hace sobre María “Y a ti te digo, que una espada te atravesará el corazón” (de este texto se basa la iconografía cuando pone espadas atravesando el corazón de la Virgen dolorosa).
También en el texto aparece la profetisa Ana, cuyo nombre significa “Dios se ha compadecido”. También aquí el nombre indica la relación con la Historia de la Salvación. Dice el texto que luego ella hablaba con todos los que esperaban la liberación de Israel sobre el niño que había nacido.
Volvieron a su pueblo sorprendidos José y María, de todo lo que pasó en ese momento. Debe haber sido algo inolvidable.
Reconstruimos el texto:
- ¿Cómo comienza este relato?
- ¿Dónde han ido José y María con el niño Jesús y para qué motivo?
- ¿Quién se les apareció en el templo?
- ¿Qué dijo sobre Jesús?
- ¿Qué dice el cántico que compuso al ver a Jesús?
- ¿Qué dijo sobre las personas de Israel, con respecto a Jesús?
- ¿Qué le dijo a María¡
- ¿Quién más pasó por el templo? ¿Qué reacción tuvo cuando vio al niño Jesús?
- ¿A dónde regresó la Sagrada Familia?
- ¿Cómo iban creciendo Jesús?
2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación
- José y María cumplen las leyes ¿Yo también busco de cumplir los mandamientos de Dios? ¿Soy fiel en el cumplimiento de estos Mandamientos? ¿Algunos no me parece bien cumplirlos?
- El Espíritu Santo conduce a Simeón al Templo y se encuentra con Jesús ¿Yo también me dejo conducir por el mismo Espíritu cuando me lleva a la Iglesia, a encontrarme con el mismo Jesús y con mis hermanos? ¿Soy dócil? ¿Qué pasaría si algún día me llamaran a la Iglesia y yo por pereza no quisiera ir? ¿Acaso no me perdería de algún encuentro vivencial con el Señor? ¿Qué debo hacer entonces?
- ¿Cómo me expreso ante los demás cuando me encuentro con el Señor? ¿Desbordo de alegría? ¿Relaciono este momento con toda la Historia de la Salvación, de la que soy parte?
- ¿Creo y espero en la Palabra y las promesas de Dios para mí? ¿Cómo manifiesto esta esperanza activa?
- ¿Me dejo iluminar por el Señor? ¿Soy de aquellos que por aceptarlo han sido levantados?
- ¿Entiendo que por ser fiel discípulo, también sufriré persecuciones, y como a María me pueden hacer doler las actitudes de los demás? ¿Me preparo para estos momentos con humildad?
- ¿Hablo con mis amigos y las demás personas que me encuentro sobre las maravillas de Jesús?
- ¿Dejo que la gracia de Dios vaya entrando en mi vida?
3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:
Te propongo que como oración tomemos la segunda Lectura de la carta a los Colosenses Capítulo 3
3,12: Por tanto, como elegidos de Dios, consagrados y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión, de amabilidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 3,13: sopórtense mutuamente; perdónense si alguien tiene queja de otro; el Señor los ha perdonado, hagan ustedes lo mismo. 3,14: Y por encima de todo el amor, que es el broche de la perfección.
3,15: Y que la paz de Cristo dirija sus corazones, esa paz a la que han sido llamados para formar un cuerpo. Finalmente sean agradecidos. 3,16: La Palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza; instrúyanse y anímense unos a otros con toda sabiduría.
Con corazón agradecido canten a Dios salmos, himnos y cantos inspirados.
3,17: Todo lo que hagan o digan, háganlo invocando al Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Que tu oración sea un frecuente dar gracias por creer y vivir en Jesús y en su Iglesia. Pídele la gracia de una conversión sincera y de esperar su venida.
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Permite que cada día sea consciente de que todo mi pensar, sentir, obrar, deba ir dirigido a la espera de tu llegada
Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Añadimos unas intenciones de oración.
Añadimos nuestras intenciones de oración.
-Amén-
4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
«Mis ojos han visto tu salvación»
(Versículo 30)
Y de esta forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y agradeciendo a Jesús que venga.
5.- ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Estoy creciendo en gracia de Dios y esto debe manifestarse. Voy a tomar como acción mi manifestación decidida de hablar al menos con alguien sobre la verdad de Jesús, y lo importante que es escucharlo y dejarse guiar por Él.
En el grupo, vamos a volver a releer el texto poniendo atención a lo que dijo Simeón. Si queremos que Jesús nos ilumine, qué le pediremos. Cuidado de no pedir la luz, pero luego no abrir el corazón para que la luz no penetre. Todos como grupo vamos a llevar la alegría de Cristo que vino a nosotros para despertar la esperanza en que es posible vivir de verdad.
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