Lectio Divina por Ronaldo Rodríguez Cuéllar de Colombia
- Invocamos al Espíritu Santo
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetras las almas;
fuente del mayor consuelo.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 8,23-27.
Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron.
De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía.
Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, ¡nos hundimos!».
Él les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma.
Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?».
- Lectura, ¿Qué dice el texto?
El texto inicia con Jesús subiendo a la barca y con los discípulos siguiéndolo. Cuando estaban sobre las aguas Jesús se dispuso a descansar, luego llegó una tormenta que amenazaba con tumbar la barca, los discípulos despertaron a Jesús y le pedían auxilio, a lo que Él les respondió que no debían de temer, que debía tener fe. Jesús se levantó y calmó el viento y el mar, quedando todo en calma.
Los discípulos se preguntaban sobre quién era Jesús que hasta el mar y el viento le obedecen.
- Meditación, ¿Qué nos dice Dios en el texto?
Este evangelio nos hace un par de invitaciones: seguir a Jesús como lo hicieron sus discípulos y tener fe en Él. Por mas problemas que tengamos en nuestra vida si estamos con Jesús y tenemos fe en Él todo saldrá bien, Jesús nos dice que todo lo que pidamos al Padre con fe, Él no lo concederá, es un llamado a alimentar nuestra fe, a confiar en Dios siempre y reconocer que el poder de Dios es más grande que cualquier problema que tengamos.
- Oración
Señor, yo creo, yo quiero creer en Ti
Señor, haz que mi fe sea pura, sin reservas, y que penetre en mi pensamiento, en mi modo de juzgar las cosas divinas y las cosas humanas.
Señor, haz que mi fe sea libre, es decir, que cuente con la aportación personal de mi opción, que acepte las renuncias y los riesgos que comporta y que exprese el culmen decisivo de mi personalidad: creo en Ti, Señor.
Señor, haz que mi fe sea cierta: cierta por una congruencia exterior de pruebas y por un testimonio interior del Espíritu Santo, cierta por su luz confortadora, por su conclusión pacificadora, por su con naturalidad sosegante.
Señor, haz que mi fe sea fuerte, que no tema las contrariedades de los múltiples problemas que llena nuestra vida crepuscular, que no tema las adversidades de quien la discute, la impugna, la rechaza, la niega, sino que se robustezca en la prueba íntima de tu Verdad, se entrene en el roce de la crítica, se corrobore en la afirmación continua superando las dificultades dialécticas y espirituales entre las cuales se desenvuelve nuestra existencia temporal.
Señor, haz que mi fe sea gozosa y dé paz y alegría a mi espíritu, y lo capacite para la oración con Dios y para la conversación con los hombres, de manera que irradie en el coloquio sagrado y profano la bienaventuranza original de su afortunada posesión.
- Contemplación, ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?
Abramos nuestros corazones para recibir la palabra de Dios, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde con su poder y nos aumente la fe, para realizar con mas fuego y pasión la misión que Dios nos ha encomendado.
- Acción, ¿A qué me comprometo con Dios?
Hoy me comprometo a leer la palabra de Dios y tener una comunicación directa con Él, con el firme objetivo de aumentar nuestra fe y estar cada día más cerca de Él.