Lectio Divina por Sergio Campo Cabrera de Colombia
1. Del evangelio de Marcos 8:1-10, del día 15 de febrero – 2020.
1.Por aquellos días, habiendo de nuevo mucha gente y no teniendo qué comer, llama Jesús a sus discípulos y les dice:
2. «Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer.
3. Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos.»
4. Sus discípulos le respondieron: «¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?»
5. El les preguntaba: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos le respondieron: «Siete.»
6. Entonces él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente.
7. Tenían también unos pocos pececillos. Y, pronunciando la bendición sobre ellos, mandó que también los sirvieran.
8. Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete espuertas.
9. Fueron unos 4.000; y Jesús los despidió.
10. Subió a continuación a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanutá
2. Lectura: ¿Qué me dice el texto?
Es claro que Jesús nos demuestra que todos somos importantes para Él, pues viendo que muchos habían ido a acompañarlo, no fue indiferente y se preocupó por la alimentación de cada uno.
Y nos demuestra que más que un milagro hecho, lo importante es el compartir y sentir la necesidad del otro, no ser indiferentes o hacernos el de «los oídos sordos.» Sino sentir y ver a Jesús en el hermano que lo necesita.
El evangelio hace que me haga las siguientes preguntas:
¿Soy indiferente ante las demás personas?
¿Veo el rostro de Jesús en la necesidad de un hermano?
¿Entrego todo lo que tengo a Dios?
¿Entrego todo lo que tengo a un hermano necesitado?
3. Oración: ¿Qué le respondo a Dios?
Señor, te pido para que me des la gracia de verte en el hermano que más lo necesita, y que con tu ayuda no sea indiferente ante los problemas y necesidades de los demás, sino que pueda sentir el dolor ajeno y tenga compasión en el hermano.
Te pido también a confiar en tu voluntad y a entregarte todo de mí sin medida y sin desconfianza.
Amén.
4. Contemplación: Interiorizo la Palabra de Dios.
«Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer.»
5. Acción: Compromiso con Dios.
1. Señor, me comprometo a no ser indiferente con mi hermano a pesar del momento por el que esté pasando.
2. Tendré más confianza en ti, aunque a mí alrededor hayan distracciones.
3. Me comprometo a entregarte todo de mí, siempre confiando en tu voluntad.