Lectio Divina del día – WhatsApp Lucas 24, 13-35

Lectio Divina por Hugo Ezequiel Ramirez de Argentina

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo, que nos haces resucitar, que le devuelves la vista a los ciegos, que nos enseñas a mirar con el corazón, que nos das la oportunidad de conocer con nuestros ojos los signos que nos muestran a Jesús que hoy camino con nosotros.

Ven enséñanos a mirar con el corazón. Amen

1.-Lectura: Evangelio según San Lucas 24, 13-35

Aquel mismo día, el primero de la semana, dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos setenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?». Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado estos días?». Él les dijo: «¿Qué». Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana la sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron». Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria». Y, comenzado por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

2.- Meditación:

Este conocido momento del evangelio que hemos laido muchas veces y que ha menudo utilizamos para que nos ayude a ver el paso de Dios por nuestra vida personal, la vida de nuestros grupos y el milagro tan sencilo que ocurre en la mesa donde todos tenemos lugar, con lo que cotidianamente compartimos y donde el gesto de dar gracias y compartir nos dejan reconocer a la persona de Jesús.

Podríamos situarnos rápidamente en el contexto de este trozo del evangelio para mejor entenderlo y la invitación siempre está en detenernos donde el corazón nos arda y nos preguntemos a que nos invita.

Los invito a que nos detengamos este texto que dice: “Sus ojos nos eran capaces de reconocerlo”. Al preguntarnos sobre la palabra RECONOCERLO llegamos al significado de saber distinguir o identificar a una persona por sus características que le son propias. Existen personas con características que nos han ayudado en algún momento de nuestras vidas, que nos han rescatado de alguna situación negativa o simplemente han llenado de sentido ese momento compartido con ellos. Por esa misma razón la invitación es RECONOCER esas características de tal o cual persona que en medio de nuestro caminar en la vida han interrumpido nuestro caminar y hoy podríamos reconocer esos gestos como presencia de Dios.

3.- Oración:

Señor Jesús compañero de camino, ayúdanos a estar atentos a tus gestos y características que siempre se presentan en medio nuestro. Danos un corazón abierto a tus maneras de aparecer en medio nuestro.

4 – Contemplación:

Para permanecer abiertos a la novedad de DIOS podemos repetir en el corazón: Enséñame a reconocerte en mi vida.

Acción:

En este momento que vivimos y que estamos obligados a permanecer en nuestras casas, y compartir mucho tiempo con los nuestros y en quienes más nos cuesta reconocer los gestos solidarios. Estar atentos por si alguien próximo a nosotros necesita que aparezcamos en su camino y quizás simplemente caminar a su lado, o realizar una llamada que acorte las distancias

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