Lectio Divina por Jesús Roel Carrillo Aké de México
Invocación al Espíritu Santo
Espíritu Santo, dulce huésped del alma, muéstranos el sentido profundo del gran Jubileo y prepara nuestro espíritu para celebrarlo con la fe, en la esperanza que no defrauda, en la caridad que no espera recompensa.
Espíritu de verdad, que conoces las profundidades de Dios, memoria y profecía de la Iglesia, dirige la Humanidad para que reconozca en Jesús de Nazaret el Señor de la gloria, el Salvador del mundo, la culminación de la Historia.
Ven, Espíritu de amor y de paz.
Espíritu creador, misterioso artífice del Reino, guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones para cruzar con valentía el umbral del nuevo milenio y llevar a las generaciones venideras la luz de la Palabra que salva.
Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo, ven y renueva la faz de la tierra. Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad, para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano.
Ven, Espíritu de amor y de paz.
Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia, haz que la riqueza de los carismas y ministerios contribuya a la unidad del Cuerpo de Cristo, y que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados colaboren juntos en la edificación del único Reino de Dios.
Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz, suscita solidaridad para con los necesitados, da a los enfermos el aliento necesario, infunde confianza y esperanza en los que sufren, acrecienta en todos el compromiso por un mundo mejor.
Ven, Espíritu de amor y de paz.
Espíritu de sabiduría, que iluminas la mente y el corazón, orienta el camino de la ciencia y la técnica al servicio de la vida, de la justicia y de la paz. Haz fecundo el diálogo con los miembros de otras religiones. y que las diversas culturas se abran a los valores del Evangelio.
Espíritu de vida, por el cual el Verbo se hizo carne en el seno de la Virgen, mujer del silencio y de la escucha, haznos dóciles a las muestras de tu amor y siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos que Tú pones en el curso de la Historia.
Ven, Espíritu de amor y de paz.
A Ti, Espíritu de amor, junto con el Padre omnipotente y el Hijo unigénito, alabanza, honor y gloria por los siglos de los siglos.
Amén
Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8):
Para inculcarles que hace falta orar siempre sin cansarse, les contó una parábola: —Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en la misma ciudad una viuda que acudía a él para decirle: Hazme justicia contra mi rival.
Por un tiempo se negó, pero más tarde se dijo: Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, así no seguirá molestándome.
El Señor añadió: —Fíjense en lo que dice el juez injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? Les digo que inmediatemante les hará justicia. Sólo que, cuando llegue el Hijo del Hombre, ¿encontrará esa fe en la tierra?
Meditación
En la lectura de hoy es fácil darse cuenta de que tan importante es para Dios la oración, siempre es la conexión con Él, hoy de forma personal me pongo a pensar ¿qué seria de nosotros sin poder tener esa comunicación con nuestro padre?, Dios como lo sabemos es amor y nos ama tanto que nos permite estar cerca de Él a través de la oración, pero también es momento de que reflexionemos, ¿le dedicamos a Dios el tiempo necesario a través de la oración?, y precisamente hablando de este tema siempre recuerdo la oración de Jonás en el vientre de la ballena donde nos damos cuenta de que la oración más fuerte es la que sale del corazón y eso es lo que siempre debemos hablar con Dios, hablarle desde el corazón.
Oración
Para el momento de la oración hoy propongo una oración de agradecimiento:
Hoy señor quiero darte gracias por todas las bendiciones inmerecidas que me das, gracias por mis triunfos y derrotas, gracias por mi familia, por mis amigos y por permitirme el día de hoy compartir la vida con los demás, gracias por permitirme ser tú hijo amado.
Contemplación
Para el momento de la contemplación hoy tomo estas palabras donde nosotros sabemos que Dios es amor, “Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche?”
Acción
Para el momento de la acción les propongo que hagamos una cadena de oración por cada uno de nosotros que compartimos día a día la lectio divina, siempre tratando de recordar de forma especial a alguien con el que compartimos nuestro taller.