Lectio Divina por Ernesto Vega de USA
Invocación al Espíritu Santo
Te invoco, ¡Oh Espíritu Santo!, fuente de luz y fortaleza.
Me abro a tu misericordia infinita de luz y sabiduría.
Mi corazón está dispuesto a aprender y seguir tus inspiraciones.
¡Te amo, Espíritu Santo!
Texto del Evangelio según san Juan 8, 1-11
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
«Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
Lectura: ¿Qué dice el texto?
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
«Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu atención, tu interés?
Meditación: ¿Qué nos dice Dios en el texto?
En esta escritura encontramos ilustradas dos tipos de actitudes: 1) La actitud de los escribas y fariseos, 2) y la actitud de Jesús.
Por una parte, el primer tipo de actitud es un puritanismo moralista que se manifiesta en la crítica, la humillación y la condenación. Se le critica a la mujer que fue “sorprendida en adulterio”, se le humilla porque la “colocaron en medio” y se le condena por que ya los varones traían piedras para ejecutarla y se presentan los razonamientos morales de por qué debe ser apedreada. Todo este escenario de condenación y humillación también tiene la intención de poner a prueba a Jesús y acusarlo. Esta actitud es de un complejo de superioridad que lleva a criticar y humillar, no genera vida, por lo contrario, genera condenación y muerte.
Por otra parte, el segundo tipo de actitud es uno de autenticidad, perdón y dignificación que se expresa en la persona de Jesús. Jesús con autoridad y sinceridad se incorpora y dice: “El que esté sin pecado, que tire la primera piedra.” Su autoridad y autenticidad atraviesan el corazón de los presentes, y estos al reflejarse en la persona de Jesús, reconocen la impureza de sus conciencias y se retiran. Jesús entonces perdona a la mujer y al tratarla con respeto le ayuda a integrarse a la sociedad, la dignifica. Esta actitud es de una persona de fe auténtica, de una persona centrada y empoderada en Dios, pues genera perdón y vida, y trata a los demás con la dignidad de ser hijos e hijas de Dios.
Estas dos tipos de actitudes generan acciones y efectos, uno de muerte y el otro de vida.
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?
Oración: ¿Qué le decimos a Dios?
Desde lo más profundo de mi ser reconozco tu Luz en mi, Oh Espíritu Santo, ayúdame con tu gracia de descubrir mis actitudes. Ayudame a moldear mi actitud como la actitud de Jesús, para que Tú al moverte en mi sea canal de gracia para las personas al rededor de mi, y en Ti y por Ti genere vida a través de mis pensamientos, palabras, y acciones. ¡Oh Espíritu Santo! Dame la gracia de imitar a Jesús en mi diario vivir y en el tiempo y las circunstancias que me a tocado vivir, aquí y ahora mismo. ¡Jesús, en ti confío! Amén.
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu oración personal?
Cada uno pone sus intenciones.
Amén.
Contemplación: ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?
En el amor, tampoco yo te condeno.
A través del amor, tampoco yo te condeno.
Por el amor, tampoco yo te condeno.
En, a través, y por Jesús, tampoco yo te condeno.
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que te ayuda a recordar este texto?
Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
Me comprometo todos los días a trabajar en mi sanación interior para moldear mi interior, mi actitud, a la actitud de Jesús.
Me comprometo a que cuando me note juzgando / condenando a mi persona o a los demás, recordarme de traer mi atención al corazón y trabajar en ser mejor persona, bendecir a mi persona o bendecir a los demás en la Luz de Jesucristo.
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿cuál es la acción concreta que te invita a realizar?