Lectio Divina por José Gonzalo Rodriguez de México
Invocación al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo, Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
1.- Lectura: ¿Qué dice el texto? Juan 6, 44-51
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios.
Todo aquel que escucha al Padre y aprende de Él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.
Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo, para que, quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida.
Palabra del Señor.
2.- Meditación: ¿Qué me dice a mí el texto?
En el capítulo 6 de Juan, Jesús está exponiendo el discurso del Pan de Vida, Jesús se coloca en el centro del relato, auto proclamándose como mediador entre la Salvación del Padre y el mundo. En el fragmento que presenta la liturgia de hoy, Jesús afirma contundente: Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ese yo lo resucitaré el último día.
De este Evangelio podemos tomar unos puntos importantes:
a. La obra de redención es iniciativa del Amor de Dios que tiene por mí.
b. Dios es el primer aliado que tengo en el camino de la salvación, él me llama y provee la gracia para responder positivamente a su llamado.
c. Si mis sentidos están embotados por el pecado, NO voy a descubrir el momento preciso en que Dios me está atrayendo.
d. El Espíritu siempre me conduce hacia el Encuentro. Aún las circunstancias más desfavorables, humanamente hablando, pueden llegar a ser ocasión para reiniciar una vida.
e. Nunca reneguemos hacia dónde nos lleva la vida, porque esos caminos, o son fruto de nuestras malas decisiones, o es el mismo Dios que nos lleva a un desierto para realizar por nuestro medio un milagro, o para darle ocasión a otros de evangelizarnos y ayudarnos a recomenzar.
3.- Oración: ¿Qué le respondo a Dios?
Señor abre mi corazón para poder escuchar tu llamado lléname de tu Santo Espíritu para que sea él que decida el rumbo de mi vida.
4.- Contemplación: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?
Que mi corazón esté dispuesto a ti, para hacer tú voluntad.
5.- Acción: ¿A qué me comprometo?
Buscar en mi día a día un momento en el que te lo dedique a ti ( para persignar, rezar, agradecer, pedir), para que siempre tenga un recuerdo de que estás conmigo buscando siempre tu voz para que guíe mi vida.