Evangelio del día – Lectio Divinas Lucas 1, 26-38

Lectio Divina por Eduardo Rafael García Carías de Honduras

0. Invocamos al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo
Espíritu Santo Consolador, ven con tu fuerza y con tu poder, que sin herir ni violentar, ofreces en la conciencia el susurro de lo que es bueno y mejor, para bien de cada persona y de la comunidad humana.
Ven, sobre todo, a lo más íntimo de nuestro ser, donde se experimenta la turbación, el sinsentido, la desesperanza, la tristeza, el desánimo, el dolor y las lágrimas secretas.
Ven, Espíritu Santo, Consolador, hazte luz para quienes todo lo ven oscuro; amor, para quienes se creen o están solos; fuerza, para quienes perciben la debilidad física y también en su espíritu. Tú eres el mejor Abogado, defiéndenos de nosotros mismos, de nuestras melancolías y desesperanzas. Amén.

Evangelio Según San Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha mirado favorablemente. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.

Palabra del Señor.

1. Lectura ¿Qué dice el texto?

En esta fiesta de la Anunciación del Señor, hacemos una pausa en el itinerario cuaresmal y en medio de las situaciones de calamidad que tanto angustian y preocupan nos encontramos, una vez más, ante el misterio de la encarnación del Hijo de Dios. El evangelista San Lucas, nos propone este pasaje que nos revela la “novedad constante” de un Dios que se manifiesta en las pequeñas cosas, un Dios que hace extraordinario lo ordinario.

La primera parte del texto nos sitúa en el tiempo y en el espacio: en el sexto mes de la concepción de Juan Bautista y en Nazaret, ciudad de Galilea, territorio de los alejados e impuros, cabe resaltar que Galilea es donde siempre todo comienza.
Los personajes que aparecen en el texto son la joven llamada María, José (de la estirpe de David) y el ángel Gabriel, que según la naturaleza de su función representa la misma presencia de Dios en aquel acontecimiento.

“Alégrate, llena de Gracia…” Lo primero que resalta en el texto es este imperativo, el cual cumple una doble función: la invitación a la alegría y la convicción profunda de que todo el que ha sido elegido por Dios para cumplir una misión especial encuentra en la vocación el motivo de su alegría.

“No temas María…Dios te ha mirado favorablemente” representa la seguridad de Dios que en pocas palabras, apenas un suspiro, son palabras omnipotentes, que turban el corazón, que ponen profundamente en discusión la vida, los proyectos personales, las esperanzas de los hombres. Alcanzar el favor de Dios, no por mérito, sino por Amor.
“Le pondrás por nombre Jesús” el significado de Jesús es “Dios salva”, y esa salvación que procede de su misericordia siempre se renueva, a pesar de las fragilidades y las caídas, a pesar de la dureza de los corazones.

“¿Cómo será esto…?” María pone delante de Dios, con un gesto de purísima pobreza, su virginidad, su no conocer varón; es una entrega plena, absoluta, desbordante de fe y abandono. Es un SÍ anticipado.
“El poder del Altísimo te cubrirá con su sombra…” Dios humilde garantiza su compañía a aquella frágil joven; sella su alianza con aquella que nos representa, aquella que sabe disponer la totalidad de su vida para que se cumpla tan maravilloso proyecto, porque sabe que “nada hay imposible para Dios”. Por lo anterior, no duda en proclamar su Fiat: “Hágase en mi según tu Palabra”.

2. Meditación ¿Qué nos dice el texto?

A la luz del texto bíblico, les invito a meditar con base en las siguientes preguntas:
• ¿Asumo y vivo la Alegría que viene de la salvación de Dios que es siempre nueva? ¿Cómo la manifiesto a los demás en medio de las dificultades y pruebas?
• El miedo es lo contrario al Amor: ¿Soy capaz de responder al llamado de Dios sin temores y prejuicios? ¿Intento propagar el amor en todas mis acciones, así como Dios me ve con Amor?
• ¿Confío en la salvación y en el auxilio de Dios, aún cuando el pecado y los males del mundo puedan acechar mi vida?
• ¿Soy consciente de que no hay nada imposible para Dios o soy de los que antepone su propia lógica y forma de pensar?
• Como María, ¿ofrezco mi voluntad, mi inteligencia y mi libertad plenas al proyecto de Dios?

3. Oración ¿Qué le decimos a Dios?

Gracias, Señor, porque por medio de María has querido hacerte hombre para enseñarnos a ser plenamente hombres. Te pido que, así como quisiste permanecer por unos meses en el Inmaculado vientre de la Santísima Virgen, permanezcas ahora y siempre en mi humilde corazón. Amén

4. Contemplación ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?

Interiorizamos esta palabra junto con el salmo 39: “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad” y con la ayuda del siguiente canto:

5. Acción ¿A qué me comprometo con Dios?

En este tiempo que estamos viviendo, me acercaré a mis familiares a darles un mensaje de alegría y esperanza, así como el Ángel Gabriel comunicó la gracia de Dios a María.

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