Evangelio del día – Lectio Divina San Mateo 8, 23-27

LECTIO DIVINA
MARTES, 4 DE JULIO DE 2023
Martes XIII Semana Tiempo Ordinario
P. José Manuel Reyes Cabrera
Desde República Dominicana ✍🏻🇩🇴

Buenos día hermanos, comparto con ustedes la reflexión del Evangelio, a través de la Lectio Divina

Invocación Espíritu Santo

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetras las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Amén.

Lectura: ¿Qué dice el texto?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 23-27

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca y sus discípulos le siguieron. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido.
Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!»
Díceles: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?» Palabra del Señor.

Meditación: ¿Qué me dice el texto?

El punto de partida: entrar en el barco. Mateo sigue el evangelio de Marcos, pero más breve. Solamente dice que Jesús entra en el barco, y los discípulos lo acompañan. Jesús es el Maestro, los discípulos siguen al maestro. De improviso, se desencadena una borrasca o tormenta, que pone al descubierto los sentimientos secretos de los corazones. A la tranquilidad soberana de Jesús, que, abandonado en manos del Padre, descansa seguro, se contrapone el miedo de los discípulos, que le despiertan invocando: «Señor, sálvanos, que perecemos» (v. 25).
Jesús les reprocha su falta de fe, que les hace incapaces de aceptar el aparente silencio de Dios. Después despliega su poder y realiza el milagro de aplacar los elementos desencadenados. Jesús, como ya antes YHWH en el Primer Testamento, domina de manera soberana las fuerzas maléficas, representadas aquí por el mar, considerado como dominio del mal. Surge en todos una pregunta: «¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y el lago le obedecen?». Aparecen una vez más los temas fundamentales del relato de Mateo: la fe y la figura de Cristo.
La confrontación con la persona de Jesús en este fragmento evangélico es directa y radical. Por eso, es decisivo para poner a prueba la calidad de nuestra fe. Los personajes que animan la escena, atraídos por él, quieren seguirle, pero al mismo tiempo ponen límites a su seguimiento. Se trata de una incongruencia que acontece a menudo, índice de una fe y de un amor todavía débiles.
La Iglesia, insinuada en la barca donde reposa Jesús, es el lugar en el que encuentra apoyo nuestra adhesión a Cristo, a veces entusiasta, a veces temerosa. Cuanto más estemos con él, más conoceremos su poder. Jesús nos recuerda hoy que no debemos dejarnos asustar por su silencio en los momentos de prueba: él está verdaderamente con nosotros hasta el final de los tiempos.
¿Quién es Jesús para nosotros, para nuestras comunidades? Esta es la pregunta que nos debemos hacer todos los días, con el deseo de conocer cada vez más el significado y el alcance de su persona para nuestras vidas.
¿Cuál es hoy el mar agitado para nosotros? Alguna vez, ¿las aguas agitadas de la vida han amenazado con ahogarte? ¿Cuál es el nombre de Jesús que mejor expresa mi fe y mi amor?

Oración: ¿Qué le digo al Señor según el texto?

Señor, con frecuencia nos sentimos como un barco perdido en el mar agitado y revuelto de la vida; disipa nuestros temores y aumenta nuestra fe.
Amén.

Contemplación: ¿Cómo interiorizo el texto?

Se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido.
«¡Señor, sálvanos, que perecemos!»
«¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?»
«¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?»

Acción: ¿Cómo pongo en práctica lo reflexionado?

Creer, confiar y esperar, aun en el silencio de Dios…

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