LECTIO DIVINA
Tamara Ruiz de Nicaragua
1. Invocación al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo, y toca mi interior con tu divina luz para que pueda descubrir que no todo es negro, porque existes tú, hermosura infinita. No puedo verte con los ojos de mi cuerpo pero tu gracia me permite reconocerte con la mirada del corazón. Tú eres maravilloso, Espíritu de Vida. Quiero adorarte con todo corazón por multitud de maravillas, porque todo lo que hay bello y bueno en este mundo es obra tuya. Te adoro, porque en ti hay belleza y amor sin confines. Bendito seas. Gloria a ti, que estas en todos los lugares y en cada cosa, que todo lo superas por encima del tiempo y del espacio, y todo lo penetras con tu poder invisible. Te alabo porque en todas partes se refleja tu hermosura, porque tú eres un abismo ilimitado de gracia y de esplendor. Pero vives sobre todo en los corazones simples que saben amar, Ven Espíritu Santo.
Amén.
2. Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 9, 18-26
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se le acercó un jefe de la sinagoga, se postró ante él y le dijo: “Señor, mi hija acaba de morir; pero ven tú a imponerle las manos y volverá a vivir”.
Jesús se levantó y lo siguió, acompañado de sus discípulos. Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orilla del manto, pues pensaba: “Con sólo tocar su manto, me curaré”. Jesús, volviéndose, la miró y le dijo: “Hija, ten confianza; tu fe te ha curado”. Y en aquel mismo instante quedó curada la mujer.
Cuando llegó a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús a los flautistas, y el tumulto de la gente y les dijo: “Retírense de aquí. La niña no está muerta; está dormida”. Y todos se burlaron de él. En cuanto hicieron salir a la gente, entró Jesús, tomó a la niña de la mano y ésta se levantó. La noticia se difundió por toda aquella región.
Palabra del Señor
¿Qué dice el Texto?:
El Papa Francisco nos comentaba que en este evangelio hay dos relatos entrelazados, pero ambos tienen que ver con la FE (Fuerza Espiritual) y nos dejan en claro que Jesús es la fuente de la vida, porque es quien da la vida a quien confía plenamente en él, a quien tiene fe.
En el texto evangélico hay dos protagonistas, dice el Santo Padre, uno es un padre angustiado que es el jefe de la sinagoga y la otra es la hemorroisa, quienes pese a que no son discípulos del Señor tienen fe en EL, lo que se traduce en que Jesús es un camino para todos, sin distinción alguna, lo único que se necesita es tener fe, tener la necesidad de ser sanado y confiar en Jesús.
3. Meditación.
En el texto los dos protagonistas tienen fe, algunos podrán afirmar que en ambos casos, tan to en el del jefe de la sinagoga como el de la hemorroisa su fe es utilitaria, buscan a Jesús porque tienen una necesidad, el primero busca salvar la vida de su hija, la segunda busca su sanidad, Jesús ve su fe y su humildad y utiliza sus manos para sanar, para dar vida. Creo que este evangelio no invita a reflexionar en algunas preguntas:
1- Qué tipo de fe me mueve hacia Jesús?
2- Solo busco a Jesús en mis necesidades?
3- Para que utilizo mis manos? Para hacer el bien o para hacer daño?
Mi tía abuela me decía que uno debe tener comprometido al Señor, eso significaba hablar con él siempre, buscarlo siempre mediante la oración y los sacramentos en especial la eucaristía, no solo en los momentos de necesidad, sino también en los momentos en que las cosas me están saliendo bien para darle a él las gracias, porque nada pasa si no es por su voluntad. Recordemos que no solo hay oraciones de petición, sino también hay oraciones de alabanza, perdón, agradecimiento y adoración. Ahora bien, si somos cristianos, si realmente amamos a Jesús nuestro deber es poner nuestras manos a su disposición, al servicio de la obra de Dios y de su Iglesia.
4. Oración. ¿Qué le respondo al Señor?
Señor Jesús, antes que nada quiero pedirte perdón por aquellos momentos en que solo te busco en momentos de necesidad, te pido perdón por no poner mis manos al servicio tuyo y de tu iglesia, te pido perdón por mi fe utilitaria, Señor concédeme la dicha de tener una fe madura, una fe real, una fe que me haga buscarte en todo momento de mi vida, ya sean momentos de tristeza o alegría, de angustia o de esperanza. Hoy me pongo ante ti y ofrezco mis manos a tu servicio para construir tu reino en este mundo.
Amén.
5. Contemplación: ¿Cómo interiorizo el texto?
Creo que el versículo que impacta y llega a los corazones es: Hija, ten confianza; tu fe te ha curado.
Jesús me insta a tener fe, una fe real en él como mi sanador y liberador, me insta a que le busque a través de los sacramentos y la oración no solo en momentos de tribulación sino también en los momentos de dicha. Movida por mi fe real debo poner mis manos a su servicio para que él pueda actuar en la vida de quienes me rodean.
6. Acción. ¿A que me comprometo?
A buscar más a Jesús a través de mi oración que es la llave para ir aumentando mi fe en él y a servirle poniendo mis manos para ayudar a los demás.