Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 8, 5-17

Lectio Divina por Eduardo Pineda de Guatemala

Buenos dias hermanos comparto la lectio divina de hoy un abrazo
Invocación al Espíritu Santo
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a ti y en mis hermanos por ti, que tu palabra sea el alimento que me nutre cada día, pero también el que me permita ser cada día mejor, que tu Espíritu Santo me llene y me trasforme. Amén.
Lectura
Lectura del evangelio Mateo 8, 5-17
En aquel tiempo, entrando Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos. Jesús le dijo: Yo iré a curarle. Replicó el centurión: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: “Vete”, y va; y a otro: “Ven”, y viene; y a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace. Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Y dijo Jesús al centurión: Anda; que te suceda como has creído. Y en aquella hora sanó el criado. Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con fiebre. Le tocó la mano y la fiebre la dejó; y se levantó y se puso a servirle. Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; Él expulsó a los espíritus con una Palabra, y curó a todos los enfermos, para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades.

Meditación: ¿Qué me dice a mí el texto?
“No soy digno de que entres en mi casa”. Una frase que de nuevo nos dice mucho, es como una fórmula que repetimos cada vez que comulgamos, todos los días si es posible, pero también es una expresión que por, muchas cosas parece ser y quedar fría, sin sentido, o de prepotencia, y con poco o nulo sentido, si no lo hacemos con el corazón y el ser interno consciente. Es la forma en que la expresamos si es con fe o no, lo que le da sentido a hacerla vida, el centurión se acercó y con mucha humildad, pero ante todo con mucha fe, pidió y se le concedió, no era una fe falsa, de cuando me conviene sino una fe viva, alegre y agradable a Dios, una fe joven, inquieta, segura, retadora, confiada y comprometida,
Cuando somos nosotros solos los que encontramos al Señor, somos nosotros los dueños de este encuentro; pero el dejarnos encontrar por él es lo más, es con quien nos vemos y entra en nosotros es el que se hace todo en nosotros y nos renueva, y se nos presenta como el todo y nos llena por completo, porque en Él esta esa venida verdadera, ese significado es el que solo la fe nos da volver a hacer todo de nuevo, rehacer el corazón, el alma, la vida, la esperanza, el camino. Nosotros estamos en camino con fe, con la fe de este centurión, para encontrar al Señor y, sobre todo, para ser testigos de cuanto el Señor puede hacer si es su voluntad.

Llama la atención que el Evangelio menciona a la Suegra de Pedro a quien sanó y se puso a servirles, y de los muchos que curó y liberó, hoy el Evangelio es de fe, para aquel que cree, pero… ¿Soy digno de que entres en mi casa? ¿De qué tamaño es mi fe?
Oración: ¿Qué le respondo a Dios?
Gracias, Dios mío, por estas bellas enseñanzas que me haces cada día. Hoy te pido vivir de fe; no de la fe de los fariseos, los separados, los que se creían santos y despreciaban a los demás. Quiero vivir de la fe del Centurión que se preocupó de su siervo, se puso al servicio de los demás. Dame Señor de esa fe, la de la María la hermana de lázaro, la del samaritano, la del leproso, la de María, la fe del que cree. Amén.
Contemplación: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?
Recuerda: “que te suceda como has creído”

Acción: ¿A qué me comprometo?
Al comulgar hoy (si tengo la oportunidad) pensaré: No soy digno de que Dios entre en mi casa si yo tengo cerrada la puerta a algunos de mis hermanos.

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