Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 8, 5-11

Lectio Divina por Carmen Amelia Reyes Liscano de Venezuela

🔥Invocación al Espíritu Santo 🔥
Ven Espíritu Santo de Dios, impulso en el trabajo, acompaña nuestra vida y nuestro corazón en este tiempo en donde nos preparamos para tu venida. Ayúdanos a descubrir la voluntad del Padre en la Palabra, a responder generosamente a su llamada y a asumir responsablemente las consecuencias de nuestra respuesta. Amén

📖Lectura 📖 Santo Evangelio según san Mateo 8, 5-11

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: «Ve», y va; al otro: «Ven», y viene; a mi criado: «Haz esto», y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad les digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Les digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

Palabra del Señor

En este pasaje del Evangelio se nos presenta un episodio bien interesante de la vida de Jesús, un centurión romano que representaba la maldad del imperio, la autoridad y el sometimiento que padecía el pueblo de Israel, reconoce en Jesús la posibilidad de un milagro para su criado; el testimonio del centurión que como figura de autoridad se acerca al maestro, humilde y preocupado por la salud de aquel criado muy querido y que reconoce que no es digno de la presencia de Jesús en su hogar, pero que con gran fe reconoce su poder, hace a Jesús exclamar que no ha visto fe igual en Israel. Finalmente el Señor dice que de muchos lados vendrán a sentarse con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos, abriendo el compás de una salvación para todos por medio de la fe.

🙇🏽‍♀Meditación🙇🏽‍♀

Este Evangelio nos presenta las palabras que pronunciamos antes de recibir cada Eucaristía «Señor, no soy digno o digna de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme», es propicio preguntarnos ¿Cuándo pronuncio estas palabras estoy consciente de mi fe? ¿Realmente tengo la humildad de reconocerme indigna ante el Señor? ¿O al contrario me asumo merecedora de su presencia en mi vida? Si estoy en una posición de autoridad ¿Soy capaz, como este centurión romano de preocuparme de los que están bajo mi cargo y orar por ellos ante el Señor?

🙏🏼 Oración 🙏🏼

Señor Jesús, quiero agradecer tu presencia en mi vida. Mientras más contemplo tu grandeza, mejor comprendo mi pequeñez, Tú no dudas en querer venir a mi corazón y me repites como a ese centurión «Voy» y yo quiero responder como él, «no soy digna, pero una palabra tuya me basta». Sáname de mis pecados y del miedo que me paraliza, ayúdame a no perder la esperanza en medio de la dificultad. Consuélame con tu presencia. Mi corazón te espera. Amén

👓Contemplación👓

«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano»
«Señor, no soy digna de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme»

🏃🏽‍♀Acción🏃🏽‍♀

Les invito a dos compromisos:

1. Hacer seriamente oración de intercesión por todos aquellos que a diario nos piden que oremos por ellos (San Juan Pablo II apuntaba a diario o pedía que lo hicieran por él, los nombres de todos aquellos que le pedían oración y luego los llevaba ante el sagrario)
2. Pronunciar con mucha más consciencia estas palabras del centurión antes de cada comunión.

Nos unimos en acción de gracias por esta Lectio Divina y decimos la oración que Jesús nos enseñó.

Padre Nuestro…
Amén

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