Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 8, 23-27

Lectio Divina por Santiago Molina de Argentina / USA

Lectivo Divina del Martes 4 de Julio (feliz día de la Independencia de Estados Unidos)
Lectura :
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto se levantó un temporal tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron gritándole: –¡Señor, sálvanos, que nos hundimos! El les dijo: –¡Cobardes! ¡Qué poca fe! Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma. Ellos se preguntaban admirados: –¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!

Palabra del Señor.
¿Qué dice el texto?
El lugar era el mar de Galilea. Allí pueden levantarse temporales y tormentas muy de repente, dadas las condiciones geográficas del lugar. La barca seguramente era la de Pedro, que junto con su hermano y los hijos de Zebedeo eran pescadores. Sus vidas se desarrollaban tranquilamente en ese lugar.
Jesús se sube a la barca y en algún momento se duerme…es entonces que se desata el temporal. Los discípulos se aterran y van desesperados a Jesús para que los salve.
Y él, después de llamarlos de cobardes y hombres de poca de, calma los vientos y las olas. Los discípulos se quedan admirados.
La barca siempre ha sido un símbolo de la Iglesia. Las tormentas han sido símbolos de dificultades humanas.
¿Qué me dice el texto a mi?
A veces en mi ministerio (mi parte irá de la barca de la Iglesia) me siento cómodo y tranquilo todo bajo control. Jesús me acompaña allí, talvez hasta dormido, pero está allí. Pero a veces mi ministerio se ve azotado por olas y el viento de la discordia, de mi propio egoísmo, de los conflictos entre personas, en fin, del pecado. Entonces perdemos el control. Nos asustados y acudimos a Jesús. ¿Me llamará cobarde el Señor? ¿Me acusará de tener poca fe? ¿Por qué me dice eso? ¿Cobarde yo? ¿Faltó de fe yo?
Pero si la pienso bien, a veces soy cobarde dentro de la tormenta.
A veces me dejó llevar por el miedo y mi fe se debilita. Sé que lo tengo a Jesús ahí mismo, pero no acudo a él en los momentos de control. Lo dejo allí dormidito y no comparto con él todas las bendiciones cuando todo es calma, paz, y bendición. Solo le pido ayuda en la tormenta.
Oración
¿Qué le digo yo a Dios?
Gracias Señor por estar siempre allí a mi lado. Por acompañarme en todo momento, en las buenas y en las malas.
Ayúdame a nunca olvidarme que estás siempre presente. A tener un corazón agradecido y a tener valor y fe cuando tengo que enfrentar a mis tormentas.
Contemplación
¿Cómo interiorizo este texto?
¡Gracias Señor por estar siempre a mi lado!
¡Aumenta ni fe!
Acción
¿Qué acción debo llevar a cabo y a la cual me impulsa este texto?
Pedirle al Espíritu Santo que me recuerde que Jesús está siempre a mi lado, siempre y que siempre me ayuda. Qué no lo dejé dormido, ausente, cerquita pero al mismo tiempo distanciado. No! Me propongo hacer todo lo posible por no caer en la cobardía de no reconocer que lo necesito siempre.
Amén

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