Lectio Divina por Marlon Vaca de Ecuador
Miércoles XII Semana Tiempo Ordinario Ciclo B
0. Invocación al Espíritu Santo
Precioso Espíritu Santo, he venido hoy hambriento de ti, deseo con muchas ansias que en este momento seas tú alimentando mi corazón. Necesito que tu palabra alumbre mis pasos, guíe mi vida y sea lo que cada día me haga respirar. Ven mi dulce Espíritu Santo, no soy digno de tenerte, pero si te anhelo con mis fuerzas, solo contigo puedo seguir, por favor, ven y no te vayas. Amén
1. Lectura
Evangelio según San Mateo 7,15-20
Cuídense de esos mentirosos que pretenden hablar de parte de Dios. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Ustedes los pueden reconocer por sus acciones, pues no se cosechan uvas de los espinos ni higos de los cardos. Así, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo. El árbol bueno no puede dar fruto malo, ni el árbol malo dar fruto bueno. Todo árbol que no da buen fruto, se corta y se echa al fuego. De modo que ustedes los reconocerán por sus acciones.
¿Qué dice el texto?
Este pasaje es aún parte del Sermón de la montaña que en todos estos días hemos venido meditando, para esta ocasión, Jesús quiere dar unas pautas para reconocer a quienes se disfrazan y usan la Palabra a su conveniencia.
Primero empieza hablando de aquellos mentirosos que toman el nombre de Dios, comparándolos con lobos disfrazados de ovejas, y esto es algo que impactó mucho en los discípulos pues podemos ver en varias citas de cartas como hacen énfasis en ello (2 Pedro 2:1-3, Judas 1,3-13, Hech. 20,28-29)
Continúa tomando analogías que sabe que la audiencia de aquel momento entendía, hablándole de árboles y frutos. Comparando primero que una uva no se cosecha de espinos, ni higos de cardos. Y usando toda esta alusión a un producto final. El fruto. Un árbol sano, bueno, fuerte, tendrá un fruto de la misma manera, en cambio un árbol seco, enfermo y malo, si es que llega a dar fruto, este será malo. Ahí es la clave para reconocer a quién habla con Dios en el corazón, ¿qué fruto da?
2. Meditación
¿Qué me dice el texto?
Llevemos este pasaje a nuestra vida, en un mundo sumamente interconectado, donde todo es agobiante y los días pueden convertirse en cargas estresantes, podemos decir que hemos aprendido o al menos intentado llevar el discernimiento del Espíritu Santo a nuestra vida. En la cita anterior hablábamos de la puerta angosta y la puerta ancha y hoy sobre reconocer a los falsos profetas. ¿Por qué es la advertencia?, muchas veces la palabra nos enseña y nos toca en lo íntimo del corazón y a veces incluso negamos lo que nos dice porque nos involucra cambios muy profundos en nuestro vivir, y en el mundo hay muchos que adaptan la Palabra y la enseñanza para tratar de mostrarnos una puerta ancha que en nuestra humanidad nos de conformidad. La advertencia que nos hace Jesús es por amor, es porque nos quiere vivos, nos quiere sanos, nos quiere fuertes, quiere que seamos árboles de frutos jugosos y hermosos. Y por ello la palabra suele podar nuestras ramas enfermas. Porque si empezamos a seguir falsos profetas que dicen solo lo que queremos escuchar de Dios, debemos darnos cuenta, que los árboles enfermos no se pudren de un día al otro, sino que sus plagas comen despacio y desde adentro sin darnos cuenta, hasta que ya no dan frutos y solo sirven para el fuego.
Entonces, ¿qué clase de árbol primeramente quiero ser?
¡Que bonito sería que la gente empiece a preguntar por lo que llevamos en nuestro corazón!, no por lo que hablamos, sino por lo que nuestra vida refleja, y ¿qué refleja? A Jesús vivo.
Para lo que podemos meditar en nosotros preguntándonos, ¿dejo que la palabra de Dios poda de mi árbol lo que es necesario o decido seguir a falsos profetas que me muestran un camino diferente por una puerta ancha?
Al día de hoy, puedo examinar ¿qué clase de frutos entrego?
Y para finalizar, y tomando nuevamente el tema de este mundo acelerado, no todo es gris, así como hay muchos árboles enfermos y lobos vestidos de ovejas. Así también hay árboles con frutos hermosos y jugosos. ¿Soy agradecido por la bendición de contar con hermanos que son árboles que por medio de Dios han inspirado mi vida a también dar frutos para la gloria de Dios?
3. Oración
¿Qué le respondo a Dios?
Espíritu Santo, quiero que en este momento me permitas transformar mi vida, quiero ser un árbol fuerte, quiero dar frutos para tu Gloria. Precioso Espíritu Santo, necesito que me ayudes a discernir lo que en mi día a día viene de ti. Te necesito para caminar cada momento de mi vida. Amén
4. Contemplación
¿Cómo interiorizo la Palabra?
En la intimidad de nuestro corazón podemos contemplar
“Los reconocerán por sus acciones”
5. Acción
¿A qué me comprometo?
Podemos comprometernos a muchas cosas, y como consejo podemos comprometernos a dejar que la palabra de Dios pode los aspectos necesarios de nuestra vida.