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Lectio Divina por Cristian Serrano de México/USA
Buenos días a todos!
INVOCACIÓN:
Espíritu Santo, hoy leo esta lectura y abro mi corazón. Que llegues a mí, llenando cada espacio con tu luz. Llega a este lugar.
LECTURA:
Mateo: 5, 43-48
«En aquel tiempo, dijo Jesus oyeron que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y «aborrecerás a tu enemigo.» Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿Qué premio tendremos? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿Qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.»
Palabra del Señor
MEDITACIÓN: ¿Qué nos dice el texto?
Meditemos lo que nos dice este evangelio. Hagamos estas preguntas:
-Alguna vez he rechazado a alguien que me ha hecho mal?
– ¿En ese momento, estuve consiente que tal vez aquel que me hacía mal pudo haber estado sufriendo algún dolor o estar pasado por una situación difícil?
-Como puedo «amar» a mis enemigos? ¿Cuáles son los primeros pasos que pudiera tomar?
-Si somos luz para los que ya tienen luz en su corazón, no hacemos mucho. Pero si somos luz para nuestros enemigos, ¿cómo podemos cambiar sus vidas? ¿Como cambia la nuestra?
ORACIÓN: ¿Qué le respondo a Dios?
En este momento, tomemos unos minutos para agradecerle al Señor otra oportunidad de vida. Que este día sea vivido para darle luz a los que tal vez están llenos de maldad. Que nosotros seamos esperanza. Demostremos el rostro de Jesus.
CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?
Elijan algunas frases que más les impacta:
«Habéis oído…»
«Amas a vuestros enemigos y rezas por los que os persiguen.»
«Porque si amáis a los que os aman, ¿Qué premio tendréis?»
ACCIÓN: ¿A qué me comprometo?
Chicos y Chicas,
Hagamos un cambio en nuestras vidas. Salgamos de nuestra zona de confort y saludemos a aquel que tal vez es rechazado o el que tal vez nos falló en el pasado. Es fácil aborrecer a los que una vez nos hicieron mal, pero es de fuertes y valientes y corazones humildes, tenderle la mano al enemigo y caminar hacia la paz. Seamos luz.
¡Dios los bendiga!
