Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 5, 43-48

Lectio Divina por Rosanie García de Venezuela

Sábado I Semana de Cuaresma Ciclo B

 

  1. Invocación al Espíritu Santo 🕊

Espíritu Santo,

perfecciona la obra que Jesús comenzó en mí.

Apura para mí el tiempo de una vida llena de tu Espíritu.

Mortifica en mí

la presunción natural.

Quiero ser sencillo,

lleno de amor de Dios

y constantemente generoso.

Que ninguna fuerza humana me impida hacer honor a mi vocación cristiana.

Que ningún interés, por descuido mío,

vaya contra la justicia.

Que ningún egoísmo reduzca en mí

los espacios infinitos del amor.

Todo sea grande en mí. También el culto a la verdad y la prontitud en mi deber hasta la muerte.

Que la efusión de tu Espíritu de amor

venga sobre mí, sobre la Iglesia y sobre el mundo entero.

Amén 🙏🏻

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 43 – 48 📖

Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.

Palabra del Señor 🔥 

1. Lectura 💭

¿Qué dice el texto?

Se nos pide el amor a los enemigos. No hay entre las religiones del mundo ninguna que exija esto. ¿Por qué lo hace Jesús? En el Evangelio de Mateo el discípulo siempre está delante de un Padre maravilloso que está al tanto de todo.  Este Padre bueno envía el sol “para buenos y malos”. No hace distinciones. El Padre ama a todos y no puede dejar de amarlos. El sol ilumina, calienta, embellece lo mismo las casas de los buenos como las de los malos. A ese Padre hay que imitar. ¿Cuál es la recompensa? Ser hijos de tal Padre. Llevar marcadas las huellas del Padre en nuestros rostros, más aún, participar en lo íntimo de nuestro ser del mismo A.D.N que el Padre. Cuando yo llego a perdonar al enemigo, en lo profundo del corazón se ha obrado un verdadero milagro. Yo, por mí mismo, no puedo. Hay dentro de mí un Dios maravilloso que me ama y hace en mí verdaderos prodigios. ¿Aún quiero mayor recompensa?

2. Meditación

¿Qué nos dice Dios en el texto? 🤔

Amar a los enemigos. En el Evangelio de hoy, Jesús cita la antigua ley que decía: “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. Este texto no se encuentra tal cual en el Antiguo Testamento. Se trata más bien de una mentalidad reinante, según la cual la gente no veía ningún problema en que una persona odiara a su enemigo. Jesús no está de acuerdo y dice: “Pero yo les digo amen a sus enemigos y rueguen por los que los persigan”. Y expone la motivación: “Pues, si aman a los que los aman, ¿qué recompensa van a tener? Los cobradores de impuestos ¿no hacen eso mismo? Y si no saludan más que a sus hermanos, ¿qué hacen de particular? ¿No hacen eso mismo los gentiles? Ustedes, pues, sean perfectos como es perfecto el Padre celestial.” Jesús nos lo muestra. En la hora de ser crucificado observó aquello que enseñó.

Con el Evangelio aprendemos a reconocer y a amar a las personas y a los pueblos, así como Dios los reconoce y los ama: esa es una novedad que ignora el mundo y que todavía le cuesta aceptar tanto a los que tienen alguna religión como a los que no la tienen. Solo cuando se llega a comprender que cada persona tiene su lugar en este mundo y que Dios dirige todo para el bien de todos, entonces vemos como Dios y somos perfectos como el Padre es perfecto. El amor de Dios es para TODOS, por eso nos llama a la santidad: “Sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.» Jesús no pide solamente multiplicar obras buenas, como el perdón o la generosidad, que merecerían un premio de Dios. Cada uno de sus preceptos lleva a una transformación personal y, por ende, comunitaria; a una superación de la mezquindad, del temor, de los prejuicios paralizantes. Amar a los enemigos. ¿Será que soy capaz de amar a mis enemigos?

3. Oración ✝️🛐

¿Qué le decimos a Dios?

Señor, hoy te necesito más que nunca. Lo que me dices en el Evangelio de hoy es para mí “un duro hueso de roer”.  Me pides no sólo que perdone a mis enemigos, sino que los ame y rece por ellos. ¿No es esto algo sumamente rudo? Yo sé que, por mis propias fuerzas, no puedo cumplirlo. Te pido que me ayudes, que me des tu gracia, que me eches no una mano sino las dos. Sé que sin Ti no puedo hacer nada.

Padre, envía tu Espíritu de amor y perdona mis pecados, purifícame, sáname, restáurame, renuévame con la Sangre Redentora de tu Hijo; ayúdame a tener un corazón como el Suyo, un corazón humilde y generoso capaz de perdonar,

arranca de mí el corazón de piedra y dame un corazón de carne.

4. Contemplación ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?

Dichosos los que caminan rectamente, los que proceden en la ley de Yahvé. Dichosos los que guardan sus preceptos, los que lo buscan de todo corazón. (Sal 119,1-2)

5. Acción🏃🏼‍♀️🏃🏾‍♂️

¿A qué me comprometo con Dios?

Me comprometo a orar por los enemigos. Hoy llevaré a mi oración a aquellas personas con quienes me siento más distante. Asumiré el llamado a la santidad que el Señor me hace cada mañana al despertar, a través de la vida sacramental y el servicio sobre todo a quienes más me cuesta.

Queridos hermanos y hermanas, desde Santiago de Chile les saluda Rosanie García. 

🤗♥️🇻🇪

 

Acerca de Rosanie Garcia Díaz Tachinamo

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