Lectio Divina
María Guadalupe Rodríguez García de México 🇲🇽 ✍🏻
0. Invocación al Espíritu Santo.
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu y serán creadas todas las casas. Y renovarás la faz de la tierra.
Amén.
1. Lectura. ¿Qué dice el texto?
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 13-16.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa.
Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos’’.
Palabra del Señor.
Jesús se encuentra dando el sermón de la montaña y el evangelista Mateo nos indica que al terminar de dar las Bienaventuranzas Jesús los exhorta a ser sal del mundo. Luz para las naciones a través del testimonio.
2. Meditación. ¿Qué me dice el texto?
Jesús después de dar esperanza de justicia, libertad y paz en nuestros corazones con el mensaje de las bienaventuranzas nos invita traer luz al mundo. Es muy interesante la referencia que hace a la sal, ya que es un ingrediente fundamental para el sabor de la comida y para que esta se conserve más tiempo. Somos un sabor único, un testimonio especial para traer la buena nueva de Cristo. Es muy interesante que justo después de celebrar Pentecostés, donde recibimos la luz del Espíritu Santo, la Iglesia a través de su liturgia nos recuerde ser esa luz que no se esconda. Hay que dar testimonio hacia el mundo aún cuando nosotros mismos batallemos con las tinieblas en nuestro corazón, no hay que abandonar la esperanza en Cristo, ese es el sabor de la sal, la esperanza en su misericordia. Por más que caiga, por más que parece que el mundo va en decaída, cuando el mundo parece sumirse en la obscuridad a nosotros nos toca ser luz.
3. Oración. ¿Qué le respondo a Dios?
Señor, que jamás deje de creer, quiero ser sal de la tierra. No permitas que se extinga la luz que haz encendido en mi corazón. Señor que la obscuridad no me cubra, que mi testimonio no pierda su esencia. Amén.
4. Contemplación. Encuentro con Dios
“Tú eres la sal”, “ustedes son la luz”.
5. Acción. ¿A qué me comprometo?
¿Cómo puedo ser luz de Esperanza?