Lectio Divina por Wendy Barrios de Guatemala
0. Invocación al Espíritu Santo:
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría:
dame mirada y oído interior para que no me apegue a las cosas materiales,
sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de amor:
haz que mi corazón
siempre sea capaz de más caridad.
Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de verdad:
concédeme llegar al conocimiento de la verdad en toda su plenitud. Amén.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 25, 31-40
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: «Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme. «Entonces los justos le responderán: «Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte? «Y el Rey les dirá: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.»
Palabra del Señor.
1. Lectura ¿Qué dice el texto?
Cristo, el día de hoy, nos viene a recordar cuál es la esencia de su mensaje: la caridad. El verdadero amor a Dios que vive realmente en mi prójimo. Jesús nos lo dice clarísimo: «a mí me lo hicisteis», y además, con ejemplos prácticos. Esta caridad brota naturalmente del amor a Dios. Si amo a Dios no puedo dejar de amar a mi hermano.
Además de los actos externos, la caridad se aplica a la palabra. Sí, este es uno de los campos más difíciles, pero también de los más hermosos. No basta conformarnos con no criticar a los demás, que ya sería bastante. Hace falta hablar bien de mi prójimo, promover lo bueno y silenciar lo malo. No hace falta inventarse virtudes y cualidades donde no las hay, pero sí reconocer y hablar de las que tiene mi hermano.
Suena bonito, pero cuesta. Haz la prueba de hablar bien de tus hermanos tres veces al día, verás cómo no es tan fácil. Pero Dios lo quiere, y sobre todo, recuerda que Dios vive en tu prójimo.
2. Meditación ¿Qué nos dice Dios en el texto?
– Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
-«En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.»
3. Oración ¿Qué le decimos a Dios?
Jesús, ayúdame a recordar que la vida me ha sido dada para llegar al cielo con las manos llenas de actos concretos de amor.
La vida es corta y tengo que aprovecharla para amarte y servirte, fortaleciéndome diariamente con la oración y los sacramentos. Confío en Ti y te digo que puedes venir a buscarme cuando Tú quieras, como Tú quieras y donde Tú quieras.
4. Contemplación ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?
– Contempla que Jesús te dice: «Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme». Los justos contestarán: ¿Cuándo hemos hecho todo esto? Y Él responderá: «En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis».
Mira tu vida y reconoce cómo vives tu vida de fe, cómo asumes el mensaje de Jesús y si te puedes llamar verdadero discípulo. ¿El llamarte cristiano te compromete con los más necesitados? ¿Eres sensible y solidario a las necesidades de los que tienes cerca y necesitan ayuda? ¿Te acercas a los que pasan necesidad y haces algo por paliar sus problemas? ¿Te esfuerzas por ser presencia de Dios entre las personas a las que prestas ayuda, las acompañas, las comprendes?
5. Acción ¿A qué me comprometo con Dios?
“Conmigo lo hicisteis…”,”Señor, ¿Cuándo te vimos…? Ejercítate en reconocer la presencia de Dios en los hermanos, sobre todo en los más débiles, los más pobres, en el que te molesta, te incordia…
Ten gestos de solidaridad y amor concretos para los que sufren y pasan necesidad y para tu comunidad de fe, tu grupo, tu familia…
Comprométete a mantener una actitud permanente para atender al Señor en estos hermanos más necesitados, como dice el Señor: “Tuve hambre, tuve sed, era emigrante, estuve desnudo, estuve enfermo y estuve en prisión…”
Localiza quienes necesitan cerca de ti ayuda, ¿Qué necesitan, en qué les puedes ayudar…? y disponte a ayudarlos.
A partir de hoy proponte vivir tu vida fe de forma más comprometida y ser testigo con tu vida del Amor de Dios.
Llénate de Dios para realizar todas estas acciones, pues si te falta la fe, puedes convertirte en una ONG más, sin Jesús, que da el sentido pleno a la vida.