Lectio Divina por Linnette Ostos Córdoba de USA
Invocación al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por ese mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Lectura: ¿Qué dice el texto?
Evangelio según san Mateo 23, 1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a las multitudes y a sus discípulos, diciendo: “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame ‘maestros’.
Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen ‘maestros’, porque no tienen más que un Maestro, y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre’, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar ‘guías’, porque el guía de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.
Palabra del Señor.
Meditación: ¿Qué me dice a mí el texto?
En esta lectura, Jesús nos habla de la humildad y que debemos predicar con acciones lo que predicamos con palabras. Usa como ejemplo a los escribas y fariseos diciéndole a sus discípulos que hagan lo que ellos dicen pero que no imiten sus obras porque contradicen lo que predican. Hoy en día todos nosotros tenemos la misión y la responsabilidad de salir a predicar el Evangelio, así como era responsabilidad de los escribas y fariseos. Pero Jesús no quiere que seamos como ellos. Muchas veces nos enfocamos en decir con palabras lo que las demás personas deben de hacer, pero nosotros mismos no seguimos estos mensajes. Él quiere que nuestras acciones concuerden con nuestras palabras. Él quiere que le enseñemos a los demás con acciones auténticas, no solo por apariencias y que seamos humildes cuando hagamos buenas obras. Que la razón de nuestras obras, sean para la gloria de Dios y no por el reconocimiento de las demás personas. Que no seamos como los fariseos, al contrario, que nos enfoquemos en Él, no en el reconocimiento de las demás personas
Preguntémonos: ¿Verdaderamente predico con acciones lo que predico con palabras? ¿Cuándo hago cosas buenas, las hago para que las demás personas me vean o las hago de corazón para Dios?
Oración: ¿Qué le respondo a Dios?
Jesús, te doy gracias por la oportunidad que me das día a día de predicar tu Evangelio. Te pido de corazón que me ayudes a ser un ejemplo viviente de tu Palabra, no solo por las palabras que digo, si no con mis acciones y mi manera de vivir. Que cada día más, me convierta en la persona que Tú quieres que yo sea y que cuando las personas me vean sepan que Tú habitas en mí. Ayúdame, a no enfocarme en lo que las demás personas dicen o piensan de mí, y que solo me enfoque en servirte a Ti y que toda mi vida la dedique a Ti. Amen.
Contemplación: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?
Todo lo hacen para que los vea la gente
(Repetir y reflexionar en nuestras acciones del día a día)
Acción: ¿A qué me comprometo?
Enfocarnos en nuestros motivos cada vez que hagamos una buena obra. Tomar un momento y pensar “¿Por qué lo estoy haciendo?” ¿Las acciones las estamos tomando para que las demás personas nos vean o por qué es lo correcto?