Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 22,1-14

LECTIO DIVINA
Franklin Conil de Venezuela✍🏻🇻🇪

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:

Señor, Dios Espíritu Santo, tú que conviertes los corazones y cambias nuestra manera de pensar y de sentir, tú que obras de manera misteriosa en nuestra vida, ven y obra hoy de manera especial en nosotros y que la lectura y mediación de tu Palabra nos haga pasar del pecado a la gracia. Te lo pedimos por la poderosa intercesión del corazón inmaculado de María tu amadísima esposa. Amén.

LECTURA: ¿QUÉ DICE EL TEXTO?

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22,1-14

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó
La primera invitación que nos hace el evangelio de hoy es a TOMAR DE NUEVO LA PALABRA como lo hizo Jesús. Tener la Palabra a mano, en la mente, en la boca y en el corazón. Recurrir a ella frecuentemente, tenerla como nuestro libro de oración, de consulta, de estudio, de apoyo, de referencia para la evangelización.

Hemos de tomar la Palabra y llevarla a la mente y al corazón para que ella nos transforme y así nuestra boca hable de lo que abunda en el corazón y se refleje en nuestra vida.

La segunda invitación es que, a la hora de evangelizar, hemos de hablar en un lenguaje que la gente pueda entender. Hemos de bajarnos al nivel de los oyentes, valernos del recurso poderoso de las parábolas.

La parábola del Banquete de bodas es un llamado del Señor a ser dóciles a la invitación que Dios nos hace constantemente a la salvación a través de mediaciones humanas.

Por lo general, ponemos muchas excusas para convertirnos. Nos pasa como San Agustín quién ante la invitación del Señor a volverse a Él dijo por mucho tiempo: «Hoy no, mañana me convierto».

Hemos de pedir a Dios la gracia de la conversión, escuchar su voz que nos llama, tomar la Palabra, leerla, meditarla y abrir nuestro corazón a él. «No esperaré hasta mañana, me convertiré hoy» pues, muchos son los llamados y pocos los que son dóciles a Dios.

ORACIÓN: ¿QUÉ LE DIGO A DIOS QUE ME HABLÓ EN EL TEXTO?

Inspirado en la súplica del profeta Jeremías que escribió: «Conviértenos, Señor y nos convertiremos» (Lam 5, 21) compón tu propia oración clamando al Señor la gracia de la conversión.

CONTEMPLACIÓN: DISFRUTO DE LA PRESENCIA DE DIOS.⁷

Basado en la frase: «Muchos son los llamados y pocos los escogidos» contempla el testimonio de conversión de San Agustín:

«Mas yo, tirándome debajo de una higuera, no sé cómo, solté la rienda a las lágrimas, brotando dos ríos de mis ojos, sacrificio tuyo aceptable. Y aunque no con estas palabras, pero sí con el mismo sentido, te dije muchas cosas como éstas: ¡Y tú, Señor, hasta cuándo! ¡Hasta cuándo, Señor, has de estar irritado! No te acuerdes más de nuestras maldades pasadas. Me sentía aún cautivo de ellas y lanzaba voces lastimeras: «¿Hasta cuándo, hasta cuándo, ¡mañana!, ¡mañana!? ¿Por qué no hoy? ¿Por qué no poner fin a mis torpezas ahora mismo?»

ACCIÓN:

Toma hoy la Biblia, la Palabra de Dios, sujétala en tus manos, contémplala y luego llévala al corazón. Siente como arde tu pecho al tener contacto con la Palabra de Dios.

Ábrela y lee el texto de hoy el Señor en este día.

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