Lectio Divina por el Padre Antonio Arocha de Venezuela
0- Invocación al Espíritu Santo
Ven Espíritu Santo,
Vamos a abrir la Biblia, Tú eres el autor. Queremos que nos abras nuestra mente cerrada, nuestro corazón preocupado en otras cosas. Y nos lleves al encuentro con Jesús, a través de su Palabra y de la oración.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén.
1- LECTURA
Texto del Evangelio: Mateo 20, 17-28
Cuando iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les dijo por el camino: «Miren que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará. Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. El le dijo: «¿Qué quieres?» ella le dijo: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabes lo que pides. ¿Podrán beber la copa que yo voy a beber?» Ellos le contestaron: «Sí, podemos». Luego les dijo: «Mi copa, sí la beberán; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre. Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Saben que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre ustedes, sino que el que quiera llegar a ser grande entre ustedes, será su servidor,y el que quiera ser el primero entre ustedes, será su esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».
Breve estudio
El texto evangélico puede ser articulado en tres partes: en la primera, Jesús anuncia su Pasión por última vez (vv. 17-19); sigue una petición para sus hijos de la madre de dos de los Doce (vv.20-23); finalmente se consigna la enseñanza de Jesús ante la reacción de los restantes (vv. 24-28). Las secciones tienen una íntima relación conforme al orden de anuncio, incomprensión, enseñanza de Jesús en orden a superarla. Se consigna el escenario (“iba subiendo a Jerusalén”) y el auditorio (“llevó aparte a los Doce”) del anuncio, cuyo contenido reproduce en sus términos esenciales los dos anteriores (16,21 y 17,22s). Se diferencia de ellos en que se menciona la condena a muerte por parte de sumos sacerdotes y letrados y la entrega a los paganos para que sea burlado, azotado y crucificado. Se pone de relieve la oposición al proyecto de Jesús por parte de los dirigentes religiosos de Israel y con ella se quiere advertir de un riesgo que afecta también al círculo de los Doce, nuevo Israel. Ante este anuncio, como ante los anteriores, éstos no comprenden de manera adecuada el sentido de la propuesta encerrada en él. Por ello la madre del Zebedeo se acerca con sus hijos buscando para ellos los puestos privilegiados en el nuevo gobierno. Este deseo de preeminencia es expresado por la madre pero, como aparece en la respuesta de Jesús, es compartido por sus hijos (v. 22: “No saben lo que piden”). Ante esta petición, reflejo de una profunda incomprensión, la respuesta de Jesús asume la forma de una pregunta. No se trata ya de buscar puestos de preeminencia sino de la capacidad de compartir su suerte, es decir, de un seguimiento que lleve al discípulo a asimilar la decisión de Jesús de entregar la vida por los demás. Ante el triunfalismo de sus seguidores más íntimos, Jesús les promete que enfrentarán la misma prueba. Por el contrario, el “asiento” pedido sólo depende del juicio del Padre sobre el grado de asimilación del proyecto de Jesús hecho por cada persona. Los hijos del Zebedeo y su madre no han logrado su intento. Por el contrario, suscitan la reacción de los otros diez discípulos. Se produce así un “cisma” comunitario semejante al producido luego del reinado de Salomón en que también dos (tribus) se enfrentaban a las restantes diez. La búsqueda de la preeminencia ha llevado a su consecuencia lógica y natural, la división del grupo. La competitividad ha producido el desgarramiento comunitario. Frente a ese efecto doloroso, Jesús propone una enseñanza en que se precisa para los integrantes de la comunidad una actitud diferente a la que se adopta corrientemente en las sociedades humanas. Los jefes y grandes se aprovechan de los demás en beneficio propio. Los discípulos, llevados por su ambición, han querido reproducir la misma dinámica. Pero frente a este modo de ejercer la soberanía, Jesús les exige una actitud distinta que subvierte los valores aceptados en el entorno social. Se trata de otro tipo de preeminencia, la del servicio, que impulsa a la búsqueda del último lugar. Estas son las leyes del nuevo Reino ya actuantes en la conciencia y en la práctica de Jesús
2- MEDITACIÓN
Hoy el Evangelio nos resuena perfectamente como la Palabra de Dios debe actuar en nuestra vida, no somos quién para exigir el cómo, ni el cuándo, ni el donde; la Palabra del Señor es más simple, más dócil, más humilde, no exige, solo se da; se da sirviendo, así como lo hicieron los Apóstoles quienes abrieron el corazón a los demás para estar unidos en el Cuerpo de Cristo.
¿Entiendo que yo no debo pedirle o exigirle al Señor ningún puesto en el cielo?, ¿Comprendo que mis acciones, actitudes y servicio son las que el Señor observa?
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?
3- ORACIÓN
Señor Jesús, qué fácilmente puedo caer en pensar que dado que no mato, no robo, no hago conscientemente el mal, tengo derecho a privilegios. Qué insensato puedo ser al acercarme a la oración con una actitud de superioridad, de exigencia. Gracias por mostrarme que no es ése el camino cierto del amor. Eres mi Dios, mi hermano, mi amigo, mi mejor amigo, que me ofreces la plenitud. Ayúdame a estar siempre abierto a tu gracia y servir a mis hermanos en tu Iglesia.
4- CONTEMPLACIÓN
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del texto para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón:
«Quien quiera ser el primero, que se haga sirviente de los demás» (Versículo 27)
Y de esta forma nos ponemos en contemplación.
5- ACCIÓN
Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.
Mi agradecimiento por creer en Jesús, se manifiesta con llevar la alegría cristiana a los demás. Que los demás puedan conocer también a Cristo por mi alegría y testimonio de encuentro con Cristo.