Evangelio del día – Lectio Divina Mateo: 17, 21-26

Lectio Divina por Matias Quiroga de Argentina

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Espíritu Santo, Dios mío, quédate conmigo. Háblame por medio de las Sagradas Escrituras. Ten en cuenta que soy débil. Y que te necesito constantemente conmigo. Te pido que me inspires a lo largo de esta lectura orante. Te lo pido por Jesucristo, nuestro Señor. Que contigo y el Padre vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

LECTURA Evangelio según San Mateo: 17, 21-26

Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: -El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y al tercer día resucitará-. Y ellos quedaron muy apenados.
Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: -¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?-. -Sí lo paga-, respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: -¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?-. Y como Pedro respondió: -De los extraños-. Jesús le dijo: -Eso quiere decir que los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti-.

MEDITACIÓN: ¿Qué me dice Dios?

Jesús anuncia su muerte y su resurrección. Y los apóstoles quedan apenados. Pedro poco antes del segundo anuncio de la pasión había proclamado la divinidad de Cristo. Sin embargo la muerte del Señor, como camino querido por el Padre los turba. Cuantas veces me veo turbado por el misterio de la iniquidad y el sufrimiento.
Los cobradores del Templo indagan a Pedro sobre si Jesús paga impuestos. Pedro dice que sí para defender a Jesús. Pedro se interpone entre los cobradores y el Señor. Manifestando que según él, el Maestro pagará el impuesto, aunque aún no lo había hecho. El Señor lo interpela. Pedro dijo que era el Hijo de Dios vivo. Pero ahora él le resolvía los problemas ante los cobradores del templo. Cuantas veces intento justificar a Dios con medidas humanas, y no dejo que Dios sea Dios. Manifestando la potestad que tiene sobre todo lo que existe.

Jesús manda a Pedro a pagar el impuesto por ambos. Para no escandalizar a los cobradores. Cuantas veces he dado que hablar a mis hermanos. A causa de mi despreocupación.

Jesús no deja solo a Pedro. Le pide que eche el anzuelo. Pero la pesca no es lo importante. Sino lo que Dios pone en la pesca. El Señor multiplica los frutos de nuestros esfuerzos basta que hagamos lo mejor que podamos, y dejemos el resto en sus manos.

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?

Señor, gracias por estar siempre conmigo. Enséñame a amar tu voluntad. Enséñame a servir con alegría. Y nunca olvides que sin ti no puedo nada. Amén.

CONTEMPLACIÓN: Veo con los ojos de Dios

“Para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti-”

ACCIÓN: ¿Qué me pide Dios?

Atrévete a asumir un rol activo y perseverante dentro de tu comunidad

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