Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 15, 29-37

Lectio Divina
correspondiente al día 6 de diciembre de 2023
Miércoles I Semana de Adviento
Ernesto Izquierdo desde Cuba ✍🏻🇨🇺

Invocación al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo e irradia con tu luz nuestros sentidos para que aquí y ahora nos dejemos afectar por la Palabra que es alimento de vida eterna. Que prestos y dispuestos podamos acoger el mensaje que trae el Señor para nuestra historia. Amén

Lectura del Evangelio según san Mateo 15, 29-37

Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó. Una gran multitud acudió a Él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y Él los sanó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban sanos, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino”.
Los discípulos le dijeron: “¿Y dónde podríamos conseguir en un desierto pan suficiente para saciar a tanta gente?”
Jesús les dijo: “¿Cuántos panes tienen?”
Ellos respondieron: “Siete y unos pocos pescados”.
Él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los daba a los discípulos, y ellos los distribuían entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron llenaron siete canastas.
Palabra del Señor.

Meditación. ¿Qué dice el texto?

El fragmento del evangelio de este día comienza narrando que Jesús va al encuentro y se sienta a esperar en el monte, para que todos vayan a su encuentro. Desde lo más alto, Jesús acude a todos y allí espera ser visto por todos, para que ninguno quede excluido de su misericordia y sanación. Este hecho es una muestra visible de que el amor de Dios es un don gratuito y libre que, como manantial de vida eterna, está expectante a para que cada ser humano vaya a ese encuentro, no importa cuál es el padecimiento o necesidad.
En este relato, el evangelista vuelve a enfatizar una vez más en la multiplicación de los peces y los panes. Por un lado, el énfasis en este hecho, nos habla de que nada es imposible para Dios frente a las necesidades del ser humano. Frente a lo que necesitamos Dios nos mira con ternura y se compadece, haciendo posible todo lo que nos hace bien. En otro sentido, el texto también nos resalta la actitud de los apóstoles frente a lo que les pide Jesús. Una vez más es la naturaleza humana que se muestra frágil frente a los desiertos que puede atravesar nuestra existencia. Ellos dudan frente a la invitación de Jesús de cooperar con él para saciar el hambre de los más necesitados. El siete como numero sagrado y perfecto al igual que el tres, nos recuerda que Dios provee y lo hace en abundancia, porque para él nada es imposible. Por eso dicen las escrituras que todos comen hasta saciarse, porque el Señor, llena el alma con aquello que necesita ser alimentada para su bien.
Hoy los paralíticos, los ciegos y los enfermos de este siglo, son los que padecen desesperanza, exclusión, aislamiento, persecuciones, hambre, falta de dignidad y todas aquellas realidades de miseria humana en un planeta donde pareciera que el caos se naturaliza como verdad frente a la Creación entera. Delante de eso y de nuestros propios desiertos personales, Jesús se compadece y desea saciarnos con abundancia de su misericordia; pero también nos invita a ser cooperadores de su Reino tomando una actitud en salida delante de esas realidades en nuestra cotidianidad. Que sepamos escuchar a Dios y no nos quedemos perplejos sin saber qué hacer frente a las necesidades existenciales donde nos llama al encuentro con el hermano.
Amén.

Oración: ¿Qué le respondo yo al Señor?

Señor Jesús, muéstrame el modo de proceder frente a mis parálisis personales en medio de esos desiertos en los que muchas veces habito por mi fragilidad y en los que muchas veces me invitas a estar para acompañar y proveer a otros de tu alimento de vida eterna. Permíteme discernir con la confianza de que para ti nada es imposible cuando nos envías o interpelas delante de la realidad en la que vivo. Amén.

Contemplación: ¿Cómo interiorizo el texto?

“¿Y dónde podríamos conseguir en un desierto pan suficiente para saciar a tanta gente?” (Mt 15, 33)

Acción: ¿A qué me comprometo con el Señor?

Hoy me comprometo Señor a ser más humilde para tener la suficiente confianza en ti, que me permita reconocer consciente de que para ti nada es imposible, porque todos depende de tu amor y misericordia, mediante los cuales somos salvos.

Acerca de Ramón Pané

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