Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 15, 21-28

LECTIO DIVINA

Carlos Ivan Mendoza de Panamá ✍🏻 🇵🇦

Invocación al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles,
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu Creador
y renueva la faz de la tierra.
Oh Dios,
que has iluminado los corazones de tus hijos
con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones
para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 15, 21-28

Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ¡ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio”. Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos”. Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel”. Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!”. Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros”. Ella respondió: «¡Y, sin embargo, Señor, ¡los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!”. Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!». Y en ese momento su hija quedó curada.
Palabra del Señor.

1-Lectura: ¿Qué dice el texto?

A Jesús le sorprende las respuestas de la mujer cananea, expresando su necesidad y su fe. Esta mujer que no pertenece al pueblo de Israel le reconoce Hijo de David, y le pide compasión. Reconocer su decendencia davídica era aceptar su condición mesiánica. Algo llamativo para ser cananea. En el primer momento parece que no entra en el campo de su misión, pero la convicción de la fe que manifiesta le hace merecedora de lo que pide. Hay algo en su petición que va tocando el corazón de Jesús. Expresa su necesidad, y se conforma con las migajas, no pide grandes cosas. Además, no pide para ella sino para otro. Se puede entender que quien suplica para otro, por una necesidad con corazón confiado y desprendido, es escuchado. La fe es así, una relación de tú a tú con Jesús. Un reconocimiento de nuestra pequeñez, no merecedora de nada, pero que necesita de la gracia de Jesús.

2- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el Texto?

• ¿Estoy consciente que Jesús no solo quiere darnos la sanación del cuerpo, sino la sanación y salvación de nuestra alma?

• ¿Qué tanto pido por los demás?

• ¿Qué tanto me postro ante Jesús para hablar con Él aún cuando sienta que me rechaza aunque no sea así?

3- Oración: ¿Qué le respondo a Dios?

Señor, te doy gracias por tu amor, gracias por querer darnos el pan completo y no solo las migajas. Amado Jesús, gracias por tu dulzura y paciencia al momento de ayudarnos a levantar y perseverar, que cada momento de enfermedad física y espiritual, te pedimos en este día que no nos falte nunca tu alimento eucarístico; y así alimentados de tu Santo cuerpo podamos pelear la batalla de la vida.
Amén.

4- Contemplación: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?

«¡Señor, socórreme!

5- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?

Procurar pedir a Dios por la salvación de mi alma.
Pedir más por mis hermanos.
Perseverar en la oración.

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