Lectio Divina por Karen Ureña de República Dominicana
Invocación al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo, Consolador, hazte luz para quienes todo lo ven oscuro; amor, para quienes se creen o están solos; fuerza, para quienes perciben la debilidad física y también en su espíritu. Tú eres el mejor Abogado, defiéndenos de nosotros mismos, de nuestras melancolías y desesperanzas.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11, 28-30):
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Palabra del Señor
Reflexión
El cansancio físico es fácil de restablecer, un buen sueño reparador, una mañana de relax y una sana comida nutritiva, reponen nuestras fuerzas. Pero existen cansancios que son difíciles de descansar: los cansancios del alma, los cansancios espirituales, interiores. Estos no se reponen fácilmente. Ya que están formados por la suma de heridas afectivas, decepciones con otras personas, insatisfacciones personales, injusticias acumuladas, sueños frustrados… El cansancio del alma es duro, arrastra por el suelo toda nuestra existencia, por mucho que cerremos los ojos, no podemos huir de sus secuelas.
Jesús, el sanador de Nazaret, cura este cansancio. El sacramento de la reconciliación, el retiro espiritual, la oración meditativa, los ejercicios espirituales, el acompañamiento personal…, son algunos de los mecanismos al alcance de nuestra mano, a través de los cuales el Espíritu Santo actúa sanando. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré, nos dice Jesús en el evangelio de hoy.
Jesús invita a todos los cansados, a todas las personas agobiadas por los múltiples mecanismos de represión y les propone llevar otro yugo, otra carga: la de la libertad, que exige al mismo tiempo humildad y dulzura, es decir, honestidad personal y capacidad de diálogo y tolerancia para poder ser curados; porque la soberbia y la violencia cierran la puerta a toda posible sanación. Es la libertad que podemos conquistar en Jesús, si nos abrimos a Él a través de los mecanismos que citábamos antes.
Oración
Señor, tu Palabra hace promesas de sanación y curación, y te agradezco los milagros que aún realizas hoy. Creo en el poder sanador de la fe y la oración y te pido que comiences tu trabajo poderoso en la vida de los que están cansados y agobiados. Por favor, agárrate y rodea a esas hermosas personas que necesitan de tu paz y fuerza sobrenaturales y dale fe para que crea que todo es posible en ti. Protégela de las mentiras y el desaliento de las malas personas y deja que comience a dejar todas sus cargas en tu yugo ya que es para ligero en tu presencia. Amen.
Contemplación
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré
(Repetimos 3 veces)
Acción
Poner todas nuestras cargas en el yugo del señor y liberarnos para poder conocerlo.