Lectio Divina
Lunes 18 de Diciembre de 2023
Feria Privilegiada de Adviento
Lunes III Semana de Adviento
José Eduardo Ramírez-Esquipulas, Guatemala ✍🏻🇬🇹
Oración al Espíritu Santo
Señor Jesús, Maestro de la luz y de la oscuridad, envía tu Espíritu Santo sobre nuestros preparativos para la Navidad. Nosotros, que tenemos tanto que hacer, buscamos espacios de calma donde escuchar tu voz cada día. Nosotros, que nos inquietamos por tantas cosas, ansiamos tu venida entre nosotros. Bendecidos de tantas formas, anhelamos la felicidad completa de tu reino. Nosotros, cuyos corazones son pesados, buscamos la dicha de tu presencia. Somos tu pueblo, que anda en tinieblas pero busca la luz. A ti te decimos: “¡Ven, Señor Jesús!
1. Lectura ¿Qué dice el texto?
Mateo 1, 18-24
Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros».» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.
1.1. Reeleamos el texto
El centro de este pasaje del Evangelio es: “porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo”. Esto quiere decir que Jesús no es fruto de la historia humana, no es hijo de José. El evangelista Mateo lista en los versículos anteriores la genealogía de José, colocando a Jesús en un momento de la historia humana, sin embargo, a partir del versículo 18, nos cambia el panorama y nos indica los verdaderos orígenes de Jesús, “viene del Espíritu Santo”. También es de reconocer la situación difícil, tanto para José como para María. Dios cambia los planes de José y lo involucra en su plan de salvación, asumiendo José la paternidad legal de Jesús, lleva la historia de salvación a su culmen y cumplimiento, dándole a Jesús la herencia de la genealogía davídica.
La tarea que asume José es la dar el nombre a Jesús, (en hebreo Jeshua o Jehoshua, que traduce “Dios es salvación”). Nombre que contiene la misión: “Él salvará a su Pueblo de sus Pecados”.
Este texto nos indica que “Dios no nos abandona”, nos da al Emmanuel al “Dios con nosotros”, es Jesús el regalo, el don auténtico de Dios a su pueblo, para liberarlo de tanta maldad y para que viva en plena comunión con Él y con los hermanos.
2. Meditación ¿Qué me/nos dice el texto?
Este pasaje del Evangelio, nos hace una invitación a reconocer quien es verdaderamente Dios, “Dios es amor”, como nos lo dirá san Pablo y envió a su Hijo para nuestra salvación. Dios – amor que creó el universo entero para cada uno de nosotros y que, para salvarnos de nuestras propias miserias, de la esclavitud del pecado envió a su Hijo para devolverle al hombre, al nuevo Adán renacido en la Encarnación del Hijo de Dios, el Paraíso perdido por el pecado original.
Por eso es importante que nos preguntemos:
¿Reconozco en la persona de Jesucristo, el don auténtico del amor que Dios nos tiene?
Este tiempo de Adviento ¿Me prepara para ese encuentro definitivo con Él en el Paraíso que Dios creó para nosotros?
¿Siento la presencia de Dios, del Emmanuel, en cada uno de mis hermanos, especialmente los más desprotegidos?
¿Qué otras inquietudes deja en nuestro corazón el texto?
3. Oración ¿Qué me/nos hace decirle al Señor el texto?
Entremos en nuestro corazón, a ese lugar, que como decía Mons. Romero, donde Dios baja para hablar con nosotros y digámosle:
– Gracias, Señor, por el don de la vida que nos diste en el día de nuestra concepción y que lo fortaleciste con el Espíritu Santo en el día de nuestro bautismo.
– Gracias, Señor, por la vida de tu Hijo Jesucristo, que, encarnándose en Santa María, abriste los Cielos para todos los hombres.
– Gracias, Señor, que rompiste las cadenas que separaban al hombre del Paraíso que Tú creaste para él.
¿Qué más me hace decirle al Señor el texto?
4. Contemplación ¿Qué cambios suscita en mí/nosotros el texto?
Este tiempo de Adviento, es un tiempo que se nos ofrece para transformar nuestra vida. Abramos nuestro corazón y el su interior, dejemos que la voz de su Palabra suscite una transformación en nuestra vida. Evitemos que en este tiempo de Adviento, perdamos el horizonte de nuestras vidas y caigamos en las garras del consumismo que, más que ayudarnos a preparar la venida del Señor, nos ensordece y nos ciega.
5. Acción ¿A qué acciones concretas me invita a hacer el texto?
Los planes de Dios, así como con José, difieren de los de nosotros, pero nunca de la propuesta original de nuestra historia. Dios nos invita también a ser anunciadores de su buena noticia. Por eso te invitamos, en este tiempo de Adviento, a abrir nuestros ojos y nuestro corazón para ver en las periferias existenciales, dónde hace falta que se sienta que Dios nunca nos abandona, que Él está con nosotros.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.