Evangelio del día – Lectio Divina Marcos 8, 27-33

Lectio Divina
Jueves, 20 de febrero de 2025
Jueves VI Semana Tiempo Ordinario
Carlos Iván de Panamá ✍🏻🇵🇦

0. INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Espíritu Santo, inspíranos, para que pensemos santamente.
Espíritu Santo, incítanos, para que obremos santamente.
Espíritu Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas.
Espíritu Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas.
Espíritu Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas.
Amén.

Evangelio según san Marcos 8, 27-33

27 Jesús y sus discípulos fueron a las aldeas cercanas a Cesárea de Filipo y en el camino les preguntó:“¿Quién dice la gente que soy yo?” 28 los discípulos le respondieron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que eres Elías; y otros que eres uno de los profetas”.
29 él les seguía preguntando: “¿Y ustedes? ¿Quién dicen que soy?” Pedro respondiendo, le dijo: “Tú eres el Mesías!”. 30 Jesús les prohibió severamente que dijeran esto a nadie. 31 luego Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre tenía que sufrir mucho, ser rechazado por los líderes judíos, los principales sacerdotes y los maestros de la Ley; ser asesinado y después de tres días resucitar. 32 les hablaba de esto francamente. Entonces Pedro lo llevó a un lado y comenzó a reprenderlo. 33 Jesús volteándose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo: “Vete detrás de mí, Satanás, porque piensas como piensa un ser humano y no como piensa Dios”.
Palabra del Señor

1. LECTURA, ¿Qué nos dice el texto?

El evangelio de hoy habla de la ceguera de Pedro que no entiende la propuesta de Jesús cuando habla de sufrimiento y de cruz. Pedro acepta a Jesús como mesías, pero no como mesías sufriente. Está influenciado por la “levadura de Herodes y de los fariseos”,es decir, por la propaganda del gobierno de la época que hablaba sólo del mesías como rey glorioso.
¿Quién dicen los hombres que soy yo? Jesús pregunta: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?”. Ellos responden relatando las diversas opiniones: – “Juan Bautista”. -“Elías o uno de los profetas”. Después de oír las opiniones de los demás, Jesús pregunta: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Pedro respondió: “¡El Señor, el Cristo, el Mesías!” Esto es, el Señor es aquel que ¡el pueblo está esperando! Jesús concuerda con Pedro, pero le prohíbe hablar de esto con la gente. ¿Por qué lo prohíbe? En aquel tiempo, todos esperaban la venida del mesías, pero cada uno a su manera: unos como ¡rey, otros como sacerdote, doctor, guerrero, juez, profeta! Ninguno parecía estar esperando al mesías servidor sufriente, anunciado por Isaías (Is 42,1-9).
En seguida, Jesús comienza a enseñar que él es el Mesías Siervo y afirma que como Mesías Siervo anunciado por Isaías, pronto será condenado a muerte en el ejercicio de su misión de justicia (Is 49,4-9; 53,1-12). Pedro se espanta, llama a Jesús a un lugar apartado para desaconsejarle. Y Jesús responde a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, ¡sino los de los hombres!» Satanás es una palabra hebraica que significa acusador, aquel que aleja a los demás del camino de Dios. Jesús no permite que alguien lo aleje de su misión. Literalmente el texto dice: “¡Atrás de mí, Satanás!” Pedro debe seguir a Jesús. No debe invertir los papeles y pretender que Jesús le siga a Pedro.

2. MEDITACIÓN, ¿Qué me dice el texto?

Todos creemos en Jesús. Pero algunos le entendemos a Jesús de una forma, otros de otras. ¿Cuál es hoy la imagen común que la gente tiene de Jesús? ¿Cuál es la respuesta que la gente daría hoy a la pregunta de Jesús? Yo, ¿qué respuesta le doy?
¿Qué nos impide reconocer a Jesús como Mesías?

3. ORACIÓN, ¿Qué le digo a Dios?

Oh Jesús, mi Señor amado, te pido que coloques en mi corazón y en mi mente un conocimiento verdadero de tu amor y tu voluntad, no permitas que me distraiga en vanas acciones de la vida, que pueda con un corazón sincero entenderte y seguirte según tus designios. Que en momentos de prueba siempre recuerde tu sagrada pasión y que este recuerdo sea motivo alentador para llevar mi cruz con amor y paciencia cada día de mi vida. Amén.

4. CONTEMPLACIÓN, ¿Cómo interiorizo la Palabra

Durante este día, recordar y repetir:
“¿Y ustedes? ¿Quién dicen que soy?”

5. ACCIÓN, ¿A qué me comprometo?

Aceptar mi cruz de mi día a día, pero hacerlo con amor y paciencia.
A no dejarme llevar por mis pensamientos errados, y esforzarme por escuchar la voz verdadera, la voz de nuestros Señor.

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