Evangelio del día – Lectio Divinas Marcos 7, 1-13

Lectio Divina por Leticia Barbudez de Paraguay

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Señor, ilumina mi mente y mi corazón para que pueda escucharte y comprender tu mensaje de amor.

Evangelio según San Marcos 7, 1-13

Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.

Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.

Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?”.

Él les respondió: “¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres”.

Y les decía: “Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte.

En cambio, ustedes; si alguien dice a su padre o a su madre: “Declaro corbán” -es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte…’ En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre.

Así anulan la Palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!”.

Palabra del Señor.

Lectura: ¿Qué dice el texto?

El Evangelio de hoy habla de las costumbres religiosas de aquel tiempo y de los fariseos que enseñaban estas costumbres a la gente, comer sin lavarse las manos o, como ellos decían, comer con manos impuras. Muchas de estas costumbres estaban desligadas de la vida y habían perdido su sentido. Sin embargo se conservaban o por miedo o por superstición.

“La Tradición de los Antiguos” transmitía las normas que debían de ser observadas por la gente para conseguir la pureza exigida por la ley. La pureza era un asunto muy serio para la gente de aquel tiempo. Ellos pensaban que una persona impura no podía recibir la bendición prometida por Dios a Abrahám. Las normas de pureza eran enseñadas para abrir el camino hasta Dios, fuente de paz. En realidad, en vez de ser una fuente de paz, las normas eran una prisión, un cautiverio. Para los pobres, era prácticamente imposible observar las muchas normas, las costumbres y las leyes. Por esto, ellos eran despreciados como gente ignorante y maldita que no conocía la ley.

Meditación: ¿Qué me dice a mí el texto?

Jesús hoy con este pasaje indica algo concreto. Ellos decían: la persona que ofrece al templo sus bienes, no puede usarlos para ayudar a los padres necesitados. Y en nombre de la tradición vaciaban de contenido el cuarto mandamiento que manda amar al padre y a la madre por conveniencia. Somos fariseos cuándo inconsciente o a sabiendas seguimos tradiciones sólo por fuera o por costumbres pero por dentro ni siquiera lo sentimos, y dejamos el corazón lejos de Dios.

Oración: ¿Qué le respondo a Dios?

Amigo Jesús, que hoy sea un día dónde cada uno pueda sentir en el corazón tu gracia, tu cercanía y tu gran amor, que comprendamos que las normas y preceptos tienen su importancia pero que eso no es lo principal, que mi corazón sea una fuente dónde estés tú y pueda ayudar a mi hermano a conocer, a amar y vivir. A ser testigo de tu amor libre sin ninguna condición.  Amén.

¿Por casa cómo está el corazón?

Estamos llamados a grandes cosas la gran diferencia está en que decidas por lo mejor.

Contemplación: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?

Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.

Acción: ¿A qué me comprometo?

A amar un poco más, ofrecer un poco más, confiar un poco más. Tal vez no  logremos todo hoy, pero es un gran avance para acercar el corazón un poco más hacia el amor que es Dios.

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