Evangelio del día – Lectio Divina Marcos 6, 45-52

Lectio Divina por Santiago Molina de E. U. A. 

Invocación al Espíritu Santo

Espíritu Santo, ven, ven, ven, ven.
Espíritu Santo, ven, ven, ven, ven.
Espíritu Santo, ven, ven, ven, ven.

Evangelio según san Marcos 6, 45-52

Después de esto, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca para que cruzaran el lago antes que él, en dirección a Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y cuando la hubo despedido, se fue al cerro a orar. Al llegar la noche, la barca ya estaba en medio del lago. Jesús, que se había quedado solo en tierra, vio que remaban con dificultad, porque tenían él viento en contra. A la madrugada, fue Jesús hacia ellos caminando sobre el agua, y ya iba a pasar junto a ellos. Cuando lo vieron andar sobre el agua, pensaron que era un fantasma, y gritaron; porque todos lo vieron y se asustaron. Pero enseguida él les habló, diciéndoles: – ¡Calma! ¡Soy yo: no tengan miedo!
Subió a la barca, y se calmó el viento; y ellos se quedaron muy asombrados, porque no habían entendido el milagro de los panes, pues tenían él entendimiento oscurecido.
Palabra del Señor.

Lectura: ¿Qué dice el texto?

En este capítulo 6 de Marcos tenemos varios eventos. Primero (Mc 6, 1-6) vemos a Jesús que enseña en su propia tierra (probablemente Nazaret), en una sinagoga. Allí lo cuestionan: “¿No es este el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? Allí no pudo hacer ningún milagro porque no creían en él. Segundo (Mc 6, 6b-13), vemos que Jesús envía a sus discípulos a anunciar el Reino de Dios. Ellos sí pudieron hacer milagros en los lugares adonde fueron. Tercero (Mc 6, 14-29), vemos el trágico relato de la muerte de Juan el Bautista en manos de Herodes y su debilidad. Cuarto (Mc 6, 30-44), Jesús y sus discípulos van en una barca a un lugar apartado para descansar, pero lo sigue una multitud de todos los pueblos cercanos y él siente compasión y les da de comer.
En este contexto, el texto de hoy (Mc 6, 45-52), nos relata que al terminar de dar de comer a la multitud, Jesús hace con que sus discípulos se vuelvan a Betsaida en la barca. Él se queda atrás para despedir a la multitud y luego sube al cerro para orar. La imagen que nos queda es un poco como un presagio de lo que va a ocurrir más tarde cuando él asciende al cielo y los discípulos se quedan en las dificultades del mundo.
Durante la madrugada, Jesús ve que la barca encuentra dificultades “porque tenían el viento en contra.”
Él va hacia ellos caminando sobre las aguas y hasta parece querer pasarlos, pero oyendo sus gritos (¿qué habrán gritado?) los calma, se sube a la barca, y los discípulos parecen quedar atónitos con lo ocurrido.
Es importante recalcar que los discípulos pensaban que Jesús era un fantasma y aquí también podemos ver una imagen que presagiaba la venida de otro “fantasma” o espíritu… el Espíritu Santo que vendrá después de la ascensión de Jesús.
El texto nos dice que los discípulos no habían entendido el milagro de los panes y que tenían el entendimiento oscurecido.
Finalmente, el sexto evento del capítulo 6 (Mc 6, 53-56) viene después del texto de hoy y nos relata que Jesús al llegar a la orilla se encuentra con otra multitud (¿algunos de los mismos del día anterior?) y que allí se pasó un buen tiempo en esa región sanando a muchos enfermos.

Meditación: ¿Qué me dice él texto?

Jesús hoy me manda a subir a la barca (la vida) e ir a mi lugar, mi comunidad, mi entorno.
Me asegura que a pesar de las dificultades que pueda encontrar ahí, él viene en mi ayuda… pero como a los discípulos, él no me ayuda sin que yo le pida. ¿Qué habrán gritado los discípulos cuando ven a Jesús? Me imagino algo como: “Señor, ten piedad de nosotros!” Yo también puedo hacer eso, emitir ese grito primordial, ese grito tan fundamental en el que entendemos que solos no podemos. Que por cuenta propia no podremos llevar a cabo nuestra misión. Los vientos (problemas, dificultades, sufrimientos, tentaciones, etc.) de este mundo siempre son contrarios, pero con Jesús (y el Espíritu Santo), puedo llegar a buen puerto, aunque a veces parezca ser un fantasma.
Si solo me preocupo por las cosas de este mundo, voy a tener el entendimiento oscurecido.
Entiendo el milagro de los panes?
Los discípulos, tal vez, se quedaron con la idea de que Jesús les iba a traer una vida terrenal mejor, que les iba a saciar su hambre. Y yo? ¿Qué busco yo en Jesús? ¿Qué milagros le pido?
Cuando pienso en como imitar a Cristo: ¿Me tomo el tiempo necesario para ir a orar? ¿Cuáles son mis oraciones? ¿Cuando veo a otros en necesidad de ayuda, me ofrezco para ayudarlos?
¿También, confío en la real presencia del Espíritu, o sólo veo fantasmas?

Oración: ¿Cómo le respondo a Dios?

Señor, a veces la tempestad arrasa mi barca y los vientos son contrarios y sé que te necesito. Pero también a veces las cosas van tan bien en mi vida y el mar está tan tranquilo que me olvido de ti, y ahí también peligra mucho mi alma. Ten piedad de mí, Señor, ayúdame a no oscurecer mi entendimiento. Señor, siempre estás invitado a ayudarme, a acompañarme, a sanarme, a transformarme, y a enviarme.
No permitas que jamás me aparte de ti y que a través de tu Espíritu pueda siempre llegar a buen puerto.

Contemplación: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?

Repetir durante el día la siguiente frase: ¡Calma! ¡Es Jesús: no tengas miedo!

Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?

Me comprometo a “subir al cerro a orar” cada mañana, cada mediodía, cada noche. Y a estar alerta para poder ver las necesidades de mis hermanos y mis hermanas y disponerme a ayudarlos como pueda.

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