Evangelio del día – Lectio Divina Marcos 3, 22-30

Lectio Divina
Lunes 27 emero de 2025
Lunes III Semana Tiempo Ordinario
por P. Pedro Madrid de El Salvador ✍🏻🇸🇻

Invocamos al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo, amigo entrañable, persona viva y siempre disponible.
Sin tu dulce ayuda no podemos decir ni ¡Jesús es el Señor!
Ven, protector en todo momento, salvación que se hace patente.

Sana nuestros corazones destrozados por el desamor y el pecado.
Sana las heridas que nos deja la vida.
Enséñanos a vivir desde la entrega generosa de la propia vida.

Aconséjanos en todos los proyectos, pues no queremos hacer nada sin contar contigo.

Compañero del alma, fortalece nuestros pasos vacilantes, ilumina nuestra oscuridad, consuela nuestras tristezas, ya que Tú eres el Señor y dador de vida.

Ven a nuestra casa y comparte con nosotros el deseo de tener los mismos sentimientos del corazón del Redentor.

Ven ahora y por siempre para, como llama mansa y humilde, caldear nuestras frialdades. Amén.

Lectura del Santo Evangelio Según San Marcos 3, 22-30

22 Algunos maestros de la Ley, que habían venido de Jerusalén, decían: “Está poseído por Beelzebú, y expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios”.
23 Jesús llamándolos junto Él, comenzó a hablarles en parábolas: “¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? 24 Si un reino se divide en grupos de combate seguramente tal reino no podrá durar. 25 Si una familia se divide contra sí misma, tal familia no podrá durar. 26 Si Satanás se ha enfrentado contra sí mismo y se divide en bandos que luchan entre sí, no podrá durar porque ha llegado su final”.
27 “Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y robar su propiedad si primero no logra atarlo. Sólo entonces esta persona puede robar la casa”.
28 “Ciertamente les digo que los pecados que comete la gente o las blasfemias que digan pueden ser perdonados, 29 pero quien blasfeme contra el Espíritu Santo nunca será perdonado porque la culpa de este pecado dura para siempre”.
30 Jesús habló así porque ellos decían que estaba dominado por un espíritu maligno.
(RADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR)
Palabra del Señor

Lectura, ¿Qué dice el texto?

El texto nos ubica en el comienzo del ministerio de Jesús en Galilea. En ese momento, la fama de Jesús crece debido a sus enseñanzas y milagros, pero también comienzan las oposiciones. Los escribas, venidos desde Jerusalén, representan la élite religiosa y política, guardianes de la Ley y de la tradición. Jerusalén, el centro religioso de Israel, observa con recelo la actividad del Nazareno. Con la acusación de que Jesús está poseído por Beelzebú, intentan deslegitimarlo atribuyendo su poder al príncipe de los demonios.
Mientras tanto, el judaísmo de la época vivía en tensión, entre el cumplimiento estricto de la Ley y la expectativa de la llegada del Mesías. Asimismo, el poder romano añadía una capa de opresión y expectativa escatológica. Jesús, con su mensaje y acción, desafía las estructuras establecidas, tanto religiosas como sociales. Por ello, este episodio revela una lucha espiritual: el enfrentamiento entre el Reino de Dios, manifestado en Jesús, y el reino de las tinieblas.

Meditación, ¿Qué nos dice Dios en el texto?

Cuando una persona se apasiona por un ideal, no sólo lo lleva a cabo, sino que contagia a los que están a su alrededor.

Cristo reunía en torno a sí más gente que los escribas. Y, claro, la manera más común entre los envidiosos y egoístas para quitar la atención de la gente de su adversario es la calumnia. Esto es lo que hacen los escribas. Temen enfrentarse a Jesús cara a cara y le calumnian. Pero Cristo les da una lección. Primero les dice que su razonamiento está equivocado cuando se refieren a la división interna de un reino. Cristo no pertenece al mismo reino que el diablo. Aquí está su error. Y se lo explica con una parábola.

Luego les pone en guardia contra el peor pecado que pueda cometer un hombre, que es el negar el Espíritu Santo. Aquel que niegue o rechace al Espíritu Santo es reo de condenación eterna por propia elección. La razón es porque en el amor de Dios es donde nos salvamos y somos perdonados. Porque la misericordia de Dios sobre nosotros depende del infinito amor que nos tiene. Por tanto, si una persona rechaza este amor, el Espíritu de Amor, el Espíritu Santo, está rechazando al mismo Dios. En otras palabras, está prefiriendo su condenación.

Oración, ¿Qué le decimos a Dios?

Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el # 1864:

No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios, mediante el arrepentimiento, rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo (Cf. DV 46). Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna.

Contemplación, ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?

Señor que nunca dude de tu poder y de tu misericordia por los que mas te necesitan

Acción, ¿A que me comprometo con Dios?

Tendré un tiempo de silencio para pedirle al Señor poder crecer en amor en mi relación con Él y que tome el Reino de mi corazón.

Acerca de Ramón Pané

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