Evangelio del día – Lectio Divina Marcos 16, 15-18

LECTIO DIVINA

Por Marlon Vaca de Ecuador 🇪🇨

0 – Invocación al Espíritu Santo

Precioso Espíritu Santo, hoy te necesito, hoy deseo con mi corazón ferviente que vengas, topes mis oídos y los abras, que hoy deseo escuchar tu voz. Topa mi mente que hoy quiero aprender de ti. Topa mi corazón que hoy quiero hacer viva tu Palabra en mi vida. Solo contigo, este momento es especial; por ello te lo ruego, hoy te necesito. Ven precioso, ven.
Amén.

1 – Lectura
Evangelio según san Marcos 16,15-18

Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia. El que crea y sea bautizado, obtendrá la salvación; pero el que no crea, será condenado. Y estas señales acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes; y si beben algo venenoso, no les hará daño; además pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos sanarán.»
Palabra del Señor.

¿Qué dice el texto?

El texto se desarrolla luego de la pasión de Cristo, donde los discípulos de Jesús se encontraban con miedo e incrédulos, pues ya se les había comunicado que Jesús había resucitado, y no una, sino un par de veces.
Es entonces cuando Jesús se aparece a los once discípulos, y luego de reprenderles, les encarga la gran misión de la Iglesia. La dividió en varias partes para que los discípulos entendieran:
Primero, el alcance de la misión, ¿a dónde deben ir?, contrario al antiguo testamento, en esta ocasión, Jesús es enfático al decir que todo el mundo, no solo el pueblo judío, no las aldeas cercanas, todo el mundo.
Segundo, el objetivo de la misión, ¿qué tenemos que hacer?, anunciar la buena noticia, la noticia que Jesús ha resucitado y que por precio de sangre hemos sido liberados.
Tercero, el modelo de la misión, ¿cómo lo haremos?, quien decida creer y recibir a Jesús como su salvador, tendrá la salvación.
Cuarto, los resultados de la misión, ¿qué se espera conseguir?, termina Jesús explicando los beneficios de la misión en los últimos dos versículos, por medio de señales divinas que acompañarán a quien decida creer, que en aquel tiempo eran impresionantes.

2 – Meditación. ¿Qué me dice el texto?

Jesús hace nuevas todas las cosas, y luego de entender que dice el texto, podemos llevarlo a nuestra vida para comprender que nos dice a nosotros el texto. Hoy Jesús nos invita a reflexionar y meditar sobre nuestra misión.
Hace cuanto tiempo es que no le hemos preguntado al Señor, ¿a dónde debo ir? Él, Rey de reyes, de una u otra forma nos llamó, y a veces con el ajetreo del mundo perdemos el rumbo de nuestro caminar, nos encerramos en nuestros movimientos, en nuestras iglesias y parroquias, y perdemos de vista al resto del mundo, el cual puede estar tan cerca y tan lejos, como mi compañero de trabajo, de escuela o incluso mi vecino. Preguntemos en nuestra meditación al Señor, ¿a dónde debo ir?
Muchas veces pensamos que la predicación es tarea exclusiva del catequista, del sacerdote, o del presidente o líder de movimiento pastoral. Nada tan falso como eso, la predicación es tarea de todos. Jesús no se dirigió al que mejor hable, al más inteligente, o al más joven, se dirigió a todos sus discípulos, y a todos los mandó a llevar la buena noticia. Tomando en cuenta que la predicación se realiza con la vida, y si es necesario se usa las palabras, meditemos preguntando al Señor: ¿qué debo decir?
Jesús fue enviado por el Padre, y así como él, nosotros fuimos enviados por Jesús ¡Qué maravilla cuando un corazón decide recibir a Jesús! ¡Qué honor y gracia, que este corazón haya visto en nuestra vida algo del Dios que habita en nosotros para atreverse a caminar!, hay muchas dudas todos los días, ¿qué hacer? ¿a quién decir? ¿qué decir? y si mejor dejamos en manos de Dios nuestra vida, y únicamente le rogamos ser su instrumento de bendición. ¿He intentado seguir la voluntad de Dios, y no la mía, para evangelizar a todo mi mundo?
Hay señales que acompañan a quien cree, así como en el pasado aún están hoy presentes, las mismas que Jesús dijo que habría, porque a quien cree verá la liberación, de demonios de pensamientos y sufrimientos. A quien cree hablará lenguas que crucen fronteras, la lengua del amor, que callará cualquier lengua del mundo. A quien cree podrá tomar la vida, por más dura que se vea, con las manos, y tener paz pues no estará solo. A quien cree, no se verá afectado de los venenos del mundo. A quien cree verá su vida ser fuente de más vida por medio del Espíritu Santo, la muerte no importará y toda enfermedad se vencerá. Nos podemos preguntar: ¿quiero reclamar todas las señales que Jesús nos prometió?

3 – Oración. ¿Qué le respondo a Dios?

Precioso Jesús, muchas veces mi camino se desvía, y tú, me ayudas a continuar, por favor, no permitas que suelte tu mano. Hoy, mi Jesús, quiero ser parte activa de la misión de la Iglesia, hoy quiero ser quien lleve la Buena Nueva, permíteme ser recipiente de unción, aunque en mi humanidad no lo merezca, pero por misericordia me encomiendas. Quiero que mi corazón arda de pasión por proclamar que estás vivo y que vives en mí, ayúdame mi Señor. Te amo.
Amén.

4 – Contemplación

Contemplemos el versículo que más nos habló en lo íntimo de nuestro corazón, en nuestro lugar secreto.
“Vayan por todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia”.

5 – Acción

Es momento de tomar cartas en el asunto. Jesús nos dice que podemos ver cosas más grandes, es hora de pelear por ellas. Dediquemos un momento del día para comprender cuál es todo mi mundo, y qué estrategia puedo desarrollar para llevar la buena notica.

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