Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 8, 4-15

Lectio Divina por Matías Quiroga de Argentina

Invocación al Espíritu Santo
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor tu Espíritu, y serán creadas todas las cosas, y renovarás la faz de la tierra.
Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, danos el gustar todo lo recto según el mismo Espíritu, y gozar siempre de tus celestiales consuelos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Lectura: Lc 8, 4-15
Como se reunía una gran multitud y acudía a Jesús gente de todas las ciudades, Él les dijo, valiéndose de una parábola: -El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del camino, donde fue pisoteada y se la comieron los pájaros del cielo. Otra parte cayó sobre las piedras y, al brotar, se secó por falta de humedad. Otra cayó entre las espinas, y éstas, brotando al mismo tiempo, la ahogaron. Otra parte cayó en tierra fértil, brotó y produjo fruto al ciento por uno-. Y una vez que dijo esto, exclamó: -¡El que tenga oídos para oír, que oiga!-.
Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola, y Jesús les dijo: -A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás, en cambio, se les habla en parábolas, para que:
“Miren sin ver
Y oigan sin comprender”
La parábola quiere decir esto: La semilla es la Palabra de Dios. Los que están al borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el demonio y arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los que están sobre las piedras son los que reciben la Palabra con alegría, apenas la oyen; pero no tienen raíces: creen por un tiempo, y en el momento de la tentación se vuelven atrás. Lo que cayó entre espinas son los que escuchan, pero con las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, se van dejando ahogar poco a poco, y no llegan a madurar. Lo que cayó en tierra fértil son los que escuchan la Palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen, y dan fruto gracias a su constancia.

Palabra de Dios
¿Qué dice el texto?
“A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios…”
¿Qué frase llama más tu atención?
Meditación: ¿Qué me dice el texto?
Jesús utiliza esta parábola para revelar un misterio del Reino de Dios: La Palabra de Dios es una semilla, que como fruto de la constancia germina. Pero lo hace únicamente en aquellos corazones que son como la tierra fértil, liberados de la indiferencia, que convierte ese corazón en tierra dura, polvorienta, donde el demonio hace y deshace. Liberados del exceso por las preocupaciones del mundo, y liberados de la dureza del egoísmo, que hace que en seguida un corazón se repliegue, vuelva a mirar a sí mismo, y no persevere. La tierra fértil en cambio es producto de un gran proceso de abonar y remover la tierra. El abono es generalmente desperdicio orgánico y estiércol, nuestras propias miserias, que al ser removidas hacen de nuestro corazón un corazón humilde, que se sabe necesitado de Dios, y que todo lo agradece porque sabe que todo lo recibe por iniciativa y amor incondicional del Señor. Estos corazones humildes son los que guardan la Palabra hasta que germine, produzca fruto, y ese fruto produzca semilla, que caerá luego en otra tierra.

Oración: ¿Qué le dijo a Dios?
Tómate un tiempo para hablar con el Señor, él es tu Padre, que quiere darte todo y no quitarte nada, todo lo da gratis, y revela sus misterios a los que Él elije.
Contemplación: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?
Piensa detenidamente en aquello que ha quedado resonando en tu corazón.
Acción: ¿A qué me comprometo?
¿Esta palabra me invita a cambiar algo de mi vida? ¿Qué es? ¿Con qué acción concreta puedo comenzar ese cambio que Dios me pide?

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