Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 4, 31-37

Lectio Divina por Eduardo Pineda de Guatemala

Invocación al Espíritu Santo

En este primer momento te pido que des click al vídeo y te dejes llevar por la música y por la letra de la canción que nos invite a cada uno a abrir el corazón al Espíritu Santo…

Ahora, llenos del Espíritu Santo, vamos…

1. Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.» Jesús le intimó: «¡Cierra la boca y sal!» El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: «¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.» Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.

Palabra del Señor

PENSEMOS

El cambio de Jesús para Cafarnaún. “Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de la Galilea, y allí enseñaba los sábados”. Mateo dice que Jesús fue a vivir a Cafarnaún (Mt 4,13). Cambió de lugar de residencia. En Cafarnaúm, se facilitaba el contacto con la gente y la divulgación de la Buena Noticia.
La admiración de la gente por las enseñanzas de Jesús. La primera cosa que la gente percibe es la forma diferente que Jesús tiene de enseñar. No es tanto el contenido, sino la forma de presentarlo lo que impresiona: “Jesús hablaba con autoridad”.
Jesús combate contra el poder del mal. El primer milagro es la expulsión de un demonio. El poder del mal se apoderaba de la gente y las alienaba. Jesús devuelve las personas a ellas mismas. Les devuelve la conciencia y la libertad. Y lo hace por el poder de su palabra: «¡Cállate y sal de él!»
Hoy también, mucha gente vive alienada de sí misma por el poder de los medios de comunicación, de la propaganda del gobierno y del comercio. Vive esclava del consumismo, oprimida por las deudas y amenazada por los cobradores. Piensa que no vive bien si no compra aquello que la propaganda anuncia. ¡No es fácil expulsar este poder que hoy aliena a tanta gente, y devolver las personas a ellas mismas!

La reacción de la gente: manda sobre los espíritus impuros. Además de la forma diferente que Jesús tiene de enseñar las cosas de Dios, el otro aspecto que causaba admiración en la gente es el poder que Jesús tiene sobre los espíritus impuros: «¿Qué palabra es ésta? Manda sobre los espíritus impuros con autoridad y poder, y ellos salen». Jesús abre un nuevo camino a la gente para poder conseguir la pureza mediante el contacto con él. En aquel tiempo, una persona impura no podía comparecer ante Dios para rezar y recibir la bendición prometida por Abrahán. Tenía que purificarse, primero. Había muchas leyes y normas que dificultaban la vida de la gente y marginaban a mucha gente considerándola impura. Pero ahora, purificadas por la fe en Jesús, las personas podían comparecer de nuevo en presencia de Dios y rezarle, sin necesidad de recorrer a aquellas complicadas y a veces dispendiosas normas de pureza.

2. Meditación

¿Y nosotros? Como a discípulos de Jesucristo, nos toca salir a los caminos a curar, a sanar, a liberar de inmundos espíritus. Eso sí, siempre, “en nombre de Jesús”, como Pedro y Juan con el paralítico del Templo. Con fervor, celebramos los sacramentos; con pasión anunciamos el Evangelio; con audacia, luchamos contra los males de tanta gente que sufre.
Y, ¿cuáles son los males que encontramos en este mundo que habitamos?
¿De qué personas, como Jesús, sentimos lástima? Y nos topamos con enfermos de larga duración, incurables; personas hundidas en soledad; familias abrumadas, porque sienten que pende sobre ellos la espada del desahucio; parados sin trabajo y sin esperanza; cristianos llenos de temores morales, víctimas de una pésima formación religiosa; grandes extensiones geográficas sobre las que se cierne la epidemia del hambre. Y tantos, tantos excluidos, que no cuentan en la sociedad, maltratados.

3. Oración

Te invito a orar con el Salmo de la liturgia de este día Sal 26,1.4.13-14
R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
habitar en la casa del Señor por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.

4. Contemplación

Este momento creo que como el Salmo que acabamos de orar podemos poner nuestra vida en el contexto del Evangelio que hemos leído y meditado y podemos decir juntos:
“Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida”.

5. Acción

Para este paso, en el que se hace vida la Palabra en nuestras vidas, te invito a pensar en esta pregunta y trata de darle respuesta.
Jesús expulsaba el poder del mal y devolvía las personas a ellas mismas. Hoy, mucha gente vive encerrada de sí misma y de todo. ¿Cómo devolverlas a ellas mismas?, ¿cómo ayudar a que todos no vivan la alegría del Evangelio en sus vidas, y prefieren mirar al materialismo, a la fama, a seguir modelos o estereotipos vacíos, al odio o desprecio al hermano, a la depresión, en fin, a todos aquellos males que nos aquejan?
Te invito a que hoy y siempre te dejes tocar por el amor misericordioso del Padre y a juntos encontrarnos con Cristo en nuestros hermanos.

¡Que el Señor te bendiga!

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