Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 4, 31-37

Lectio Divina por Alejandra Colondres de Honduras

Paso 0 INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven Espíritu Santo, ven e iluminanos para navegar en tu palabra, guíanos siempre, abre nuestra mente, nuestro corazón y entra en nosotros.

Paso 1

LECTURA

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba
a la gente. Todos estaban asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo y se puso a gritar muy fuerte: “¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios”. Pero Jesús le ordenó: “Cállate y sal de ese hombre”. Entonces el demonio tiró al hombre por tierra, en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: “¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos y éstos se salen”. Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

¿Qué dice el texto?
Jesús viaja a Cafarnaum y se instala en ese lugar. Cada sábado enseñaba y es muy característico porque la gente se sorprendía por la fuerza de su palabra. El texto presenta el ejemplo de un endemoniado y Jesús expulsa estos espíritus sin causar daño a la persona. Esto sirvió para que se llenará de fama. El poder de las palabras de Jesús hace que estos espíritus salgan ante su orden.

Paso 2 MEDITACIÓN

Las palabras de Jesús siguen teniendo esa fuerza liberadora que manda a callar nuestros pecados y por su poder, una palabra suya basta para sanarnos. Es importante cuestionarnos si somos dóciles a la palabra de Jesús, ¿Qué espíritus inmundos necesito que Jesús calle de mi vida? ¿Soy de los que me sorprendo por cómo actúa Dios en mí? Jesús sigue enseñándonos cada semana en la Eucaristía y nos habla con autoridad cada día en las Escrituras.

Paso 3 ORACIÓN

Gracias Señor porque pones tu mirada en mi. Tu palabra libera mi vida de tantos males y tentaciones. Ayúdame a ser un discípulo misionero que predique tu palabra con la misma fuerza y poder que tu mismo nos has enseñado, que pueda sorprender a aquellos que tienen adormecida la fe.
Amén.

Paso 4 CONTEMPLACIÓN

Me quedo siempre con lo que repetimos en cada Eucaristía: Una palabra tuya bastará para sanarme.

Paso, 5 ACCIÓN

Esta palabra me invita a hablar sin temor, con valentía de la Palabra de Dios; en mi familia, mi trabajo, mis amistades.

Acerca de Aida Alejandra Colindrez

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