Cristonautas.com Cristonautas
Artículos Relacionados
Lectio Divina por Raul, de Panamá
Martes 5 de Setiembre 2017
Lectio Divina
Evangelio de Lucas 4, 31-37.
1. Lectura ¿Qué dice el texto?
Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo y se puso a gritar a grandes voces: «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.» Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate y sal de él.» Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. Quedaron todos pasmados y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen.» Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
Puntos de la lectura
Este evangelio nos dice dos cosas importantes:
· La admiración de la gente ante la enseñanza de Jesús, porque lo hace con autoridad.
· El poder de Jesús de cura al endemoniado.
Cafarnaún era una pequeña que estaba en el camino hacia grandes ciudades, en el cruce de dos vías importantes: el camino hacia Petra y hacia Egipto. Esto facilitaba el encuentro con las gentes.
Mas que el contenido, la gente se asombra del “modo de proceder” con que enseña. Jesús habla desde su propia experiencia de Dios y de la vida, porque él es “amigo de la vida” como dice el libro de Sabiduría 11,26.
Jesús lucha y vence el mal. Expulsa el demonio que estaba limitando a la persona, que la excluía de la comunidad, y le vuelve su dignidad reinsertándolo en la comunidad.
Nuevamente la admiración, ahora porque Jesús tiene el poder de que por medio de él la persona se libere, y pueda entrar en contacto con Dios y la comunidad.
2. Meditación ¿Qué me dice el texto?
· ¿Qué es lo que me llama más la atención de Jesús durante toda su vida?
· Así como hizo Jesús que se mudó a un lugar para estar accesible y salir al encuentro de los necesitados ¿me identifico con esta actitud de abrirme y dar paso al encuentro de las realidades a veces no tan agradables y excluyentes de los que me rodean?
· ¿Cuál es mi modo de proceder? ¿Quiénes son los que se acercan a mí? ¿Identifico a aquellos que esperan una voz de aliento? Son los oprimidos por las nuevas esclavitudes del día a día: esclavos de la autoimagen, de las redes sociales, los que viven una realidad virtual con poco contacto con los cercanos, los que se dejan llevar por lo que dice el mundo.
· ¿Cómo puedo yo encontrarme con Jesús cada día y propiciar con mi experiencia de Dios el encuentro de otros con Dios? ¿Cuál es mi misión?
3. Oración ¿Qué le respondo al Señor a la luz de la Palabra que me ha iluminado?
Señor Jesús, amigo y hermano, gracias por tu Palabra que me sostiene y alimenta cada día. Que me indica el camino a seguir.
Dame la gracia para ser y hacer como tú quieres que sea y haga, como Tu, el Hijo amado del Padre, en quien se complace.
No permitas que rechace tu rostro, reflejado en los hombres que salen a mi encuentro, buscándote pero sin saber a dónde van.
4. Contemplación ¿Cómo lo interiorizo?
No en vano lo primero que dice el Señor para hacer su obra de sanación con el endemoniado fue una orden: “Cállate…”
Tu Jesús, me invitas acallarme, tranquilizarme, aquietarme, a encontrar la paz y el sosiego que solo proviene de Ti
Es tu llamada al silencio interior, al dejarte obrar en mi, sin resistencia y con amor.
5. Acción ¿A qué me comprometo?
· Identifico hoy en mi vida esa situación que está dando gritos y resistencia al Señor Jesús, que le impide obrar en mi y le repito con fe: “Señor Jesús, mis gritos son… te los presento, son tuyos. Ayúdame a calmar mi grito, tú me escuchas y quieres curarme, aquí estoy”.
· En mi alrededor identificaré a esa persona excluida que sale a mi encuentro y la escucharé y trataré como Jesús lo hubiera hecho.
· Hoy la Iglesia celebra la memoria de la Santa Madre Teresa de Calcuta, canonizada el año pasado, en el marco del año jubilar de la Misericordia. Imitando su vida y su evangelio de los cinco dedos: “A mí me lo hicisteis”, le pido la gracia para perseverar en la fe y la caridad con los que sufren.
