Lectio Divina
Miércoles 23 Abril de 2025
Miércoles I Semana de Pascua
Ramón Emilio Jiménez de Rep. Dominicana 🇩🇴 y CR
0. Invocación al Espíritu Santo
Recemos como el salmista: envía Señor tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra. Renueva Espíritu Santo nuestras fuerzas con la presencia del resucitado, envía tu unción desde cielo, que venga a abrir los sepulcros de la cultura de la muerte, la ignorancia, la indiferencia. Ayúdanos, Espíritu Santo a resucitar con nuevas ideas de evangelización para que Cristo Jesús sea más conocido a través de su palabra.
Amén.
1. Evangelio según San Lucas 24, 13-35
13 Ese mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban a una aldea llamada Emaús, que está a unos diez kilómetros de Jerusalén. 14 Hablaban de todo lo que había sucedido. 15 Mientras hablaban y discutían, Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos, 16 pero los ojos de ellos estaban velados de manera que no lo podían reconocer. 17 Entonces Jesús les preguntó: “¿De qué están hablando entre ustedes mientras caminan y por qué están tristes?”
18 Uno de ellos, llamado Cleofás, dijo: “¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabe lo que sucedió allí en estos últimos días?”
19 Entonces Él les preguntó: “¿Qué cosas?”
Ellos respondieron:
“Lo que le pasó a Jesús, el nazareno, quien era un profeta, poderoso en obra y palabra delante de Dios y de toda la gente. 20 Los principales sacerdotes y nuestros líderes lo entregaron para que lo sentenciaran a muerte y lo crucificaron. 21 Sin embargo, nosotros esperábamos que fuera Él quien libraría al pueblo de Israel. Pero han pasado tres días desde que sucedió todo esto. 22 Algunas mujeres de nuestro grupo nos dejaron asombrados, ya que fueron a la tumba al amanecer 23 y no encontraron su cuerpo; entonces regresaron diciendo que vieron a ángeles quienes les dijeron que Él está vivo. 24 Algunos de nuestros compañeros fueron a la tumba y vieron que lo que dijeron las mujeres realmente sucedió, pero no vieron a Jesús”.
25 Entonces Jesús les dijo: “¡Tontos y lentos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! 26 Porque era necesario que el Mesías sufriera y así recibiera toda la gloria de Dios”.
27 Y comenzó a explicar todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de Él, comenzando con los libros de Moisés y los escritos de todos los Profetas.
28 Cuando se acercaron al pueblo al que iban, Jesús hizo como si fuera más lejos, 29 pero ellos lo invitaron a quedarse, diciendo: “Quédate con nosotros porque es tarde y se acerca la noche”.
Entonces Jesús entró para estar con ellos. 30 Sucedió que estando sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se los dio. 31 Entonces se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús, pero Él desapareció de su vista. 32 En ese momento ellos se decían el uno al otro: “¿No parecía que nuestros corazones ardían dentro de nuestro pecho cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”
33 Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron a los once apóstoles reunidos y a los que estaban con ellos 34 quienes decían: “Verdaderamente, el Señor ha resucitado y ha aparecido a Simón”.
35 Entonces los dos contaron lo que había sucedido en el camino y cómo reconocieron al Señor cuando partió el pan.
¿Qué dice el texto?
El relato de las apariciones del resucitado durante la octava de Pascua, nos trae hoy al pasaje bíblico d ellos discípulos de Emaús, un texto cargado de simbolismo y una gran catequesis desde los procesos de conversión hasta una mirada histórica de la salvación atravesando la explicación de el mismo Jesús desde moisés y todas las escrituras, mientras acompañaban a los caminantes hacia el pueblo de Emaús, que iban llenos de tristeza tras la muerte del maestro en la cruz del calvario.
Este texto presenta dos discípulos que se alejaban de Jerusalén el primer día de la semana, tras los acontecimientos ocurridos el viernes anterior en el monte calvario.
Jesús se le hizo el encontradizo y les cuestionaba sobre que iban conversando por el camino. Ellos no se dieron cuenta de quien era el que caminaba a su lado, aunque hubo signos, que luego iban a comentar entre ellos, por ejemplo, como les ardía el corazón mientras Jesús les explicaba las escrituras. El punto culmen de este relato es que Jesús, al llegar los discípulos al destino, El hizo como si se despidiera, ellos le invitaron a quedarse pues, había llegado la noche, en ese momento, al partir el pan, fue que pudieron reconocerlo.
Nos hacemos unas preguntas para reconstruir el texto:
¿Desde donde salieron los discípulos y hacia donde se dirigían?
¿De que iban hablando por el camino? ¿Cuál fue la pregunta de Jesús hacia ellos y cuál fue la respuesta?
¿En qué consistió el reproche de Jesús en base a la respuesta de los discípulos?
¿Qué paso cuando llegaron a Emaús?
¿Cuál fue la acción de Jesús que hizo que los discípulos lo reconocieran?
¿Qué actitud tomaron los discípulos al reconocer a Jesús?
2. Meditación, ¿Qué me dice el texto?
El encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, es un texto muy conocido y ampliamente explicado, yo propongo la meditación con la frase y reconocieron a Jesús. Conocer, viene de la identidad, intimidad y cercanía con el maestro. Caminaban, comían, vivían junto a Él. Pero la tristeza, la desidia y la amargura impedían que lo pudieran reconocer, ósea volver a cobrar la fuerza viva, la confianza y el gozo de sentirse cerca al maestro. El misterio eucarístico les dio nueva visión y misión al poder reconocer a Jesús. Visión, porque ya no ven la muerte como una derrota y misión, porque ahora ya no escapan de la comunidad de luto, sino que vuelven con la buenas nuevas de la resurrección.
¿Como nos comportamos cuanto vienen las pruebas y dificultades?
¿Si decimos que conocemos a Jesús, podemos reconocerlo en el camino de la vida?
¿Al escuchar la palabra de Dios, nos arde el corazón?
¿Cuál es nuestra experiencia al participar de la eucaristía?
3. Oración, ¿Qué le respondo a Dios?
Queremos que te quedes Señor junto a nosotros, que nos hables sin reparos en el camino, que nos alimentes con tu cuerpo y tu sangre, queremos con la fuerza que nos da la resurrección, poder reconocerte en el que camine a nuestro lado, y sin miedo invitarlos a seguirte Jesús nazareno y resucitado, vencedor de la muerte. Gracias por tu resurrección, yo creo en que la muerte no tiene la última palabra. Haznos creer tanto en este regalo de tu resurrección que, aunque vengan las pruebas y dificultades, podemos estar siempre con el corazón lleno de ti.
Amen.
4. Contemplación, ¿Cómo interiorizo la Palabra del Señor?
Entonces los dos contaron lo que había sucedido en el camino y cómo reconocieron al Señor cuando partió el pan.
Queremos siempre reconocerte en el pan compartido.
5. Acción, ¿Cómo lo pongo en práctica?
Salir de la eucaristía con la actitud y el deseo de encontrarnos con Jesús en las calles, en la casa y en especial con el más olvidado y necesitado.