Lectio Divina
Por Karen Ureña de República Dominicana ✍
O. Invocación al Espíritu Santo
Espíritu Santo Consolador, ven con tu fuerza y con tu poder, que sin herir ni violentar, ofreces en la conciencia el susurro de lo que es bueno y mejor, para bien de cada persona y de la comunidad humana.
Ven, sobre todo, a lo más íntimo de nuestro ser, donde se experimenta la turbación, el sinsentido, la desesperanza, la tristeza, el desánimo, el dolor y las lágrimas secretas. ¡Son tantos los que lloran sin que los mire nadie! ¡Son tantos los heridos de la vida que se creen incurables! ¡Son tantos los que piensan que no tiene remedio su dolencia!
Amén
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 22-35
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»
Palabra del Señor.
1. Lectura
¿Qué dice el texto?
El recién nacido Jesús es reconocido por el anciano Simeón como la luz de las gentes. Es una luz que brilla en las tinieblas, capaz de encender los corazones e iluminar el camino de aquel que quiere guiarse bien en la vida. El breve canto que proclama al conocer al niño, luz de las naciones, celebra el amor de Dios, siempre fiel, siempre promesa cumplida, y viene a decirnos que necesita esta luz nueva porque espera y ama a Dios, el dador de la vida. Este niño viene para salvarnos y su presencia entre nosotros en el templo es la luz encendida para dar vida y alumbrar a todos sin excepción.
Jesús no se presenta con poder, sino como un niño en brazos de su madre. Viene como una luz para todos los que están en la oscuridad. Señor, que tu Santo Espíritu descanse hoy en mí. Como Simeón, que pueda reconocer que has venido en la forma de un niño vulnerable.
2. Meditación
¿Qué me dice el texto?
°¿Soy una persona integra y compasiva que me dejo guiar por el Espíritu Santo como lo hizo Simeón?
°¿Cómo soy testigo del amor de Dios en esta maravillosa Navidad en medio del dolor que están atravesando el alma de nuestros hermanos?
°¿Demuestro empatía hacia quiénes sufren?
3. Oración
¿Qué le digo al Señor?
Niño Jesús, niño benévolo de mi vida, te aprecio y glorifico, hoy vengo ante ti, para darte las gracias por tantas cosas maravillas que nos das cada día, eres la luz que alumbra a todas las naciones, libera a todas de cualquier confusión y ataduras. Hazlo libres para dejar entrar tu amor verdadero y eterno. Que tu nombre sea alabado entre nosotros y eternamente.
Amén.
4. Contemplación
¿Qué me resuena del texto?
«Porque mis ojos han visto a tu Salvador, luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».
(3 veces)
5. Acción
¿A qué me compromete el texto?
Revisar mi actitud ante el Señor y bendecir el amor que nos brinda todos los días, procurar tener un corazón que alabe y adore a Jesús siempre.