Lectio Divina
Por Dayan Hernández de Nicaragua ✍🏻🇳🇮
Invocación al Espíritu Santo🕊
Ven Espíritu Santo, ven y llena los corazones de tus fieles, ven y limpia, purifica y derrama tus dones santos, derrama tu fuego de amor y paz y danos tu gracia.
Amén.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 35-43 📖
En aquel tiempo, cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado a un lado del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello, y le explicaron que era Jesús el nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó a gritar: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” Los que iban adelante lo regañaban para que se callara, pero él se puso a gritar más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”
Entonces Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?” Él le contestó: “Señor, que vea”. Jesús le dijo: “Recobra la vista; tu fe te ha curado”.
Enseguida el ciego recobró la vista y lo siguió, bendiciendo a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
Palabra del Señor.
Meditación
¿Cuántas veces le hemos pedido misericordia a Jesús, hemos llamado a Jesús en momentos de angustia y tribulación? Sin embargo, cuando Jesús nos pregunta: “¿Qué quieres que haga por tí?». No sabemos como contestarle. Más allá de la fe que tenía este hombre ciego por haber escuchado de Jesús, también estaba claro de lo que quería sanar en su vida, por eso el ciego le contestó: “Señor, que vea”. Este hombre que estaba ciego, no solo se sanó, sino que decidió seguir a Jesús por todos lados, bendiciéndolo y alabando el nombre de Dios.
Oración
Señor Jesús, habiéndo recobrado la vista a este hombre ciego, te pido que me ayudes a quitar todas mis cegueras espirituales, para que al igual que este hombre que estaba al lado del camino, y simplemente escuchó de ti, creyó y alcanzó la sanación, yo también pueda alcanzar las gracias que Tú me quieras dar.
Amén
Contemplación
«¿Qué quieres que haga por ti?”
Acción
Me comprometo a orar con más fervor y fe, así como aquel hombre ciego, que llamó con insistencia hasta que pudo alcanzar la gracia que necesitaba, de igual manera también me comprometo a servir con más amor y entrega a Dios como una ofrenda agradable para Él.