Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 18, 35-43

Lectio Divina por José Eduardo Ramírez Erazo de Guatemala

Buenos días hermanos Cristonautas. Pongámonos en actitud de oración.

Oremos
Padre bueno y misericordioso que le diste la vida al ciego, envía tu Santo Espíritu para que podamos ver desde el corazón tu amor y tu misericordia. Amén.

Lectura del Santo Evangelio según san Lucas 18,35-43.

Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía.
Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret.
El ciego se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!».
Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».
Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó:
«¿Qué quieres que haga por ti?». «Señor, que yo vea otra vez».
Y Jesús le dijo: «Recupera la vista, tu fe te ha salvado».
En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.

Palabra del Señor.

Releamos el texto:

Jericó es un punto de paso importante. Muchas personas pasaban por allí. A pesar de ello, el ciego distingue que algo diferente pasa por allí.
El grita. Lo tratan de callar pero él sigue gritando. A pesar de desconocer a Jesús, sabe quién es él.
Jesús le recupera la vista, pero también le alaba la fe que lo llevó frente a Él.

Meditemos:
Y yo ¿qué grito en mi corazón?
¿Qué le pido al Señor?
¿Verá en mi corazón el Señor mi fe o un corazón lleno de bulla que me aleja de Él?
Ante las múltiples manifestaciones del amor de Dios en mi vida ¿me quedo en el camino o sigo a Jesús glorificándolo.
Por último ¿soy testimonio de la manifestación del amor y poder de Dios para con mis hermanos?

Oremos:
Señor,
Abre mi corazón y enciende en él la fe de este ciego.
Abre mi corazón y que mi boca te pida que pueda ver, especialmente en mi ceguera espiritual.
Abre mi corazón y que pueda ser un verdadero seguidor tuyo y un verdadero adorador.
Abre mi corazón y que pueda ser testimonio de tu amor en mi vida. Amén.

Contemplemos a Cristo en la Palabra del Señor:

Remitámonos en todo momento, principalmente en la incertidumbre:

«Señor, que vea, que te vea»

Actuemos:

Siguiendo el texto revisemos en nuestra vida lo que debe cambiar:

Eliminemos los ruidos que me quieren alejar de Jesús.

Eliminemos de nuestra vida aquello que no permite a mis hermanos ver a Jesús.

Pasen hermanos un feliz día y que el Señor de Esquipulas los bendiga abundantemente. Un abrazo.

Acerca de José Eduardo Ramírez Erazo

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