EJERCICIO DE LECTIO DIVINA
DEL 13 DE NOVIEMBRE DE 2024
Miércoles XXXII Semana Tiempo Ordinario
Osmarilys Sulbaran de Venezuela ✍🏻🇻🇪
INVOCACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO
Espíritu divino, ven a mi alma. Poséela y elévala en alabanza al Padre. Dios mío, creador mío, redentor mío, te alabo, te bendigo, te doy gracias. Solo tú eres Santo, solo tú eres digno de toda alabanza. Te doy gracias por mi vida, por mis alegrías, por mis tristezas. Todo te lo debo a ti y todo es para ti. Te alabo con mis manos, con mi voz y con mi vida. Solo a ti quiero adorarte, bendecirte, alabarte. Que mi vida sea una alabanza agradable en tu presencia. Que el perfume de mi alabanza llene tu Iglesia y la embellezca. Esto es lo más grande que te puedo dar. Acéptalo Señor.
Amén
Evangelio según San Lucas 17, 11-19
11 Jesús continuó yendo a Jerusalén y pasó entre las regiones de Samaria y Galilea. 12 Cuando estaba entrando en una aldea, diez leprosos fueron a su encuentro, se detuvieron desde lejos 13 y gritaron: “Jesús, Maestro, ¡ten misericordia de nosotros!”
14 Jesús, viéndolos, les dijo: “Vayan y preséntense a los sacerdotes”. Sucedió que mientras iban por el camino, fueron sanados. 15 Entonces uno de ellos vio que había sido sanado, volvió alabando a Dios en voz alta. 16 Se postró sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias. Este hombre era un samaritano. 17 Jesús le dijo: “¿No eran diez los que fueron sanados? ¿Dónde están los otros nueve? 18 ¿Por qué solo este extranjero volvió para dar gloria a Dios?” 19 Y Jesús le dijo: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”.
Meditación
Evangelio de San Lucas relata lo ocurrido cuando Jesús iba atravesando los confines entre Samalia y Galilea, rumbo a Jerusalén y se le acercan diez leprosos. Los Leprosos en aquel tiempo, eran considerados personas pecadora y repulsivas siendo obligados a cumplir las más estrictas regulaciones, como por ejemplo vestir harapos sucios y proclamar con gritos su impureza a su paso. También los que padecían la lepra eran excluidos, marginados y rechazados por la sociedad, por lo que debían vivir fuera de las comunidades, teniendo prohibido acercarse a las personas sanas. Además, sí una persona sana tocaba a un leproso inmediatamente se consideraba impura, rompiendo su comunión con Dios.
Los Leprosos se detienen en la distancia y le gritan “Jesús, Maestro, ¡ten misericordia de nosotros!”. Con esta suplica imploraban al Señor ser sanados, purificados de sus pecados. Jesús responde: “Vayan y preséntense a los sacerdotes”. Ellos creen en la palabra del Señor, y se dirigen a ver a los sacerdotes a pesar de estar aún enfermos y en el camino ocurre la sanación, quedando libres de toda enfermedad. Sin embargo, a verse sanados, solo uno de ellos, el samaritano, el marginado entre los marginados, es el que se devuelve y postra ante Jesús reconociéndolo como Dios y le da las gracias. A lo que el Señor le dice: “¿No eran diez los que fueron sanados? ¿Dónde están los otros nueve? Y el Señor le responde con una expresión de amor: “Levántate tu fe te ha salvado”. Restituyéndole la dignidad que la enfermedad y sociedad le había quitado.
Y he allí la diferente en ser sanado y ser salvado, porque solo él Samaritano fue capaz de dar una la respuesta que muestra que no solo su cuerpo había sido sanado, sino que su corazón había reconocido al Señor siendo transformado.
¿Quiénes son los marginados y excluidos en nuestro tiempo? ¿Cómo te relacionas con ellos desde la fe?
¿Alguna vez te has sentido como los leprosos, excluido y marginado?
¿Qué busca la sanación del cuerpo o realmente la salvación eterna?
ORACIÓN
Con estas ideas contéstale a Dios en Oración:
Señor limpia nuestros corazones para ser capaces de reconocer y agradecer tu presencia en nuestras vidas.
CONTEMPLACIÓN:
Quédate con una idea especial (Contemplación) dale vueltas a esa idea.
“Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”.
ACCIÓN: COMPROMISO
Proponte una meta para creerle a Dios y demostrar tu cambio
Liberarme de los prejuicios que me impiden mirar con caridad al prójimo.