Lectio Divina por Osmarilys Sulbarán de Venezuela
0. Invocación al Espíritu Santo
Señor nuestra vida proviene de tus manos, es un prodigio de tu amor. Envía tu Espíritu Santo para que nos ilumine con la fuerza infinita de tu sabiduría y abra nuestros oídos para que al escuchar tu voz en el Evangelio, tengamos un corazón agradecido.
Amén.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17,11-19
11 Jesús continuó yendo a Jerusalén y paso entre las regiones de Samaria y Galilea. 12 Cuando estaba entrando en una aldea, diez leprosos fueron a su encuentro, se detuvieron desde lejos 13 y gritaron: “Jesús, Maestro, ¡ten misericordia de nosotros!”
14 Jesús, viéndolos, les dijo: “Vayan y preséntense a los sacerdotes”. Sucedió que mientras iban por el camino fueron sanados. 15 Entonces uno de ellos vio que había sido sanado, volvió alabando a Dios en voz alta. 16 Se postró sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias. Este hombre era un samaritano. 17 Jesús le dijo: “¿No eran diez los que fueron sanados? ¿Dónde están los otros nueve? 18 ¿Por qué solo este extranjero volvió para dar gloria a Dios?” 19 Y Jesús le dijo: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”.
Palabra del Señor.
1. Lectura, ¿Qué dice el texto?
En este Evangelio Jesús viaja en dirección a Jerusalén, lugar donde seria crucificado. En el trayecto entre Samaria y Galilea, coincide con 10 leprosos, los cuales le piden a gritos. “¡Jesús Maestro, ten misericordia de nosotros!”
En aquellos tiempos el leproso era considerado una persona impura, por lo que era excluida, marginada y despreciada. Se creía que si un leproso tocaba a otra persona la hacia impura, ocasionándole un impedimento para acercarse a Dios. Por lo tanto, sanarse para un leproso significaba el encuentro y acogida de Dios. A través de los gritos los leprosos manifestaron su fe en que Jesús podía sanarlos y en consecuencia purificarlos.
Jesús no tarda en responder a los leprosos y sin demoras les dice: “Vayan a presentarse a los sacerdotes”. Y en esta respuesta les pide un acto de fe y esperanza, pues cuando iban en camino a ver al sacerdote quien era el encargado de verificar si habían sanado, sus cuerpos aún estaban cubiertos de lepra. Ellos confían en Jesús y en el trayecto sus cuerpos se purifican. Uno de ellos el Samaritano al ver el milagro que Jesús obró en él, se devuelve alabando a Dios, postra su rostro en la tierra y agradece a Jesús.
A lo que Jesús responde:
¿No eran 10 los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros 9? ¿Solo este extranjero ha vuelto para alabar a Dios?
Con estas interrogantes Jesús nos invita a profundizar en nuestra espiritualidad de acción de gracias. Fue el samaritano quien se ha dejado sorprender por la respuesta de la acción de Dios, reconoce la gracia recibida y expresa su gratitud al bien con alabanzas.
Y Jesús le dice: Levántate y vete. Tu fe te ha sanado. En estas últimas palabras Jesús nos permite ver que la salvación, no solo es física, sino que es el resultado del encuentro con Dios.
2. Meditación, ¿Qué nos dice Dios en el texto?
• ¿Posees un corazón agradecido capaz de reconocer la acción de Dios en tu vida?
• ¿Cómo expresas tu agradecimiento?
3. Oración, ¿Qué le decimos a Dios?
Con estas ideas contéstale a Dios en Oración:
Señor abre mis ojos y mi corazón para poder ser capaz de agradecer las gracias y los dones que he recibidos de tus manos.
4. Contemplación: ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?
Quédate con una idea especial (Contemplación) dale vueltas a esa idea.
«Se postro sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias.»
5. Acción. ¿A qué me comprometo con Dios?
Proponte una meta para creerle a Dios y demostrar tu cambio.
Compromete a agradecer el amor y misericordia de Dios en todo momento y en todo lugar.